En Argentina, la canciller Diana Mondino denunció en fecha reciente que en su país hay grupos de "infiltrados" cubanos y venezolanos especialistas en desestabilizar gobiernos y que buscan afectar el de Javier Milei. Y “algunos parecen periodistas”, dijo. En 2019, una situación similar ocurrió en Chile, Ecuador, Bolivia y se intentó también en Colombia.
“El espionaje cubano lleva años, pero no se le ha querido dar la importancia que tiene. Hay varios grupos de agitadores que operan en forma similar en América Latina, pero solo ahora los países se están dando cuenta de eso; hicieron un mal trabajo documentándolo a destiempo debido a intereses políticos, sandeces, o por no darse cuenta del peligro que corren sus sociedades”, advirtió la investigadora del tema, María Werlau.
Werlau, directora ejecutiva de Archivo Cuba, ONG a través de la cual realizó una exhaustiva investigación sobre espionaje, afirmó que Rocha, quien enfrenta cargos de conspiración para actuar como agente de un gobierno extranjero, es el cuarto funcionario estadounidense que evidencia que existen agentes de espionaje cubano en Washington, pese a lo que opinan incrédulos. Y sostiene que hay más que en otros países del mundo. “Rocha es apenas la punta del iceberg”, asegura.
“El principal blanco de inteligencia de Cuba ha sido siempre EEUU. Una barrendera en la embajada de EEUU en Japón es a veces más importante que un diplomático de cualquier otro país. Y es porque EEUU es el país que puede hacer algo por frenar a los cubanos”, señaló la investigadora que relanzará en abril su libro La Intervención de Cuba en Venezuela en el que describe las tácticas del régimen para una ocupación asimétrica en ese país sudamericano.
Universidades y el espionaje
El trabajo de espionaje de Rocha en EEUU habría quedado comprobado con las propias afirmaciones que hizo durante meses a un agente encubierto del FBI, quien se hizo pasar por miembro de la Dirección de Inteligencia (DI) del régimen cubano. Sus conversaciones, en las que alardeaba de su función de espía para Cuba y que fueron grabadas, permitieron su arresto en 2023, en Miami.
El 12 de abril próximo, el exdiplomático deberá comparecer ante el juzgado para declarar cómo, cuándo y para qué fue reclutado.
Pero su historia consta en documentos judiciales. A Rocha, ya graduado en EEUU, lo reclutaron cubanos en Chile entre junio y septiembre 1973, poco antes de ocurrir el golpe de Estado contra el izquierdista Salvador Allende. “Es probable que lo agentes cubanos, que ya debían haberlo estudiado, lo invitaron a ese país a un congreso estudiantil y allí terminan de reclutarlo”, especuló Werlau, ante la poca información suministrada sobre Rocha.
“Este tipo de espionaje comienza con estudiantes en universidades, siguiendo los patrones de la KGB” [aparato de inteligencia de la extinta Unión Soviética], afirmó la experta, quien dice que hay otros métodos menos rentables, como el chantaje.
“Cuba se dio cuenta de que reclutar a un estudiante en una universidad y proyectarlo para que se inserte en un gobierno era una inversión que daba muchos más frutos por años; y lo vemos en EEUU con Rocha, entre otros espías: lo proyectaron para ingresar al gobierno americano y alcanzar altos cargos. Todos venían de buenas universidades”.
Y prosigue: “Ha pasado con jóvenes cubano-americanos que vienen de familias cubanas que han sufrido el comunismo. Estos van a las universidades americanas y es lo que absorben”, dijo al comentar el "ambiente progresista" de las universidades que muestran sobre Cuba "la visión romántica".
Rocha, perfil de un espía
Rocha, quien desempeñó cargos diplomáticos durante dos décadas como embajador en funciones en Bolivia, Argentina y la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, supo hacer buenos amigos durante su carrera con su estilo jovial y aristocrático, según recuerda el coronel (retirado) del Ejército de EEUU , Emilio González, uno de sus cercanos excompañeros.
“A Rocha lo conocí en 1989 cuando los dos prestábamos servicios diplomáticos en la embajada americana en México hasta 1991. Él era consejero político y yo era Agregado de Defensa adjunto, describe González. Después de que nos jubilamos siempre mantuvimos el contacto”, relató el exmilitar, quien también fue director de Asuntos Hemisféricos en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, durante la administración de George W. Bush.
González describió que Rocha se comportaba como un “conservador radical, muy inteligente, súper preparado, de hablar pausado; siempre vestía con los mejores trajes y tenía los mejores coches, como si el dinero le goteaba de arriba. Y parecía un lord inglés”.
El exembajador, por la naturaleza de sus cargos, tuvo acceso a información de Inteligencia de todo lo que pasaba en América Latina durante cinco años. “Lo que no se sabe es qué es lo que él reportó a Cuba”, refirió.
Afirmó que Rocha “nunca levantó sospechas”, y por eso su arresto impactó tanto.
“No sorprende esto de los servicios de Inteligencia de Cuba, pero sí nos sorprendió a todos que fuese Víctor Manuel Rocha su agente, no solo a mi sino también a toda la gran cantidad de amigos personales que compartimos, todos hablamos hoy del gran fraude que ha cometido en contra de su país, de su familia, colegas y amistades. Ha sido un fraude”.
Espionaje sin contención
No es fácil detectar a un agente cubano en EEUU, un país de libertades donde es aún más intrincado acusar de espionaje. “En el Departamento de Estado, por ejemplo, no usan polígrafos”, refirió González.
En las universidades se aprecia normal que académicos apoyen abiertamente a Cuba y no hablen de derechos humanos sino del bloqueo.
Pero el principal problema, quizá, es que no existe fuerte contención en EEUU. El FBI, agencia encargada de hacer contrainteligencia, no tiene recursos suficientes y todo depende de que los políticos consideren al tema Cuba como esencial. “Después del 11 de septiembre (atentado terrorista a las Torres Gemelas en EEUU) el avance de Cuba por Latinoamérica se abandonó”, aseguró Werlau, y agrega.
“Para que el FBI pueda acusar a un académico de espionaje, por ejemplo, primero tiene que poseer suficientes elementos para montar una investigación que, por lo demás, resulta costosísima en recursos humanos y dinero. También tiene que atrapar a la persona haciendo algo ilegal, pero no es ilegal que, por ejemplo, un académico se reúna a tomar un café con un diplomático que en realidad es un espía”.
Frente a esta limitación, a Cuba le resulta más fácil reclutar a más gente para espiar. “Hay distintas maneras. Ellos tienen agentes indicadores reclutados cuya función solamente es indicar si un profesor o un estudiante es el indicado y lo empiezan a trabajar. Por ejemplo, el estudio de Rocha debió haberles llevado varios meses, mínimo”.
Por si fuese poco, agregó Werlau, Cuba es único en tener un departamento de oficiales ilegales, policías secretas de la antigua URSS, que son escogidos desde muy jóvenes y entrenados para adoptar identidades de otras nacionalidades y colarlos a largo plazo en sociedades.
“En EEUU un nicaragüense, un salvadoreño, hondureño o argentino puede ser un ilegal que está sembrado en la sociedad y nadie se imagina que es un cubano haciendo trabajo de inteligencia. Cuba tiene cientos de esos”.
Frente a los espías, qué
Mientras, la presencia diplomática de Cuba y la eventual labor de espionaje en el mundo crece y parece excesiva para una isla “pobre y pequeña”, apuntó Werlau, para ese país, desde que tomó el poder Fidel Castro, en 1959, esa labor es una prioridad.
En julio de 2022 la misión de Cuba en Naciones Unidas tenía 42 diplomáticos acreditados y en la actualidad tiene 55. “Tiene 17 más y es un país que se cae a pedazos. Y ¿qué hacen? Trabajo de Inteligencia en gran parte dirigido a la academia. Y en momentos en que Cuba aumenta la represión interna y hay más razones para oponerse al régimen, más privilegios obtiene de organismos internacionales”.
Para Werlau, prevenir el espionaje cubano supone una sola opción: “Tendría que haber una vigilancia como en los países totalitarios para poder vigilar a Cuba, pero el régimen tiene unas redes tan establecidas en gobiernos de países que es casi imposible decir hoy quién es un espía cubano”.
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FUENTE: Entrevistas a María Werlau y a Emilio González. Con información de BBCMundo, Diario Las Américas