MIAMI.- El transcurso de los años, si bien no ha sido una garantía de justicia, al menos ha permitido a familiares de las víctimas del régimen cubano, ir sumando algunas pequeñas victorias a medida que la información sale a la luz.
Hechos como el arresto de Manuel Rocha, exdiplomático estadounidense acusado formalmente de fungir como agente secreto para el gobierno comunista de Cuba durante décadas, podrían interpretarse como asomos de justicia
MIAMI.- El transcurso de los años, si bien no ha sido una garantía de justicia, al menos ha permitido a familiares de las víctimas del régimen cubano, ir sumando algunas pequeñas victorias a medida que la información sale a la luz.
Es, desde el punto de vista de Miriam y Mario de la Peña, padres de Mario Manuel de la Peña, uno de los Hermanos al Rescate asesinado en el aire el 24 de febrero de 1996 por órdenes del mando militar de La Habana, lo que han experimentado en estos 28 años de impunidad, tras el crimen.
Justicia, creen y han dicho a DIARIO LAS AMÉRICAS, es que los asesinos cumplan sentencias. “De Raúl Castro hacia abajo. El general que dio la orden ese día, Rubén Martínez Puente, ya falleció sin haber cumplido condena, aunque tenía una orden para ser juzgado en EEUU. Los dos pilotos, los hermanos Pérez-Pérez, también tienen orden para ser encausados aquí, son fugitivos de la ley estadounidense. Justicia sería que fueran a prisión, que pagaran por ese crimen y por muchos más; si pagan por este estarían pagando por otros también”.
Sin embargo, a la par de estas circunstancias, hechos como el arresto de Manuel Rocha, exdiplomático estadounidense acusado formalmente de fungir como agente secreto para el gobierno comunista de Cuba durante décadas, podrían interpretarse como asomos de justicia.
En una reunión encubierta del FBI, Rocha mencionó el derribo por parte de Cuba de dos aviones desarmados que fueron enviados por el grupo de exiliados Hermanos al Rescate, con sede en Miami, en el que murieron cuatro opositores al gobierno de Castro en 1996.
Si bien “no hay ningún indicio en la denuncia de que Rocha ayudó a los cubanos en el operativo militar, un punto álgido en más de medio siglo de enfrentamientos” entre el régimen comunista de la isla y el exilio en Miami, el exdiplomático fungía en aquella época como funcionario político de alto rango de la Sección de Intereses Especiales de Estados Unidos en La Habana.
Los fiscales estadounidenses valoraron que [la de Rocha] es una de las traiciones más descaradas y prolongadas en la historia del servicio exterior de Estados Unidos. “Esta acción expone una de las infiltraciones de mayor alcance y más duraderas en el gobierno de Estados Unidos por parte de un agente extranjero”, dijo el secretario de Justicia, Merrick Garland, en un comunicado. “Traicionar esa confianza prometiendo falsamente lealtad a Estados Unidos mientras se sirve a una potencia extranjera es un delito que será castigado con toda la fuerza del Departamento de Justicia”.
Los padres de Mario Manuel de la Peña esperan que así sea, en tanto, señala Miriam, “Rocha estuvo viviendo entre las víctimas”.
“Nuestra postura es siempre estar a la vera, a la defensiva, el régimen no ha cesado nunca de plantar espías, aprovechando que EEUU es una nación abierta, democrática, libre, con facilidades para que se infiltren agentes. Ha sucedido durante todas las décadas”, enfatizó Mario de la Peña. “Desde los '60 el FBI descubrió una red de espías cubanos con intención de poner bombas. La actividad de espionaje no cesará mientras el régimen esté ahí. Es un régimen que se mantiene por 63 años mientras que los gobiernos estadounidenses se alternan cada periodo”.
Por su parte, Miriam acentuó que “es una pena que se presten a servirle al gobierno cubano”, tanto Rocha, nacido en Colombia y crecido en Nueva York, como la estadounidense Ana Belén Montes, otra espía de La Habana, cuyo marco de actuación incluye responsabilidad por la muerte de personas inocentes.
Armando Alejandre, 45 años; Carlos Costa, 29 años; Pablo Morales, 29 años y Mario Manuel, de 24, son algunos de ellos.
Han pasado 28 años pero, explican las familias, siguen honrándolos y recordándoles, sin dejar de pedir justicia, como el primer día. El dolor no ha cambiado, en parte porque no ha habido una verdadera justicia, han dicho a DIARIO LAS AMÉRICAS.
Este año, el homenaje incluye la tradicional vigilia silente (este viernes 23 de febrero) en la fuente del Graham Center, de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) en recordación de los suyos, abatidos, según la Organización de la Aviación Civil Internacional, en sus respectivas avionetas, a las 15:21 y las 15:27 horas, en espacio aéreo internacional.
Los misiles disparados por el MIG-29 al servicio del régimen cubano las desintegraron, causando la muerte instantánea de los pilotos.
“Mario Manuel tenía 24 años cuando el gobierno de Cuba lo asesinó en el aire sin previo aviso, que es lo que el régimen distorsionó. Él volaba como parte de Hermanos al Rescate porque su sueño e ideal era ser piloto comercial y desde que era un niño se empeñó en ello”, contó la madre de la víctima en entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS.
“Entonces, ya él había estudiado, le faltaban solo tres meses para graduarse y la universidad nos dio su título postmortem. Había completado unas cien misiones con Hermanos al Rescate porque su sueño era volar, pero también se enamoró de salvar vidas que, de lo contrario, podrían perderse en el mar”.
Como parte de los homenajes de este 24 de febrero de 2024 a las víctimas, las familias prevén reunirse durante la misa de las 7.00 pm en la iglesia de Santa Ágatha (1111 SW 107 Ave) en el área de Westchester, para compartir la palabra del día.