Durante su viaje a Miami, en entrevista concedida a DIARIO LAS AMÉRICAS recalcó que la oposición cubana lo que más necesita es la solidaridad de los ciudadanos y Gobiernos del mundo libre.
¿Qué ha habido de positivo en el acercamiento Cuba-EEUU?
Siempre dijimos y mantenemos es que el proceso de acercamiento no puede significar una postura debilitada ante el régimen cubano.
En esta nueva etapa, hemos podido alcanzar cosas más palpables que lo que se hacía con la política anterior de cero relaciones y aislamiento.
Si tuviera que responsabilizar a alguien del incremento de la represión no diría que es EEUU ni la Unión Europea por cambiar su política hacia el régimen cubano.
Se trata de que el régimen por su naturaleza no puede cruzarse de brazos ante el incremento de las manifestaciones de descontento popular. Por eso EEUU y la Unión Europea no solo deben negociar con el régimen, también deben criticarlo abiertamente.
El régimen quiso ver a la UNPACU oponiéndose al proceso de relaciones para con sus medios de propaganda, que siguen siendo efectivos, poner en duda ante la población nuestra credibilidad.
Por eso lo que le mostramos a la población es la seguridad de que vamos a acelerar nuestro proceso, incluso con más ayuda desde el exterior.
¿Qué escenario pudiera presentarse cuando en 2018 se concrete la salida de Raúl Castro?
El escenario más próximo es de más privaciones y muchas más personas intentando abandonar el país. En estos momentos, la dictadura les ofrece a los cubanos sólo dos fórmulas, una, obedece, quédate y sobrevive como puedas. La otra, ¿no quieres obedecer?, pues vete del país y no sé cómo lo vas a hacer.
Los opositores, hace años venimos luchando por proponerle al pueblo una tercera fórmula: ni me voy, ni obedezco, voy a luchar por democratizar a Cuba y por tener en nuestro país, los derechos, libertades y oportunidades que muchos se van buscando en otras tierras. Para conseguir que se haga popular la tercera fórmula, necesitamos cada vez más el apoyo del exilio, también el de gobiernos e instituciones del mundo libre.
Para aplicar esa tercera fórmula debemos cumplir tres requisitos: el activismo que ayude a la gente a vencer el miedo de salir a las calles y a la vez armarse de métodos inteligentes, de tácticas y estrategias hábiles y bien pensadas.
El segundo requisito consiste en tener en cuenta que la mentalidad del cubano se sintetiza en que se unen a nosotros si les mostramos firmeza y a la vez, capacidad de solucionar sus problemas.
Para esto, la ayuda del exilio es fundamental. Con algunas de nuestras iniciativas les damos de comer a los ancianos, a los niños desnutridos. Les llevamos medicinas a los enfermos.
Si no creamos esas estructuras para solucionar los problemas inmediatos de la gente, tampoco movemos pueblo y vamos a tener dictadura por mucho tiempo.
Hay que poner en práctica un tercer requisito y es una hábil divulgación. La población cubana no se entera de lo ocurre cinco cuadras más allá porque no hay medios de prensa que hablen de ello, por tanto necesitamos tener nuestros propios medios. Pero hay que cuidar la información que se difunde respecto al trabajo de la oposición porque las imágenes de represión interna y el éxodo constante, a veces parecen un llamado a paralizar la acción y salir huyendo.
¿Qué ocurriría si el presidente que salga electo en EEUU echa abajo el proceso de diálogo con Cuba?
Lo mismo que si cambiamos el antibiótico a una grave infección antes de que concluya el ciclo. El germen se hace resistente al tratamiento y no logramos curar al enfermo.
Sea quien sea el que gane la presidencia, creemos que la fórmula más efectiva es continuar el proceso que comenzó Obama pero de una manera más enérgica, más creativa, más proactiva. Aunque Estados Unidos en estos momentos esté inmerso en sus propios problemas y en la lucha contra el terrorismo, no debe dejar de preocuparse por lo que ocurre en Cuba pues de allí han salido dinero e instructores militares para mover guerrillas, crear problemas y desestabilizar a otras naciones en el continente.
¿Qué mensaje le quiere dejar al exilio tras su visita a Miami?
Al exilio cubano le digo que en sus manos está que los que estamos dentro de Cuba luchando por la democracia contemos con los recursos necesarios. Lo estoy diciendo abiertamente porque he tenido fuertes debates con quienes incluso nos han llamado mercenarios.
Mi respuesta a eso es que nosotros necesitamos apoyo de todos los demócratas del mundo libre y de los demócratas cubanos exiliados, de fuentes honestas, pero sí lo necesitamos, para darles comida a las familias de los que luchan, para tener una lámpara para alumbrarnos en medio de los apagones, para comprar medicinas, para tener un par de zapatos que darle a un activista cuando los represores lo arrestan, les quitan los que tienen y se los botan. Mi mensaje es que apoyen a quienes de verdad se sabe que están luchando. Eso está en imágenes porque en Cuba el régimen miente y crea falsos opositores. Cuando quieran saber quiénes luchan por la libertad de manera seria y comprometida, busquen videos, ni siquiera fotos que también se falsifican.
Si el exilio no nos ayuda a resolver esos problemas, los cubanos desesperados prefieren tirarse al mar que enfrentar la dictadura sin solidaridad.
¿Cómo son las relaciones de la oposición con la Iglesia Católica?
La iglesia está fuera de la realidad actual que tenemos en el país. Por cuidar algunos espacios mínimos que el régimen le ha permitido, ha dejado de ser buena samaritana.
Están hipotecando su futuro, y lo digo porque hablo con muchos fieles que están molestos y defraudados por esa postura tan tibia ante los abusos del régimen. Pase lo que pase la iglesia no se pronuncia.
Al nuevo arzobispo de la Habana, Juan de la Caridad García Rodríguez, le oímos decir que no quería el capitalismo, sino un socialismo que prospere. Es algo ridículo porque en Cuba existe el peor de los sistemas, capitalismo de estado, más bien de una familia.
Cuando lleguemos a la democracia y se abran los archivos de la policía política, encontraremos nombres de sacerdotes que cooperaban con el régimen. Pero ese fenómeno de cooperar con el régimen no se da sólo en la iglesia católica, también se ve en la iglesia protestante.
Estamos en un momento en que las iglesias podrían hacer su labor y el régimen dudaría mucho en atacarlos. Están como el elefante de la fábula: con fuerza suficiente para arrancar la estaca de la soga que los mantiene atados y se mantienen como el elefante pequeñito que no tiene fuerzas.
José D. Ferrer: La oposición en la isla necesita la solidaridad del mundo libre