lunes 18  de  marzo 2024
AMÉRICA LATINA

Corrupción institucional en Cuba, licencia para robar

Mientras no se opongan a la dictadura y tengan en el bolsillo el carné rojo del Partido Comunista hay permiso para robar
Diario las Américas | IVÁN GARCÍA
Por IVÁN GARCÍA

ESPECIAL
@DsedeLaHabana

LA HABANA.- Le llaman el zar. Es un tipo regordete que viste impecables camisas estilo polo y lustrosos zapatos italianos. Le gustan los relojes automáticos caros, y aunque siempre anda con un portafolio negro, es un ludópata incorregible. Cuando llega al 'burle' (casino ilegal de juego), situado en una casona habanera donde el humo de cigarrillos intoxica el ambiente, el dueño enseguida le busca un asiento.

Antes de sentarse a la mesa a jugar naipes, Guillermo, nombre ficticio, saluda con cortesía al encargado y el resto de los jugadores. Luego, con una clave abre el misterioso portafolio, saca un fajo de billetes de 1.000 pesos (40 dólares al cambio oficial) sujetados por una liga y los coloca frente a él. Se pasa la madrugada jugando una variante del póker llamada tripar, tirando dados en la mesa o apostando grandes sumas al bacarat. “Es un VIP, pierde miles de pesos sin inmutarse y regresa a los pocos días con otro bulto de billetes”, comentó el propietario del 'burle'.

Una tarde primaveral, mientras bebe con calma cerveza importada en un bar privado, Guillermo, contó a DIARIO LAS AMÉRICAS cómo funciona la corrupción institucional y su modus operandi: “Es un cártel mafioso. Cada empresa, organismo o ministerio tiene su propia estructura. Roban dinero, artículos o alimentos que les permite mantener funcionando el lucrativo mercado negro".

Y relató: "Soy inspector nacional. Tengo permiso de la contraloría para inspeccionar almacenes y centros de servicios en cualquier lugar de la isla. Los directores de empresas y centros gastronómicos me tienen pánico. Para mantener mi boca cerrada, me pagan con dinero o mercancías. El robo, que en el argot de la burocracia se denomina 'desvíos de recursos', nació el mismo día que privatizaron las empresas y pasaron a ser del Estado. En nueve de cada 10 almacenes, fábricas y establecimientos dedicados a la gastronomía se roba. Existen leyes no escritas sobre cómo debe ser su funcionamiento. Aunque no hay un documento que lo permita, los directivos de un restaurante saben que te puedes llevar dos perniles de cerdo y un saco de arroz mientras cumplas el plan de ventas diseñado por la empresa. Es amplia la gama de trucos contables”.

Luego continuó: “En una cafetería que inspeccioné hace unos días, por ejemplo, tenían los papeles en regla. Pero desde hace dos años no venden ni pan con tortilla ni helado a la población. ¿Qué hacen? Venden por la izquierda, a precios altísimos, los cartones de huevos, harina, queso, embutidos, cajas de pollo, aceite y galones de helado. Después ingresan el dinero como 'plan de venta mensual'. En teoría cumplen, pero en la practica el administrador y sus secuaces se enriquecen vendiendo a precios hasta veinte veces más caro en el mercado informal”.

“Ese dinero no es solo para repartirlo entre ellos. Tienen que dar algo a los trabajadores y, sobre todo, garantizar un sobre semanal destinado al director municipal de gastronomía. La cantidad de dinero depende de los productos que han recibido y vendido. Mientras más mercancías reciben, más dinero tienen que entregar a los de arriba. Esa cadena no termina ahí. Los del municipio tienen que dar billetes a la provincia y ésta, a su vez, a la entidad nacional. No se firma ningún documento. Los directivos más precavidos no reciben directamente el dinero. Su chofer o un hombre de confianza son los que recogen la plata. A veces se les paga en especie. Ese encadenamiento funciona y jamás tiene baches".

Más tarde agregó: "Por supuesto, tú no vas a llegar personalmente al buró de un ministro con una mochila repleta de pesos. Mientras más importante sea el cargo, el dinero llega por vías más indirectas y discretas. Esa corrupción crea compromisos. Tienes que cumplir con las actividades del partido y los factores políticos del municipio. Para las movilizaciones políticas, determinados centros de elaboración de alimentos deben entregar equis cantidad de meriendas y almuerzos para los dirigentes movilizados ese día. Pero a veces no te entregan los insumos, tienes que conseguirlos de tu bolsillo. Los mandamases saben que estás haciendo dinero y cuando piden que hagas aportes, no te puedes negar”.

“En ocasiones, un directivo o un militar de alto rango llega a un hotel o restaurante con amigos o su amante, y la cuenta de lo consumido va por la casa. Siempre tienes que aparentar que eres revolucionario y apoyas el sistema. Si incumples algunas de esas reglas y empiezas a enriquecerte demasiado, te sueltan a los 'perros': te hacen inspecciones sorpresivas y te mandan a la policía económica. Los administradores inteligentes roban en pequeñas cantidades y no son ostentosos. El bisne (negocio) da para tener auto, que no te falte la comida y llevar una vida placentera”.

Señaló Guillermo que el poder de la burocracia en Cuba es descomunal en Cuba. “La mayoría de las veces son ellos quienes ponen las reglas del juego. Ha habido directrices erradas, como en 2012, cuando el gobierno decidió topar el precio de los frijoles negros. Desapareció la venta libre en los comercios estatales y los frijoles se entregaron a particulares, que los vendieron a precios liberados”. También, dice, es alarmante la falta de control e irregularidades en empresas y almacenes del Estado. “Antes de que pertenecieran a GAESA -un grupo que nadie controla-, inspeccioné almacenes de Habaguanex donde no existían tarjetas de entrada y salida de productos. Algunos directivos anotaban en una libreta la mercancía que entraba y salía. Mientras más descontrol, mejor para mí, pues para que no los reporte, me 'mojan' con una suma mayor de dinero”.

“Hablar de valores cívicos, después de 64 años de robos, desvíos y despelotes, es de mal gusto entre los dirigen esos organismos. Se han dado casos de personas honestas que todavía creen que el modelo es reformable. Entonces, le hacen la vida imposible, les pagan a sicarios para que le den una paliza y al final, sino pide la baja, termina preso, acusado de corrupción. Por eso, cuando ves que a tu alrededor todo el mundo roba, tú también robas. Las estructuras de las entidades estatales sean productivas, de servicios o políticas, están enfermas”, concluye Guillermo.

Conclusión: mientras apoyes la dictadura y tengas en el bolsillo el carné rojo del Partido Comunista, el único permitido, tienes licencia para robar en Cuba.

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