CIUDAD JUÁREZ.-dpa
En su viaje tuvo encuentros con indígenas, visitó zonas marginadas y regiones golpeadas por la violencia
CIUDAD JUÁREZ.-dpa
El papa Francisco concluyó este miércoles una visita de cinco días a México con un mensaje emotivo de esperanza, después de celebrar en Ciudad Juárez una misa por los migrantes en la frontera con Estados Unidos y de visitar una cárcel.
"Les aseguro que por ahí en algún momento sentía como ganas de llorar al ver tanta esperanza en un pueblo tan sufrido", dijo el Papa, de 79 años, en su mensaje final al concluir la misa.
"La noche nos puede parecer enorme y muy oscura, pero en estos días he podido constatar que en este pueblo existen muchas luces que anuncian esperanza", afirmó. "Muchos hombres y mujeres, con su esfuerzo de cada día, hacen posible que esta sociedad mexicana no se quede a oscuras".
En su viaje Francisco tuvo encuentros con indígenas, visitó zonas marginadas y regiones golpeadas por la violencia del crimen organizado, recorrió 400 kilómetros en el papamóvil y bendijo a ancianos y enfermos.
Sin embargo, no se reunió en privado con víctimas de la pederastia clerical ni con familiares de 43 estudiantes desaparecidos que le habían pedido audiencia.
La última actividad del Papa fue una misa al aire libre ante unas 210.000 personas en la frontera, en la que hubo sitios reservados para migrantes y víctimas de la violencia. Del lado estadounidense también se apostaron algunas personas junto a la valla de acero que separa a ambos países.
Antes de la celebración, Francisco bendijo una enorme Cruz del Migrante enclavada a pocos metros de la frontera, por la cual decenas de miles de personas intentan cada año llegar a Estados Unidos en una travesía llena de peligros y amenazas del crimen organizado.
"No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas", dijo el Papa en su homilía. "¡No más muerte, no más explotación!", exclamó.
"Aquí en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos mexicanos que también buscan pasar al otro lado".
El camino está "cargado de terribles injusticias. Esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tránsito humano, de la trata de personas".
En la vecina ciudad estadounidense de El Paso, Texas, decenas de miles de personas siguieron también la misa por pantalla gigante en el estadio Sun Bowl.
Francisco estuvo también en una prisión de Ciudad Juárez, desde donde llamó a "romper los círculos de la violencia y de la delincuencia" atacando sus causas estructurales.
En un encuentro con 700 presos, entre ellos 100 mujeres, en la cárcel número 3 del estado de Chihuahua, Francisco criticó el sistema penitenciario al decir que las cárceles "son un síntoma en muchos casos de silencios y omisiones que han provocado una cultura de descarte".
"Hoy su Santidad se ha hecho uno de nosotros en la cárcel", le dijo una reclusa. En la misa el Papa usó después un báculo de madera tallado por un preso.
En Ciudad Juárez se reunió también con empresarios y obreros, ante quienes pidió poner al ser humano por delante del lucro. "El lucro y el capital no son un bien por encima del hombre.
La visita del pontífice lo llevó a Ciudad de México, donde estuvo en la Basílica de Guadalupe, a Ecatepec, un suburbio marginado pegado a la capital, al sureño estado de Chiapas, a Morelia en el violento Michoacán y a Ciudad Juárez.
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