BUENOS AIRES.- La Justicia argentina encontró abandonadas pruebas importantes para dilucidar, 22 años después, cómo fue cometido el atentado terrorista a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en el que murieron 85 personas y cientos sufrieron heridas.
Los fiscales a cargo de la investigación hallaron en un refrigerador de la Policía Federal un balde con restos orgánicos congelados y esquirlas de la explosión que permitieron probar que el atentado fue perpetrado con una camioneta Trafic cargada de explosivos.
"Varias esquirlas metálicas extraídas del cuerpo de algunas de las víctimas, pero recuperadas recién meses atrás, resultan concordantes con las piezas de camioneta Trafic halladas en el lugar" del crimen, sostuvo el informe difundido por el portal "Fiscales", del Ministerio Público Fiscal argentino.
La información surgió entre documentos desclasificados en 2015. Entre ellos apareció un video con imágenes del trabajo que realizaron en su momento peritos del Cuerpo Médico Forense, que habían extraído esquirlas metálicas de varios cuerpos durante las autopsias para ser analizadas luego por la policía, algo que nunca se realizó, según consta en la causa judicial.
Así quedarían desestimadas las hipótesis acerca de que el explosivo había sido colocado frente al edificio de la AMIA o, inclusive, que se habría tratado de una "implosión".
Por el contrario, refuerza la teoría de que un conductor suicida manejó la camioneta hasta impactarla contra la mutual en la fría mañana del 18 de julio de 1994, causando el atentado terrorista más sangriento en la historia del país.
Luis Czyzewski, padre de Paola, una de las víctimas provocadas por la explosión, dijo este sóbado al canal Todo Noticias que "hay una alta posibilidad" de que los peritos del caso puedan determinar, con esta nueva información, "el ADN" del conductor de la Trafic.
El descubrimiento de las pruebas, sostuvo este sábado el diario "La Nación", deja en evidencia "las desprolijidades que existieron en la causa" y que buscan aclararse en un juicio que se realiza actualmente en Buenos Aires. Entre los acusados están el expresidente Carlos Menem (1989-1999), el exjefe de la exSecretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) Hugo Anzorreguy y quien fue el juez del caso, Juan José Galeano.
El 2 de septiembre de 2004, una década después del atentado a la AMIA, un jurado absolvió a los imputados por el ataque, entre ellos Carlos Telleldín, mencionado en su momento como el que había aportado la camioneta Trafic utilizada en el hecho.
También resultaron beneficiados con la libertad 12 policías acusados en el primer tramo de la investigación de ser quienes brindaron la logística y protección posterior a los responsables del atentado. Aquel juicio se extendió durante casi tres años y finalizó sin culpables.
El grupo de fiscales que aportó las nuevas pruebas asumió al frente de la investigación luego de la muerte de su colega, Alberto Nisman, que fue encontrado muerto de un disparo en la cabeza el 19 de enero de 2015 en su departamento del barrio Puerto Madero, uno de los más exclusivos de Buenos Aires.
La muerte del fiscal conmocionó a la opinión pública argentina, porque al día siguiente tenía previsto presentarse ante el Congreso para exponer los argumentos de la denuncia que había presentado contra la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, su canciller Héctor Timerman y otros dirigentes kirchneristas por supuesto encubrimiento de los siete ciudadanos iraníes acusados por el atentado.
La denuncia fue desestimada luego por la Justicia argentina, pese a diferentes intentos por reactivarla tras la muerte de Nisman.
FUENTE: dpa