LA HABANA.- Un reporte de la prensa oficial dijo en enero de 2020 que existen más de un centenar de comunidades de tránsito solo en La Habana. Pero estas comunidades llamadas "de tránsito" terminan convirtiéndose en el lugar de residencia por muchos años de quienes son trasladados allí. Ese es el caso de los albergados en el Vedado, ubicado en las calles 11 y 24 de la capital cubana.
Heriberto cuenta que llegó al Vedado cuando tenía solo 4 años. Antes, vivía con su familia cerca del malecón, a solo una cuadra. El salitre ocasionó que el inmueble se fuera deteriorando hasta que una parte se derrumbó. Fue cuando los enviaron al Vedado. El tiempo que se suponía que iban a permanecer en el albergue era de un año. Sin embargo, ya llevan 24 años.
Heriberto expresa que la vida en el albergue "en cierta forma es vivir, o sobrevivir". "Mucha gente entra, mira, no es que uno se haya acostumbrado a ver, es que no hay otra opción, y aquí estamos sobreviviendo", dijo a martinoticias.com. El hombre se expresa con tristeza, pero al mismo tiempo espera algún día "poder ofrecerle a mis niños, para que no vivan lo que he vivido yo".
En un exhorto a las autoridades del régimen, pide que "realmente tomaran cartas en el asunto. No de palabra, que realmente cumplieran la palabra, que realmente hicieran lo que tienen que hacer, que lleven a cabo el supuesto proyecto que tienen para que cada cual tenga una vivienda digna".
Enorme déficit
En 2018, el régimen creó la política de vivienda y aseguró que tenía por objetivo solucionar de manera integral el déficit que actualmente es de 856.500 viviendas, según un informe cifras oficiales. Sin embargo, en 2023 fueron construidas apenas 6.065 viviendas. Además, solo se completaron el 53% de las viviendas destinadas a madres con tres o más hijos -1.192 de las 2.257 que fueron planificadas-.
El caso de Rigoberto es similar. Ya lleva 10 años en Vedado. Dice que ante la solicitud de vivienda que han planteado a las autoridades competentes, la respuesta es que "las viviendas se van a hacer, que los proyectos están", pero afirma que "no se trabaja y si no se trabaja, esos proyectos no avanzan".
Rigoberto describe que las condiciones en las que vive con su familia en el albergue son "pésimas". "Entra la gente, se orina allá abajo... por lo menos ahora, en estos momentos, yo tengo estos dos cuartos, pero cuando empecé aquí nada más tenía este cuartico, porque aquí los niños juegan en este pedacito, el gas todo aquí adentro y no hay condiciones".
Rigoberto no es optimista, no tiene muchas esperanzas de que pueda tener la solución que espera pronto.
"El tema de la casa yo lo veo un poco difícil, allá arriba están construyendo las casas de los vecinos, que no me toca todavía, pero son las casas de los vecinos, cuyas casas llevan alrededor de tres años en construcción, y usted puede ir hasta allí y observar hoy y dentro de un año va y están en el mismo nivel porque no se trabaja. Sencillamente los materiales que llevan se desvían para otro lado", indicó.
Carmen Amanda vive también en el albergue de Vedado 11 y 24. Su familia lleva ya 23 años allí. "Mi mamá vivía entre 3era y 5ta. Donde ellos vivían era un solar que estaba en malas condiciones y se derrumbó. Entonces los trajeron para acá. De hecho, cuando los trajeron aún era posada, todavía había personas dentro, y los trajeron para acá por seis meses... ya llevamos 23 años viviendo aquí".
La joven dijo que "lo último que nos enteramos es que los albergues ya se quedaron como solución definitiva".
FUENTE: REDACCIÓN / Con información de martinoticias.com