SAN JUAN.- El Caribe está a la caza de visitantes y de vacunas contra el COVID-19 para reactivar economías paralizadas en una de las regiones del mundo más dependientes del turismo.
SAN JUAN.- El Caribe está a la caza de visitantes y de vacunas contra el COVID-19 para reactivar economías paralizadas en una de las regiones del mundo más dependientes del turismo.
Sus aguas claras y su arena cálida atrajeron una cifra récord de turistas en el 2019, 31,5 millones, pero las visitas cayeron entre un 60% y un 80% debido a la pandemia el año pasado. Ese fue un golpe devastador para una región cuyos países dependen mucho del turismo para generar ingresos.
“Muchos países prefieren soportar huracanes y no una pandemia”, expresó Vincent Vanderpool-Wallace, exministro de turismo de las Bahamas, que también encabezó la Organización de Turismo del Caribe.
Decenas de miles de empleos relacionados con el turismo desaparecieron, incluidos los de Nadia Kidd y su madre en Jamaica. Kidd, de 31 años, era mesera en un hotel y su madre trabajaba en una pensión. Igual que tantos otros trabajadores, todavía no cobró su indemnización y puso una pequeña tienda de comestibles en su casa con la que mantiene a su madre y su hija.
“Tengo que hacerme cargo de todo”, declaró Kidd, quien trabajaba en el resort Meliá Branco Village en Trelawny. “Tengo muchos préstamos que pagar, la luz y la internet, porque mi hija toma las clases online”.
Desesperado por crear condiciones seguras para el turismo, el Caribe está buscando vacunas en la India y China en momentos en que el suministro mundial es reducido y las naciones ricas se adelantan en la cola de espera por las vacunas. Unas pocas consiguieron entregas rápidas, mientas que otras esperan semanas, si no meses.
Los contagios del COVID-19 subieron en noviembre, lo mismo que variantes que se cree son más contagiosas. Se ha informado de 522.000 contagios y de 7.500 muertes en los 35 países y territorios de la región.
“La tasa de aumentos (en los contagios) es alarmante”, dijo la doctora Joy St. John, directora ejecutiva de la Agencia de Salud Pública Caribeña basada en Trinidad.
Las pequeñas naciones adoptaron una serie de medidas para combatir el virus, incluido el requisito de que los visitantes presenten pruebas de COVID-19 negativas a su llegada.
Cuba, la nación más grande del Caribe y la única que trabaja en su propia vacuna, aumentó sus controles al ver que subían los contagios. Exige a los visitantes que permanezcan en hoteles designados y que se hagan pruebas a su llegada.
Los visitantes de St. Kitts y Nevis deben quedarse en ciertos hoteles y en San Eustaquio se le pide a la gente que explique las razones por las que quiere ir allí antes de aprobar su ingreso.
Muchas islas le piden a los visitantes que permanezcan aislados, aunque por cuánto tiempo y en qué condiciones varía según el lugar. En las Islas Caimán y en Barbados, por ejemplo, deben permanecer en los hoteles por al menos una semana y se exponen a ser detenidos si no cumplen ese requisito. En Puerto Rico no se exige que guarden cuarentena si presentan pruebas negativas a su llegada y pueden recorrer las playas y los bosques de la isla.
Aruba, Anguila, Curazao, Montserrat y otras islas se presentan como refugios ideales para quienes pueden trabajar desde sus casas, a través de la internet, aunque son severos con quienes violan las restricciones asociadas con el virus.
Al menos 13 países de la región se plegaron al programa COVAX de la Organización Mundial de la Salud, que distribuye vacunas entre los países de ingresos medianos y bajos.
Uno de ellos es Jamaica, que está abriendo nuevamente sus puertas al turismo a pesar de que no recibió una sola dosis de vacunas todavía. El domingo, sin embargo, anunció el cierre de playas públicas y ríos hasta el 22 de marzo.
El gobierno espera recibir 50.000 vacunas de la India esta semana y 14.400 de AstraZeneca la semana que viene a través del programa COVAX. También se apuntó para recibir 1,8 millones de dosis en abril a través de la Plataforma de Suministros Médicos Africana, una iniciativa sin fines de lucro de la Unión Africana.
Alica Brown, de 34 años, dice que no piensa volver a trabajar en el sector turístico cuando lleguen las vacunas. No ha conseguido empleo desde que fue licenciada el año pasado en el resort donde trabajaba como supervisora y tuvo que ir a vivir de nuevo con su familia y usar sus ahorros.
“La pandemia me abrió mucho los ojos”, expresó Brown, quien considera trabajar en el campo. “Me hizo comprender que no hay trabajo seguro, especialmente en el sector turístico, cuando pasa algo como esto y no pueden venir los turistas. ¿Cómo haremos para sobrevivir?”.
Otros, como Cranston Calnick, dicen que están a la espera de que reabran los hoteles donde trabajaban. Mientras tanto, este joven de 29 años ha estado recogiendo frutas y vendiéndolas en la calle. “Así sobrevivo”, señaló.
A diferencia de Jamaica, otras islas han tenido más suerte y recibieron vacunas de AstraZeneca a través del programa “Vaccine Friendship” de la India.
Dominica, una isla del Caribe oriental de 74.500 habitantes que todavía se recupera del huracán María del 2017, recibió 70.000 dosis el mes pasado y empezó las vacunaciones.
“No esperaba una respuesta tan positiva y rápida a mi pedido” de vacunas, expresó el primer ministro Roosevelt Skerrit. El país compartió algunas de sus vacunas con otras naciones, incluidas Granada y San Cristóbal y Nieves.
Dominica también recibirá dosis de China y del programa COVAX.
Barbados, con 300.000 habitantes, recibió 100.000 dosis de la India y donó 2.000 a Trinidad y Tobago, cuyos 1,2 millones de habitantes tienen severas restricciones y que ha solicitado 250.000 dosis a la India.
La India también ayuda a la República Dominicana, a Antigua y a Barbuda, pero la región está lejos de alcanzar el nivel de vacunas necesarias para conseguir la inmunidad del rebaño de los 18 millones de personas de la Comunidad del Caribe (conocida como CARICOM, por sus siglas en inglés).
“Sabíamos, por nuestra historia y por el comportamiento humano, que era posible... que los grandes comerían primero y que los más débiles se morirían de hambre”, manifestó Keith Rowley, primer ministro de Trinidad y Tobago y presidente de la Caricom.
China, mientras tanto, envió 768.000 dosis de la vacuna Sinopharm a la República Dominicana, una nación de 10,6 millones de habitantes, que también está empezando a recibir cargamentos de AstraZeneca y de Pfizer.
Beijing se comprometió a suministrar 20.000 dosis a Guyana en marzo.
Al tiempo que tratan de captar turistas, las islas se quejan de que muchos de ellos ignoran las restricciones derivadas de la pandemia.
Barbados hace poco multó a una exreina de belleza británica con 6.000 dólares por violar los protocolos del virus y detuvo a un turista jamaiquino que no pudo pagar una multa después de ser acusado de violar la cuarentana.
St. John, la directora del organismo de salud pública caribeño, dijo que esa dependencia capacitó a más de 8.000 empleados de hoteles para que ayuden a evitar la propagación del COVID-19.
“Hay que saber encontrar el equilibrio entra la vida y el trabajo”, manifestó.
Neil Walters, secretario general interino de la Organización de Turismo Caribeña, dijo que los expertos calculan que el Caribe recuperará sus niveles normales de turismo en el 2022 o 2023.
Las visitas a la región subieron en noviembre pero descendieorn en enero, en parte porque el Reino Unido, la Unión Europea y Canadá restringieron los viajes, de acuerdo con Frank Comito, de la Asociación Caribeña de Hoteles y Turismo. También brillan por su ausencia los visitantes que viajan en cruceros, que antes de la pandemia habían llegado a 30 millones, cifra récord.
Comito, no obstante, dijo que las Islas Vírgenes Estadounidenses habían registrado un aumento en los vuelos a niveles sin precedentes, al menos temporal, porque las aerolíneas cambiaron sus programas de vuelo de Europa y Asia hacia el Caribe.
FUENTE: Con información de AP