SAN JOSÉ. La expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla (2010-2014) expresó su profunda preocupación por el aumento de la violencia en el país, especialmente la relacionada con el narcotráfico.
La expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla lamenta la situación de inseguridad, violencia y narcotráfico que impera en el país centroamericano
SAN JOSÉ. La expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla (2010-2014) expresó su profunda preocupación por el aumento de la violencia en el país, especialmente la relacionada con el narcotráfico.
La exmandataria escribió en su cuenta de la red social X, antes Twitter, que: "cuando las secciones de sucesos de los periódicos del mundo nos citan más que las de economía o ambiente, es muy lamentable".
Chinchilla se refiere a la situación en Costa Rica, en donde la violencia no se esconde. Los asesinatos ya no son noticia de primera plana, y la palabra "balacera" se ha vuelto omnipresente en los titulares. Los homicidios ya no se limitan a la noche, no es raro ver un ataque armado a plena luz del día en una avenida concurrida de la capital.
La tranquilidad que caracterizaba a este país, reconocido internacionalmente por su paz, se ve empañada por un aumento en las tasas de homicidio que lo coloca a la cabeza del continente en la última década. La violencia ha llegado incluso a las escuelas, donde se producen ataques entre estudiantes.
Según datos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el año más violento de la historia del país fue el 2023, con 907 homicidios y una tasa de 17,2 por ciento por cada 100 mil habitantes, es decir que la tasa de homicidios se incrementó en 38 por ciento con respecto al año 2020.
Las causas de este flagelo según las autoridades policiales y judiciales, es por el narcotráfico, principal factor responsable de más del 60 por ciento de los homicidios; las disputas territoriales entre bandas por el control del narcotráfico; el fácil acceso a las armas de fuego, incluyendo rifles de asalto. Aunado a la desigualdad social, pobreza, desempleo y falta de oportunidades.
En Costa Rica impera la inseguridad, el miedo y la zozobra entre la población. Esto trae como consecuencia el deterioro del tejido social, desconfianza y fragmentación social, daño a la economía e impacto negativo en el turismo y la inversión.
El director del OIJ, Randall Zúñiga, recientemente atribuyó la mayoría de esas muertes a las peleas entre grupos de narcotraficantes. "La modalidad de ajuste de cuentas (venganzas) aumentó un 70 por ciento, dato que antes no manejaban. El máximo rondaba el 65 por ciento".
Zúñiga, agregó que desde abril de 2023 la tendencia hacía prever que la cifra anual de homicidios alcanzaría un nuevo récord cercano a 900 muertes. Para 2024 se estima necesario "aplanar la curva" de aumento.
De acuerdo a encuestas la población considera que la criminalidad es el mayor problema del país, y el gobierno de Rodrigo Chaves no ha logrado detener los homicidios a pesar de que desde agosto de 2022 reconoció la gravedad del problema.
Expertos analistas sobre criminalidad, violencia e inseguridad, señalan que Costa Rica es como el resto de Centroamérica, puente de la droga que va de Sudamérica hacia Estados Unidos y Europa. En el camino, dinero, droga y armas refuerzan pequeños carteles cada vez más organizados.
Los partidos de oposición en la Asamblea Legislativa de Costa Rica están impulsando una serie de reformas legales para combatir la violencia. Estas reformas incluyen aumentar el tiempo de prisión preventiva y restringir las medidas alternativas para el cumplimiento de condenas. Sin embargo, algunos especialistas consideran que estas medidas no son suficientes.
Por su parte, el Gobierno de Rodrigo Chaves también ha propuesto medidas más drásticas, como penalizar a los menores de edad como adultos en casos de sicariato y permitir la extradición de nacionales sospechosos de narcotráfico. Sin embargo, estas medidas se enfrentan a límites constitucionales y a la objeción de algunos expertos.
El Plan Nacional de lucha Contra la Violencia del gobierno costarricense se basa en tres ejes fundamentales Prevención: invertir en programas para jóvenes en riesgo y comunidades vulnerables; en educación para fortalecer los valores y la formación para la vida; generar oportunidades de empleo para jóvenes y personas en riesgo de exclusión social.
Otro eje sería represión: es fundamental fortalecer las fuerzas de seguridad, invertir en personal, capacitación y equipamiento, combatir el crimen organizado implementando estrategias para desarticular las bandas criminales y el narcotráfico. Realizar reformas judiciales y evitar la impunidad.
Finalmente el eje de rehabilitación: implementar programas de reinserción social, brindando oportunidades a las personas que cumplen con las condenas para que puedan reintegrarse a la sociedad, además de brindar apoyo y asistencia a las víctimas de la violencia.
Es necesario un esfuerzo conjunto del gobierno, la sociedad civil, la comunidad internacional, las empresas, los medios de comunicación y la academia para combatir la violencia en Costa Rica.
FUENTE: Red social X de la expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla, Observatorio de la Violencia del Ministerio de Justicia y Paz, Ministerio de Seguridad Pública, País, Voz de América