MIAMI.- Colombia acaba de salir de un proceso de elecciones regionales que mostró un cambio rápido de percepción política desde las elecciones presidenciales de 2022, con un duro revés para los candidatos de la izquierda y su líder natural el presidente Gustavo Petro.
El expresidente colombiano Iván Duque, uno de los participantes en el VIII Diálogo Presidencial del Grupo IDEA, opinó que la derrota de los ‘candidatos propios del Gobierno’ fue apabullante y estruendosa, lo que a su juicio dejaría en claro que Colombia “no quiere ni la extrema derecha, ni la extrema izquierda”.
Duque también ahondó sobre el asunto del crecimiento de los índices de violencia en su país y, en cuanto a posibles negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el exmandatario afirmó que “el único idioma que esos bandidos entienden es que se les golpee con dureza”.
- ¿Cómo está Colombia en estos momentos después de los comicios regionales con resultados que fueron negativos para el movimiento político que dirige el presidente Gustavo Petro?
A diferencia de 2019, en este proceso electoral del año 2023 el Gobierno nacional decidió tener candidatos propios, como fue el caso de la ciudad de Bogotá, donde había uno que se autodenominaba el ‘candidato del gobierno’. Lo que vimos fue una derrota apabullante, estruendosa, un nocaut, donde la opinión pública colombiana expresó no solamente su rechazo a las políticas del gobierno, sino donde prácticamente en todo el territorio nacional ganaron fuerzas más de centro, que interpretan mejor el sentimiento de la ciudadanía y que son todo lo opuesto a lo que representa el gobierno. Son propuestas mucho más sensatas, afincadas en la gestión administrativa, con pautas gerenciales. Creo que es la más grande derrota que recibe la izquierda en Colombia en más de 20 años.
- Todavía falta mucho tiempo para las próximas elecciones presidenciales. ¿Cree que de aquí a 2026 se mantenga esa brecha? ¿Podríamos pensar que la izquierda tiene sus días contados en Colombia?
Aquí ha ganado el centro. El país está en el centro. Colombia no necesita ni la extrema derecha ni la extrema izquierda. Colombia no quiere extremismos, Colombia no quiere caudillismo. Quiere una gestión sensata que sea capaz de aglutinar desde el centro distintas visiones, pero, sobre todo, que tenga una visión gerencial que responda a las necesidades y no tratar de imponer prejuicios ideológicos.
- ¿Estos resultados electorales hacia dónde deben conducir al presidente Petro?
Lo deberían conducir a la sensatez, pero no está ocurriendo. Los colombianos están padeciendo una gran desaceleración de la economía y la inflación no cede. Fuera de eso, el Gobierno está presentando reformas para nacionalizar el sistema de salud y lo mismo se pretende con el sistema pensional. Se quiere que el 90% de los que contribuyen al sistema pensional se vayan al régimen público. Además, se quiere desarrollar una reforma laboral que solamente privilegia a la élite sindicalista y no favorece la creación de nuevos empleos y, todo lo contrario, encarece la contratación de personal. Y si a eso se le suma que están asfixiando el sistema de prestación de salud y que están asfixiando a quienes proveen servicios públicos, como el servicio de energía, prácticamente la ciudadanía no quiere ver más esa debacle. La ciudadanía quiere que se retome una concepción gerencial del Estado y que se garantice que hay certidumbre para la inversión, que hay políticas de empresa, no lo que estamos viendo, que es la persecución ideologizada del aparato empresarial colombiano.
- En Colombia han aumentado las hectáreas cultivadas con coca y se observa con preocupación la falta de presencia del Estado en algunas zonas. ¿Cómo analiza esa situación?
Estamos viendo actitudes permisivas con el crimen organizado, que son casi contemplativas. El hecho de haber desmantelado prácticamente los grupos manuales de erradicación de cultivos ilícitos, no estar persiguiendo activamente a los cabecillas guerrilleros, estar firmando cese al fuego bilateral donde el Estado claudica frente a la amenaza del terrorismo y sobre todo cuando se ve la expansión de cultivos ilícitos y la apertura de nuevas redes de distribución de droga, todo eso lleva a que se debilite el Estado y a que el crimen organizado se sienta fuerte para amenazar al pueblo colombiano. Eso es lo que está pasando en muchos lugares donde hay un crecimiento del secuestro, de la extorsión, donde los jefes de las organizaciones criminales en muchos lugares han sido nombrados gestores de paz. Lo que se ve es como una actitud deliberada de darle interlocución y reconocimiento al delincuente mientras se debilita la protección de la fuerza pública.
- ¿Cómo analiza el tema del Ejército de Liberación Nacional (ELN) frente a un posible acuerdo de paz?
El ELN nunca ha tenido voluntad de paz y nunca la va a tener, porque es un grupo narcoterrorista que se ha empecinado en lacerar al pueblo colombiano, que siempre le gusta valerse de gobiernos débiles para sentarse en unas mesas de negociación, los pone a hablar de paz, mientras ellos siguen secuestrando, asesinando y cometiendo actos de terrorismo. Por eso en nuestro gobierno, nunca quisimos entrar en ese tipo de aproximación, salvo que hubieran suspendido por completo la actividad criminal y hubiesen liberado a todos los secuestrados. Diecisiete meses de negociación entre el año 2014 y el año 2018. En esos 17 meses, más de 100 homicidios, más de 12 secuestrados, más de 400 actos terroristas. Ahora estamos viendo cómo mientras hablan de paz, secuestran al papá de la figura de la Selección Colombia, Luis Díaz. Vemos cómo siguen amedrentando a poblaciones enteras y cómo no han suspendido las actividades del narcotráfico. El único idioma que esos bandidos entienden es que se les golpee con dureza, como lo hicimos en nuestro gobierno cuando dimos de baja a Uriel o a Fabián y a otra serie de delincuentes.
- Partiendo de su premisa, ¿podemos afirmar que este es un gobierno débil o que está ligado con la guerrilla y otras formas de violencia?
Creo que hay una combinación de factores. Se ve debilidad en el manejo de la capacidad ofensiva, sobre todo frente al terrorismo. Pero también se ve una actitud permisiva cuando en lugar de buscar rescatar al papá de Luis Díaz, lo que se está viendo es que ordenan que se vayan los militares del territorio o lo que vimos en El Plateado, que fue el secuestro de más de 200 miembros de la Fuerza Pública, y la indolencia del jefe de Estado no decir absolutamente nada.
- El presidente Petro está planteando un gran acuerdo nacional para lograr un consenso entre las diferentes fuerzas políticas y sociales del país. ¿Es esto posible? ¿Cómo hacerlo realidad?
Los acuerdos nacionales son eso: acuerdos nacionales. No son contratos de adhesión. No es invitar a que se firme un contrato de adhesión para darle vía libre a los caprichos ideológicos de un gobernante. Un acuerdo nacional debe tener a todos los sectores, pero bajo qué circunstancias. El sector privado tiene que participar, pero no intimidado, no chantajeado, no presionado.
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