MIAMI.- Las historias de tres mujeres cubanas, que componen la trama del documental Mujeres que sueñan un país, estarán a disposicón del público de Miami el próximo jueves 8 de junio, día en que el Museo Americano de la Diáspora Cubana, abre sus puertas para el estreno de la cinta.
El director cinematográfico Fernando Fraguela es conocido por Sueños al pairo, la película que codirigió en Cuba junto a José Luis Aparicio sobre la ordalía sufrida por el cantautor Mike Porcel durante los días infaustos del éxodo del Mariel y llega a Miami con otra carta de presentación: el premio que mereció recientemente su documental El matadero en el importante Festival de Cine de Málaga.
La valiosa labor investigativa del joven y talentoso cineasta, como la de tantos otros, incomoda a la policía política, que por tantos años ha resguardado del público archivos sustanciales de la Historia de las últimas seis décadas. En ese contexto, es que cobra auge el cine documental cubano, que está siendo premiado en festivales alrededor del mundo. Así ha ocurrido con El Caso Padilla, de Pavel Giroud, que mereció el premio Platino en la categoría de mejor documental.
El documental Mujeres que sueñan un país coloca el foco ante tres mujeres jóvenes, inquisitivas, laboriosas, inquietas, de diversas procedencias sociales, que se afilian al activismo opositor de modo natural, como única manera de tener alguna influencia y voz en el desconcierto nacional.
Daniela Rojo es una madre de familia con vocación literaria; Katherine Bisquet escribe poesía y Anamely Ramos enseñó en el Instituto Superior de Arte, además de tener un hijo exiliado. Las tres, que han sufrido los duros embates de la represión castrista, narran actos poéticos frente a criminales sordos; relata hermandades de artistas ante comisarios y censores de la cultura.
Un análisis del columnista Alejandro Ríos, en CubaNet, argumenta que el documental de Fraguela y las voces de sus protagonistas manifiestan que en Cuba no habrá revoluciones de claveles ni de terciopelo y mucho menos una organización obrera de solidaridad. La violencia es consustancial al modus operandi de la dictadura cubana.
En medio de la indiferencia y el silencio cómplice de otros artistas y escritores cubanos con la posibilidad internacional de amplificar los reclamos de sus semejantes hundidos en la desesperanza, estas mujeres tratan de argumentar la impostergable necesidad de libertad, así como el consenso de un país donde todos tengan cabida y prosperidad. En medio de la indiferencia y el silencio cómplice de otros artistas y escritores cubanos con la posibilidad internacional de amplificar los reclamos de sus semejantes hundidos en la desesperanza, estas mujeres tratan de argumentar la impostergable necesidad de libertad, así como el consenso de un país donde todos tengan cabida y prosperidad.
En 2019, cuando comencé a acercarme y conocer los movimientos opositores en Cuba, una de las cosas que más me impresionó fue el protagonismo femenino. Desde las presas políticas de los primeros años de la dictadura hasta las Damas de Blanco, muchos nombres de mujeres han llenado páginas en nuestras luchas por la libertad. Los movimientos más recientes no se han quedado atrás y esta característica fue la que me motivó a contar esta historia desde el punto de vista femenino. Cómo las mujeres cubanas, las madres, enfrentan la represión, la cárcel y la Seguridad del Estado, aun sabiendo que el castigo para ellas puede ser peor que para los hombres. Aunque no solo me impresionó su valentía sino también su preparación e inteligencia en una sociedad extremadamente machista y patriarcal que además cuenta con el beneplácito de una dictadura que actúa de la misma manera. Mujeres que sueñan un país pretende ser un homenaje a estas mujeres luchadoras, que ponen su voz y su cuerpo en primera línea, cuando muchos hombres no han sido capaces. (Palabras del autor) En 2019, cuando comencé a acercarme y conocer los movimientos opositores en Cuba, una de las cosas que más me impresionó fue el protagonismo femenino. Desde las presas políticas de los primeros años de la dictadura hasta las Damas de Blanco, muchos nombres de mujeres han llenado páginas en nuestras luchas por la libertad. Los movimientos más recientes no se han quedado atrás y esta característica fue la que me motivó a contar esta historia desde el punto de vista femenino. Cómo las mujeres cubanas, las madres, enfrentan la represión, la cárcel y la Seguridad del Estado, aun sabiendo que el castigo para ellas puede ser peor que para los hombres. Aunque no solo me impresionó su valentía sino también su preparación e inteligencia en una sociedad extremadamente machista y patriarcal que además cuenta con el beneplácito de una dictadura que actúa de la misma manera. Mujeres que sueñan un país pretende ser un homenaje a estas mujeres luchadoras, que ponen su voz y su cuerpo en primera línea, cuando muchos hombres no han sido capaces. (Palabras del autor)
Daniela y Katherine fueron chantajeadas y expulsadas a miles de kilómetros de su país, una hacia Alemania, la otra hacia Polonia, mientras Anamely salió a cursar una maestría en México y tiene prohibido el regreso a Cuba.