MANAGUA.- El cardenal nicaragüense Leopoldo Brenes y el obispo Rolando Álvarez sostendrán una audiencia privada con el papa Francisco en el Vaticano esta semana, para abordar la crisis de Nicaragua, que ha dejado al menos 218 muertos, informó este lunes el Episcopado local.
La reunión está programada como parte de la agenda del Papa en el consistorio cardenalicio, programada para el próximo viernes 29 de junio, informó la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), que sirve de mediadora en el diálogo nacional entre el Gobierno de Daniel Ortega y la Alianza Cívica que representa a la población.
"En dicha audiencia (Brenes y Álvarez) informarán al santo padre Francisco la situación doliente y sufrimiento que vivimos los nicaragüenses y el impulso que le hemos dado al diálogo, en el que participamos (como mediadores) a solicitud del Gobierno y apoyados por la confianza de la población", detalló la CEN.
El domingo pasado Brenes afirmó que Francisco "está preocupado" por Nicaragua, que pregunta "constantemente" por la situación del país".
La ausencia del cardenal y del obispo, quienes partirán mañana hacia Roma, no retrasará el diálogo nacional, que quedará a cargo del obispo de la diócesis de León, Bosco Vivas, indicó la CEN.
La opinión del Papa es relevante en Nicaragua, donde el 58,5 % de la población es católica, y toma relevancia en medio de la crisis, ya que los sacerdotes y obispos locales han caminado literalmente entre las balas para impedir masacres que, según organismos humanitarios, son ejecutadas por las "fuerzas combinadas" contra la población desarmada.
En diversas ocasiones Brenes ha afirmado que Francisco, nacido en Argentina con el nombre de Jorge Mario Bergoglio, es un Papa cercano a Nicaragua.
El pasado 3 de junio, el pontífice expresó su dolor por los actos violentos en Nicaragua, llamó a que se encuentra una solución a la crisis por medio del diálogo, pidió por que se respete la libertad y la vida de las personas, y afirmó que reza por las víctimas y sus familiares.
Nicaragua atraviesa, desde el 18 de abril pasado, la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, con Daniel Ortega también como presidente.
Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años consecutivos en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
FUENTE: EFE