lunes 17  de  noviembre 2025
Crisis en Ecuador

Casi 300.000 venezolanos viven en Ecuador entre la incertidumbre y el miedo

Tras escapar de la fuerte crisis perpetrada por el Gobierno chavista, los venezolanos viven un especie de "deja vu" en el país andino que los coloca en la cuerda floja
Por HUGO VILCHEZ VALERO

CUENCA.- Un “friíto” recorrió las espaldas de los casi 300 mil venezolanos (según cifras del Ministerio de Gobierno) que habitan suelo ecuatoriano, porque a la campaña xenófoba de que todo migrante de ese país es ladrón o una amenaza para el sustento del residente local, debido a que le quitaría los puestos de trabajo, se unió el hecho de las detenciones de personas de esa nación por estar, al parecer, involucrados en las protestas de los últimos días en Quito.

La situación anterior llevó al periodista venezolano @JeffersonDiaz a aclarar quiénes son los 17 apresados en el aeropuerto de la capital de Ecuador, quien a través de su cuenta de Twitter informó que había logrado conversar con familiares de tres de los detenidos, que le indicaron que son taxistas de Uber y Cabify que prestan servicio en el aeródromo y tienen sus papeles en regla.

Entre tantas respuestas recibidas en la cuenta de Díaz, destacó la del abogado Patricio Benalcázar Alarcón @pavibeal, el cual expresó que esperaba que no se criminalizara a estos migrantes, sobre todo a “aquellos que sufrieron allá y ahora sufren acá” y que no los convirtieran en conejillos de indias de las protestas.

El tema de que hay factores exógenos en las protestas, lo trajo a colación el presidente de Ecuador, Lenín Moreno, en cadena nacional, quien apuntó a guerrilleros de la FARC y a elementos relacionados al Gobierno de Venezuela.

Por ello, hay venezolanos que se sienten vigilados, criticados, apuntados constantemente, que hagan lo que hagan están en la cuerda floja de un acto circense. En pocos años (cuatro años, al menos) han pasado de ser personas de interés por su situación política a un punto negro en la sociedad ecuatoriana.

Miedo

El venezolano que escapó de la crisis política, económica y social enmarcada en el Gobierno de Hugo Chávez –y ahora de su sucesor Nicolás Maduro- vive hoy un deja vu en Ecuador.

Miguel (prefiere dar solo su primer nombre) es mecánico y matemático, aunque esto último lo ha hecho a destajo porque no ha podido legalizar sus estudios. La crisis que ha estallado en Ecuador en esta última semana lo remonta a la Venezuela que dejó: “No hay gas, hay poca gasolina, el mismo discurso político, la escasez de comida. El vandalismo en el centro de la ciudad de Cuenca (provincia del Azuay) no se justifica”.

Este mecánico ha seguido trabajando en el taller. Sin embargo, no ha podido volver a dar las clases que impartía los martes y jueves en la noche debido a la crisis que estalló el pasado jueves (3 de octubre) con el anuncio, el día previo, de una huelga del transporte en el ámbito nacional, a la cual el Gobierno respondió con una suspensión de clases.

El detonante de las manifestaciones fue el anuncio oficial -el pasado martes, 1ero. de octubre- de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), entre ellos, la eliminación del subsidio a la gasolina Súper, Extra, Extra con Etanol, Diésel Premium y Diésel 2 para el sector automotriz, a través del decreto ejecutivo 883, que será determinado en forma mensual por la Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero.

Deyanira Peraza, geógrafa venezolana y testigo de primera fila de todos estos acontecimientos por vivir actualmente en el austro ecuatoriano, considera que las medidas aplicadas por Moreno las debía tomar este o cualquier otro Gobierno, pero con un fuerte acompañamiento social.

Lo dice, en general, por lo que comienza a verse en el país en términos de manifestaciones y disturbios, que espera no precipite otros acontecimientos. Pero, muy concretamente, advierte sobre las consecuencias que todo esto pueda representar para la población venezolana, que ha migrado al Ecuador en los últimos años.

Entre esos 300 mil venezolanos se cuenta Francisco Romero, quien vive desde hace año y medio junto a su familia en Quito. En Venezuela, trabajaba como diseñador gráfico en un diario de circulación nacional; actualmente lo hace en una oficina dedicada al Mercadeo.

Cuenta que las protestas en la capital ecuatoriana comenzaron con la quema de una unidad de transporte y derivaron en lo que ve cada día.

“Los desórdenes ocurrieron en el sur de la ciudad, hacia el norte donde vivo fue menor la situación. Siento que salí de Venezuela para vivir un cambio y ahora estoy en una situación que me hizo revivir momentos en Caracas, con escasez, con la necesidad de protegernos en nuestras casas, con la incertidumbre de si podremos o no ir a trabajar. Yo voy a seguir yendo al trabajo, pero no sé qué va a pasar. En la empresa donde estoy, si no cobran no pagan”, dijo.

A raíz de todo lo sucedido, el venezolano se siente muy vulnerable. En las redes sociales ya comienzan a manifestar su interés por salir de Ecuador. “Eso lo he visto en varios chats en los que participo”, indica Deyanira, quien desde que llegó al país, hace año y medio, trabaja como voluntaria en grupos sociales relacionados con la afrodescendencia.

“Estamos atemorizados, la gente está preocupada, salimos de la barbarie para regresar a ella en otra parte. Hay personas que quieren salir de aquí a otros destinos. Bueno, es lo que veo en las redes, no quieren otra Venezuela”, apuntó.

Leandro, también venezolano y exrepresentante de la Fundación Corazón Vinotinto, dedicada a ayudar a sus compatriotas a estabilizarse en la ciudad de Cuenca, agrega: “Yo viví las protestas en Mérida (Venezuela) y pasé hasta dos semanas encerrado en mi casa. He observado en los diversos chats donde estoy que la gente se encuentra a la expectativa.

“No quieren regresar al pasado, y menos si no hay dinero. Hay mucha incertidumbre aunada a la xenofobia y al miedo que genera todo esto. Algunas personas comenzaron a moverse para emigrar a otra parte”.

Este venezolano maneja su propia teoría en torno al posible origen de cierta animadversión expresada por cada vez más ecuatorianos en contra de los nacionales del país petrolero, quienes estarían recibiendo dinero directamente del Estado ecuatoriano, en perjuicio de la población también necesitada de este país.

Cree que el ecuatoriano ha confundido la ayuda que están dando Acnur (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) y Hias (Organización Judía Global para el Refugiado) a los venezolanos.

“Estos son dos organismos que han hecho seguimiento a la llegada de los migrantes venezolanos a Ecuador. La gente está mal informada y cree que los venezolanos reciben un bono del Estado equivalente a $200 cada mes; algunos cajeros (cobradores) de los supermercados donde los venezolanos adquieren los productos, afirman que son bonos del Estado y así se ha ido propagando una información falsa”, advierte.

Más adelante dijo que “en realidad, estas organizaciones hacen un estudio socioeconómico para entregar una tarjeta con la que van a determinados supermercados a comprar comida. Cada carné tiene un máximo de 25 dólares que se entrega mensualmente a cada integrante de la familia”.

Recientemente, Hias y Acnur emitieron un comunicado donde aclararon que el Gobierno ecuatoriano los acompaña en el proceso de ayuda, sin dar recursos económicos.

La Embajada de Venezuela hizo lo propio al pedir a los venezolanos mantenerse al margen del problema y la Fundación Corazón Vinotinto aclaró en un comunicado que nunca han recibido recursos del Gobierno ecuatoriano, así como enfatizaban en el documento que ser venezolano no necesariamente los convierte en ladrones.

Esto último a propósito de la matriz de opinión que ha ido in crescendo en la psique del ecuatoriano, a partir de algunos hechos delictivos focalizados, que han sido protagonizados por sujetos venezolanos.

En todo caso, lo que sí es un hecho es que la mayoría de los migrantes que han llegado del país caribeño al Ecuador viven del día a día, de las ventas ambulantes, de trabajar en restaurantes, de pagos por horas y otras muchas condiciones adversas que, en medio de los acontecimientos suscitados en esta última semana en todo el Ecuador, han provocado mayor precariedad para ellos y sus familias.

“Es gente que está preocupada, que no quiere vivir una situación como la que dejaron. Hay miedo, se reciben muchos mensajes contra los venezolanos: que saquean, que van vestidos de militares, por lo cual sufren la misma situación de los ‘ilegales’ en Estados Unidos, y que allá también padecen los ecuatorianos. Los venezolanos en Ecuador ya no quieren salir a trabajar o lo hacen angustiados; les preocupa que atenten contra ellos porque a muchos los culpan de la crisis que vive el país”, se lamenta Leandro.

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