viernes 24  de  enero 2025
ELECCIONES

Brasil elige entre Bolsonaro y el retorno de la corrupción y la izquierda radical

La votación parece un ajustado duelo entre el presidente, Jair Bolsonaro, y su némesis política, el expresidente Lula da Silva, acusado de corrupción

RÍO DE JANEIRO.-Los brasileños aguardaban el domingo el resultado del apretado balotaje presidencial entre el ultraderechista Jair Bolsonaro y el izquierdista Lula da Silva, dos líderes con proyectos antagónicos para el gigante sudamericano. SIGUE LOS RESULTADOS AQUI

La última encuesta del Instituto Datafolha previó un resultado estrecho, con 52% de las intenciones de voto para el exmandatario Lula frente a 48% para el presidente Bolsonaro.

En la primera vuelta, los sondeos subestimaron el potencial de Bolsonaro, que finalmente acabó detrás solo por cinco puntos (43%-48%).

El presidente de 67 años ha lanzado mensajes contradictorios sobre si reconocerá los resultados en caso de derrota. El viernes aseguró que lo hará: "El que tenga más votos, gana".

Se mostró confiado en su triunfo antes de votar en Rio de Janeiro: "La expectativa es de victoria", dijo Bolsonaro, vestido con una camiseta amarilla de Brasil.

Aprovechó la oportunidad para fotografiarse luego en el aeropuerto de Rio con el Flamengo, flamante campeón de la Copa Libertadores, con 40 millones de hinchas. Jugadores como Rodinei y Fabrício Bruno posaron junto al presidente levantando el trofeo.

Bolsonaro, un excapitán del ejército, busca la reelección defendiendo los valores tradicionales y la reciente mejora de los datos económicos -ralentización de la inflación y caída del desempleo-, al tiempo que sigue insuflando un discurso nacionalista.

"¡Brasil encima de todo, Dios encima de todos!", reiteró en sus discursos de campaña.

Un mensaje especialmente apreciado por el agronegocio y la población evangélica, que representa un tercio del electorado y sigue ampliándose en todo el país.

La campaña para el balotaje estuvo llena de insultos y golpes bajos.

Lula asoció a Bolsonaro con la "pedofilia" y el "canibalismo", mientras que el ultraderechista lo acusó de "borracho" y "traidor de la patria".

"Una parte no despreciable votará (a Lula) por el rechazo a Bolsonaro. Lo mismo sucede del otro lado", dijo a la AFP Lara Mesquita, profesora de la Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo.

Aunque hay pocos indecisos, "en una disputa tan ajustada pueden ser definitivos", afirmó.

El próximo presidente de Brasil asumirá las riendas el 1 de enero.

Si gana Lula "será un gobierno débil", dijo Brian Winter, redactor en jefe de la publicación Americas Quarterly. "En Brasil resurgió un movimiento conservador muy fuerte" que se identifica con Bolsonaro.

Los brasileños comenzaron a votar el domingo en una divisiva segunda vuelta electoral que enfrentaba a un mandatario que abogaba por salvaguardar los valores cristianos tradicionales contra un expresidente que prometía devolver el país a un pasado más próspero.

La votación parece un ajustado duelo entre el presidente, Jair Bolsonaro, y su némesis política, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. Ambos son líderes políticos divisivos y muy conocidos que provocan tanta devoción como aversión.

Las elecciones decidirán si la cuarta democracia más grande del mundo mantiene su rumbo de política de ultraderecha o devuelve a un izquierdista al gobierno. Luego que Lula haya sido acusado por casos de corrupción.

Bolsonaro estuvo de primero en la fila para votar en un complejo militar en Río de Janeiro, vestido con su camisa verde y amarilla, los colores de la bandera nacional, como lo ha hecho en sus concentraciones de campaña.

“Espero la victoria por el bien de Brasil”, expresó a reporteros después. “Si Dios quiere, Brasil será victorioso hoy”.

En Brasilia, los centro de votación ya estaban llenos en la mañana. En uno de ellos, Luiz Carlos Gomes, un funcionario público retirado, dijo que estaba decidido por Lula.

“Es el mejor para los pobres, especialmente en el campo”, expresó Gomes, de 65 años y de la región de Maranhao en el noreste. “Antes de él, estábamos todos muriéndonos de hambre”.

Se espera que más de 120 millones de brasileños participen en los comicios, pero como el voto se hace de forma electrónica el resultado suele estar disponible en cuestión de horas desde el cierre de urnas por la tarde. La mayoría de los sondeos sitúa a Lula en cabeza, aunque los analistas coinciden en que el margen se ha estrechado en las últimas semanas.

En Brasil, los candidatos que lideran la primera vuelta tienden a ganar en segunda. Pero el politólogo Rodrigo Prando señaló que esta campaña es tan atípica que no se puede descartar un triunfo de Bolsonaro. El presidente consiguió el apoyo de los gobernadores de los tres estados más poblados y varios aliados suyos lograron grandes victorias en votaciones al Congreso.

“Políticamente, Bolsonaro es más fuerte de lo que se imaginaba”, dijo Prando, profesor de la Universidad Presbiteriana Mackenzie en Sao Paulo. “Matemáticamente, Lula está en cabeza”.

También se elige a los gobernadores de doce estados, incluidos el más poblado, Sao Paulo, así como Amazonas y Bahía, en el nordeste.

Polarización

"El cristiano de verdad vota a Lula", grita una votante del expresidente a una partidaria del jefe de Estado, Jair Bolsonaro, en la puerta de una iglesia católica de Rio de Janeiro, cuyo anexo se ha transformado este domingo en colegio electoral.

El ambiente es eléctrico en esta iglesia del emblemático barrio de Copacabana después de la misa dominical, en el día en que los brasileños acuden a las urnas para decidir entre el ícono de la izquierda Luiz Inácio Lula da Silva y el mandatario de extrema derecha.

Joana d'Arco Perina, militante del Partido de los Trabajadores (PT), el de Lula, es una católica devota y se pone roja cuando escucha a Elizabeth de Souza defender a Bolsonaro. Para Joana, él lo ha "destruido todo".

"Bolsonaro fue enviado por Dios para salvarnos. Lula tiene un pacto con el diablo", replicó De Souza, vestida con una camiseta amarilla y verde, los colores de la bandera nacional y símbolo del bolsonarismo, en la que aparece el lema "Mi partido es Brasil".

Esta jubilada de 69 años, también católica, sostiene que en esta jornada electoral se libra una "batalla del bien contra el mal", un discurso también recalcado por la esposa del presidente ultraderechista, la devota evangélica Michelle Bolsonaro.

La religión ha estado en el centro de esta campaña tan polarizada en un país cuyos 215 millones de habitantes son mayoritariamente católicos, aunque cada vez menos: un tercio pertenece ya a iglesias evangélicas protestantes.

Los evangélicos tienden a preferir a Bolsonaro y los católicos a Lula, pero los candidatos han aumentado sus gestos hacia ambos grupos en la recta final de la contienda electoral.

"Para mí, la familia es sagrada", dijo Lula la semana pasada en una reunión con líderes evangélicos.

Pero los recientes esfuerzos del exsindicalista por dirigirse a los creyentes no han convencido a Edval Máximo, de 41 años, que votó a Bolsonaro.

"Nunca vi a Lula en una iglesia hablando la palabra de Dios. Solo ahora que está en campaña habla del tema", dice este hombre de ojos verde claro, conserje de un edificio y originario del noreste, bastión político del expresidente.

"La izquierda y los comunistas odian la religión", agrega.

Casi el 60% de los encuestados por Datafolha cree que la cuestión religiosa es un factor determinante en su elección.

Una encuesta reciente del mismo instituto indicó que este factor era más importante entre los votantes de Bolsonaro.

"Estoy contra el aborto. Voy a votar a quien defiende la familia: el Mito", dijo Magali Zimmermann, de 67 años, utilizando el apodo del presidente.

Pero no solo la religión pesa en su elección. "Me encanta Copacabana, pero me da miedo salir a la calle por los ladrones", añade la residente de este barrio acomodado y turístico, donde viven muchos jubilados.

"Bolsonaro no es perfecto, pero nos traerá seguridad", dice esta viuda que nunca se pierde una misa.

Al fondo de la iglesia, Eduardo Jorge se balancea con las manos en alto y canta alabanzas a Dios. Es una de las pocas personas que lleva una camiseta roja, el color del PT, en una multitud donde hay más amarillo y verde.

"Creo en un Dios que distribuya", dijo este votante de Lula al salir de misa.

"Los bolsonaristas utilizan la fe para defender sus intereses, en lugar de a los pobres. Necesitamos un Brasil que vuelva a ofrecer oportunidades y que no excluya a la gente", dijo este trabajador social de 53 años.

Los pendientes con la bandera de Brasil son un claro indicio de por quién se inclina Esther Ferreira.

"Sin dudarlo" votará al exparacaidista Bolsonaro, pero sobre todo porque odia a la izquierda.

"Soy católica, pero él podría ser ateo o judío, igual votaría por él, porque lo importante es lo que una persona hace, y me gustó mucho lo que él hizo", afirma.

FUENTE: Con informacion de AP/AFP

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