BRASILIA. - El expresidente brasileño Fernando Collor de Mello, destituido en 1992 por acusaciones de corrupción y ahora senador, fue uno de los legisladores que votó este martes a favor de la destitución de la actual jefa de Estado, Dilma Rousseff.
BRASILIA. - El expresidente brasileño Fernando Collor de Mello, destituido en 1992 por acusaciones de corrupción y ahora senador, fue uno de los legisladores que votó este martes a favor de la destitución de la actual jefa de Estado, Dilma Rousseff.
Collor, de 67 años, recordó incluso su propio proceso de "impeachment" al anunciar su voto contra Rousseff, acusada de irregularidades por maquillar el verdadero déficit público del país.
En comparación con su destitución, la situación hoy es "completamente distinta", dijo el político del centroderechista Partido Laborista Cristiano (PTC, por sus siglas en portugués).
"El Gobierno suspendido transformó su gestión en una tragedia anunciada", juzgó. "Es un desenlace simbólico para el Gobierno que hizo (Rousseff), con la ceguera económica como su calvario y la tozudez política como su cadalso", agregó.
El voto de Collor se sumará a la mayoría de dos tercios (al menos 54 de los 81 senadores) que destituirá en las próximas horas previsiblemente a Rousseff. El veredicto contra la líder del izquierdista del Partido de los Trabajadores (PT) es considerado como seguro en Brasilia.
El resultado definitivo de la votación no se conocerá probablemente hasta el miércoles, ya que los 81 senadores tienen derecho a justificar su decisión hablando durante diez minutos en el pleno de la Cámara alta.
Collor de Mello no es el único de los "jueces" de Rousseff que enfrentó o enfrenta acusaciones por corrupción. El presidente, el único destituido del cargo antes que Rousseff, renunció en 1992 antes del juicio político decisivo.
El senador Collor volvió a ser recientemente objeto de investigaciones por corrupción. En 2015 le decomisaron tres autos en ese marco.
A diferencia de él, Rousseff anunció este lunes que no dimitiría porque tenía la conciencia tranquila. Las irregularidades fiscales por las que la juzgan se habían dado ya en otros Gobiernos.
El controvertido juicio contra la primera presidenta mujer de Brasil, al que sus partidarios tildan de "golpe de Estado", dañó en los últimos meses la imagen del país, sumido en una dura recesión económica y marcado por varios escándalos de corrupción.
Las investigaciones por fraude, sobre todo en torno a la petrolera semiestatal Petrobras, salpican prácticamente a toda la clase política brasileña.
FUENTE: dpa