El próximo domingo 30 de noviembre, Honduras celebrará elecciones generales, con antecedentes complejos, que se remontan a 2009 y que mantienen un panorama oscuro hasta hoy día.
Es uno de los países más violentos de América Latina y sufre, igual que Guatemala, el terror de las pandillas Barrio 18 y Mara Salvatrucha
El próximo domingo 30 de noviembre, Honduras celebrará elecciones generales, con antecedentes complejos, que se remontan a 2009 y que mantienen un panorama oscuro hasta hoy día.
En la madrugada del 28 de junio de 2009, militares aupados por empresarios y políticos de derecha sacaron de su cama, encañonado, al presidente de Honduras Manuel Zelaya, amigo del fallecido dictador Hugo Chávez y acusado de querer perpetuar su poder.
En ropa de dormir lo subieron a un avión, rumbo a Costa Rica.
El golpe de Estado dividió profundamente a los hondureños, quienes gobernados luego por mandatarios de derecha durante 12 años devolvieron a Zelaya al primer plano al elegir en los comicios de 2021 a su esposa Xiomara Castro como primera presidenta de Honduras.
Los hondureños se debaten ahora entre la continuidad de la izquierda, con el partido Libertad y Refundación (Libre), creado por Zelaya, o el regreso de la derecha con los tradicionales Partido Nacional (PN) y Partido Liberal (PL).
En abril de 2022, casi tres meses después de dejar la presidencia, Juan Orlando Hernández, que venía de gobernar dos periodos desde 2013 tras cuestionados comicios, fue extraditado en un avión de la DEA.
Señalado por la justicia estadounidense de convertir a Honduras en un "narco-Estado" y en una superautopista para la droga, fue condenado en 2024 a 45 años de prisión.
Su caso simboliza la penetración del narcotráfico en Honduras, donde políticos de todos los partidos han sido salpicados, incluido el gobierno de Castro, pues hace un año se filtró un video donde aparece el hermano de Zelaya negociando dinero de capos de un cartel local para la campaña de 2013.
Honduras, uno de los países más violentos de América Latina, sufre, igual que Guatemala, el terror de las pandillas Barrio 18 y Mara Salvatrucha.
Desde diciembre de 2022, el gobierno de Castro mantiene un estado de excepción similar al que impuso el mandatario Nayib Bukele para reducir a mínimos históricos los homicidios en El Salvador, pero ambas estrategias son criticadas por defensores de los derechos humanos.
Aunque los homicidios en Honduras bajaron de 38,1 por cada 100,000 habitantes en 2022 a 26,8 en 2024 —según datos oficiales—, los pandilleros siguen extorsionando a transportistas y comerciantes, y el estado de excepción ha propiciado torturas y abusos de poder, según la ONG de derechos humanos Cristosal.
Descritas por los arqueólogos como la "Atenas maya", las ruinas de Copán, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, son el principal vestigio en Honduras de la cultura maya.
Sus escalinatas, estelas y estructuras de templos atrae a turistas, que sin embargo sucumben principalmente ante las paradisíacas islas de Roatán, de aguas turquesas en el Caribe. En montañas y costas habitan también las etnias maya-chorti, tolupanes, garífunas, misquitos y otras.
Honduras, nombrada así por las aguas profundas con que se encontraron los primeros navegantes españoles según la leyenda, tiene en sus costas caribeñas parte de la segunda barrera de coral más grande del mundo, después de la de Australia.
La pobreza, que golpea a un 60% de los 11 millones de hondureños, y la violencia criminal han empujado cada año a decenas de miles migrar a Estados Unidos.
Las remesas familiares representan 27% del Producto Interno Bruto (PIB) de Honduras. En 2024 superaron los 10,000 millones de dólares, pero los expertos auguran que esa cifra descenderá.
Migrar dejó de ser una opción para muchos hondureños con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y su cacería de migrantes. En lo que va del año han sido deportados casi 27,000 hondureños, 10,000 más que en 2024, en un retorno forzada que aún no cesa.
FUENTE: Con información de AFP
