Rocío Chacón Gómez
Rocío Chacón Gómez
Especial
Cartago, Costa Rica-. Ser tico (a) es tener el privilegio de celebrar este 15 de septiembre 198 años de vida independiente. ¡Qué orgullo me genera! Y quizás muchos pensarán que como periodista costarricense soy poco objetiva al hablar de mi país, de su historia, de su economía y de su gente, pero créame cuando le digo que no hay persona más indicada para hablar de Costa Rica que una tica o un tico que nació, vive, trabaja y respira en este pedazo de tierra de 51 100 km².
En medio de ésta fecha, aprovecho para contarles de qué manera celebramos nuestra Independencia, qué nos hace sentir orgullosos, la riqueza natural que acá habita, pero también de la inestabilidad económica, las huelgas, las cifras altas de desempleo, el cobro de nuevos impuestos, el dinero que genera el turismo, pero que no alcanza y nos tiene preocupados en medio de esta celebración. ¡No todo es fiesta!
Así como Estados Unidos celebra su independencia el 4 de julio con desfiles, partidos de béisbol y juegos artificiales, en Costa Rica pese al desconsuelo que sentimos los ticos, levantamos la bandera como se hizo cuando nos independizamos de España en 1821 y de la República Federal de Centroamérica entre 1838 y 1839.
Para conmemorar uno de los días más importantes de nuestra historia, en 1915 nació una tradición que a la fecha se mantiene más viva que nunca. Miles de estudiantes de primaria y
secundaria desfilan cada 15 de septiembre por las principales calles de las siete provincias luciendo sus mejores trajes con los colores de nuestra bandera -blanco, azul y rojo-. Esta significativa tradición fue creada por el Presidente de la época Alfredo González Flores cuando comenzó a sustituir la presencia de militares por estudiantes en las actividades de la Independencia.
Hasta la fecha los desfiles con niños y jóvenes son el “plato fuerte” de nuestra fiesta patria y se afianzó aún más a partir de 1948, cuando el Presidente José Figueres Ferrer eliminó el ejército para destinar ese dinero usado para la compra de armas en educación, salud y acceso a servicios como agua potable y electricidad.
Este logro nos infla el pecho a los costarricenses y nos hace sentir orgullosos más cuando se tiene la oportunidad de viajar al extranjero y se escucha expresar a foráneos que de Costa Rica conocen que es un país que cuida sus bosques, de gente hospitalaria y donde las fuerzas armadas no existen. Hay una frase que usamos mucho los ticos (as) que reza: “Dichosa la madre costarricense que sabe que su hijo al nacer jamás será soldado”.
Desde hace más de 70 años, Costa Rica no tiene ejército y su forma de solucionar diferencias con otros países es a través de instrumentos de Derecho Internacional. Ese compromiso a favor de la paz no armada fue confirmado en 1983, cuando el Presidente Luis Alberto Monge declaró neutralidad perpetua de Costa Rica en los conflictos armados, dicho compromiso tuvo alcance internacional cuando el Presidente Oscar Arias recibió el Premio Nobel de la Paz, tras la firma de Acuerdos de Paz en América Central.
La actualidad tica
En medio de la celebración de la Independencia no todo es fiesta. La preocupación que nos genera más tensión es la economía debilitada por la falta de empleo y la entrada en vigencia de un nuevo cobro de impuestos. En agosto, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) dio a conocer que 296.000 personas no tienen trabajo, es decir el 11,3% de una población total.
Para el economista costarricense Luis Mesalles, el panorama costarricense actual es desacelerado. Estas causas que han debilitado la economía están ligadas al déficit fiscal que ha obligado al país a endeudarse. Para recuperarnos el gobierno liderado por el Presidente Carlos Alvarado aprobó una nueva Ley de Fortalecimiento de Finanzas Públicas que comenzó a regir el pasado 1 de julio y que tienen como objetivo recaudar nuevos impuestos entre todos los ciudadanos, sin importar la clase económica y por supuesto las empresas. Todo esto ha llevado al país a sufrir en los últimos meses de huelgas o manifestaciones en sectores tan vulnerables como el de la salud, en los que se han dejado de ofrecer citas médicas o realizar cirugías, solo por mencionar algunas consecuencias.
“Este nuevo cobro de impuestos combinado con las tasas de interés altas en el mercado complican la situación económica porque los costarricenses temen una crisis más fuerte en corto o mediano plazo, pierden la confianza en la economía y gastan menos, al haber menos consumo hay menos crecimiento económico. Por otra parte, los empresarios ante la misma zozobra no se atreven a invertir, no generan más empleos y como consecuencia no hay dinero. Es un círculo vicioso que al no existir consumo, el gobierno no puede recaudar más impuestos y complica el déficit”, explica el economista Mesalles.
A pesar del nublado panorama económico, el economista es optimista y asegura que el gobierno está dando pasos firmes para lograr estabilidad económica y confianza entre los ciudadanos y empresas. Eso sí, no la tiene fácil al confirmarse en los últimos días que la encuesta del Centro de Investigación de Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR) indica que el 65% de la población tienen una opinión negativa hacia el gobierno del Presidente Alvarado.
Hay esperanza
Con el pago de nuevos impuestos, la reactivación de la economía prometida por el gobierno para recuperar la confianza del pueblo y de las empresas, sentimos esperanza. Una de esas alternativas económicas que nos la transmite es algo que hemos construido a lo largo de los años: el turismo.
Costa Rica no solo es reconocida por ser una nación pacífica, también es sinónimo de bellezas naturales, y eso que nuestro territorio solo representa el 0,03% de la superficie terrestre, aunque suficiente para habitar el 6% de la biodiversidad del planeta.
Por esa riqueza natural, la industria turística dinamiza la economía costarricense al representar el 6.3% del Producto Interno Bruto (PIB). Datos proporcionados en el 2018 por Instituto Costarricense de Turismo (ICT) indican que el sector generó 211.000 empleos directos, $3.8 millones de ganancias tras una visitación de 3 millones de turistas.
Dos de los países a los que más les atraen nuestros volcanes, playas, parques nacionales y la hospitalidad del tico son precisamente Estados Unidos y Canadá, quienes aportan el 67.5% del total de turistas que nos visitan. Recientemente el ICT lanzó una campaña para promocionar a Costa Rica como destino turístico en ambos países denominada Only The Essentials (Solamente lo esencial) invitando al turística a conectarse con lo que realmente importa: naturaleza, bienestar, cultura y aventura. Uno de esos miles de norteamericanos que ya disfrutó de todas ellas es Ben Nelson, estadounidense que visita con regularidad el país del “pura vida”.
“Visito con regularidad Costa Rica porque lo siento como mi segundo hogar. Viví allí hace algunos años y me atrae por su cultura, comida, idioma y sobre todo su gente. El clima es uno de los más agradables del mundo porque siempre hay sol y la temperatura es cálida, sin importar si se está en las montañas o en la costa. La biodiversidad no tiene paralelo. Aunque es un país pequeño, se encuentran varias clases de bosques, montañas y playas hermosas. A pesar de todo lo que Costa Rica ofrece, lo que más me cautiva es su gente”, relata el turista norteamericano.
Como ciudadanos estamos claros de que el dinero que genera la industria turística no alcanza para subsanar nuestra economía, sin embargo estamos convencidos que si como país fuimos capaces de independizarnos y de sustituir las armas por los libros, somos capaces de sobrepasar cualquier situación adversa porque somos gente trabajadora, ingrediente indispensable para que un país se levante.
Este 15 de septiembre saldremos a las calles con nuestros mejores trajes en colores patrios, deseosos (as) de celebrar nuestra Independencia, pero con el doble de ganas de seguir luchando por vivir en un país mejor.