miércoles 27  de  marzo 2024
México

Bajo amenaza: México es escenario de otro asesinato de estudiantes

Javier Salomón Aceves, Daniel Díaz y Marco García, estudiantes veinteañeros de Jalisco, estado del oeste del país, murieron a manos del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que los confundió con miembros del grupo rival Nueva Plaza

CIUDAD DE MÉXICO.- No eran ladrones ni extorsionadores ni mucho menos traficantes. Eran tres estudiantes universitarios enamorados del cine que salieron a filmar un cortometraje de terror y, en cambio, fueron protagonistas forzados de una historia real de horror que terminó en sus muertes.

"Nos han asesinado a tres estudiantes, a tres familias les han asesinado a sus hijos. En Jalisco se perdió la paz, la justicia, los ciudadanos hemos sido abandonados y traicionados. Este duelo no se quita con el tiempo, pues siempre nos faltarán Marco, Daniel y Salomón. #NoSomosTresSomosTodxs", publicó hoy la página en Facebook de la Universidad de Medios Audiovisuales, en la que estudiaban.

Javier Salomón Aceves, Daniel Díaz y Marco García, estudiantes veinteañeros de Jalisco, estado del oeste del país, murieron a manos del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que los confundió con miembros del grupo rival Nueva Plaza.

La noticia fue tomada como la confirmación de que en México la juventud está bajo amenaza.

Las autoridades mexicanas explican que el terrible destino de Aceves, Díaz y García se debió a que estuvieron "en el lugar equivocado". Los muchachos utilizaban para sus trabajos universitarios una casa ligada al cártel Nueva Plaza, algo que ellos desconocían.

Fueron secuestrados el 19 de marzo y desde entonces sus familiares y amigos denunciaron su desaparición. Secuestrados, torturados y asesinados. Esa fue la conclusión a la que llegó la Fiscalía de Jalisco tras un mes de investigaciones, pero no fue todo.

El CJNG, considerado actualmente como el cártel más peligroso en México, no solo torturó y mató a los tres jóvenes, sino que, según la confesión de dos detenidos, disolvió sus cadáveres en ácido para no dejar restos.

Autoridades, instituciones y artistas han condenado el crimen. Mientras tanto, estudiantes de universidad en varias partes del país han levantado su voz y se disponen a protestar para exigir un alto a la violencia y una garantía de paz.

"Pedimos el respaldo de todas las universidades de Jalisco para que esto se haga a nivel nacional", dijo hoy en un mensaje a medios el presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios, Jesús Medina.

No es la primera vez que ocurre algo así. En un país con más de 30.000 desaparecidos y cifras récord de homicidios, adolescentes y jóvenes estudiantes suelen ser víctimas de la violencia desatada por el narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción.

En enero de 2016 cinco jóvenes fueron interceptados por policías estatales en el estado oriental de Veracruz, en la peligrosa región de Tierra Blanca. Los muchachos, cuatro hombres de 24 a 27 años y una mujer de 16, regresaban por carretera a su pueblo, Playa Vicente, después de pasar unas vacaciones fuera.

Fue la última vez que los vieron. Un par de meses después uno de los policías involucrados -aliados con el CJNG- confesó el crimen: los jóvenes fueron asesinados y sus cuerpos triturados y desintegrados en un rancho.

Pero el caso más conocido es el de Ayotzinapa. Cuarenta y tres jóvenes de la escuela normal "Raúl Isidro Burgos", en el estado sureño de Guerrero, que fueron perseguidos por policías municipales en la ciudad de Iguala y entregados al cártel Guerreros Unidos.

El caso ocurrió el 26 de septiembre de 2014 y supuso un duro golpe para el gobierno de Enrique Peña Nieto. Los jóvenes también fueron confundidos con miembros de un cártel rival. Casi tres años y medio después, los padres de los 43 estudiantes continúan buscándolos y exigen a las autoridades la presentación con vida de sus hijos.

Para los expertos, Jalisco, Tierra Blanca y Ayotzinapa son muestras del alcance que tiene el crimen organizado en los diferentes estados del país y del nivel de crueldad y violencia con el que operan.

Calcinar, triturar o diluir en ácido son las formas en las que el crimen organizado busca desaparecer a sus víctimas para no dejar huellas.

Ya en 2009 fue detenido Santiago Meza López, un albañil al que conocían como "El Pozolero", y que fue el responsable de disolver en soda cáustica al menos 300 cuerpos para un capo del narcotráfico. La Fiscalía de Jalisco señaló que diluir cadáveres con ácido sulfúrico es también un método muy utilizado por grupos como el CJNG.

La prensa señala que el detenido Omar "N", como lo identificaron las autoridades, es el presunto responsable de disolver los cuerpos de Aceves, Díaz y García. Supuestamente recibía 3.000 pesos semanales (unos 157 dólares) por encargarse de esos "trabajos".

Las autoridades han asegurado que las investigaciones en torno a los tres estudiantes de Jalisco continuarán hasta detener a todos los responsables. Se sabe que hay al menos seis involucrados más y el Gobierno federal ha ofrecido su ayuda.

Sin embargo, las familias de los jóvenes no solo exigen justicia, sino también más pruebas que los convenzan de que sus hijos de verdad fueron asesinados y que no volverán a verlos.

FUENTE: dpa

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