CARACAS.- Desde hace cinco meses, cinco altos miembros del equipo de campaña de la líder opositora venezolana, María Corina Machado, viven refugiados en la residencia diplomática argentina en Caracas. Desde este espacio confinado, han seguido de cerca la agitación política y social de su país, mientras continúan liderando una de las campañas presidenciales más significativas en la historia reciente de Venezuela.
Humberto Villalobos, Omar González, Claudia Macero, Magalli Meda y Pedro Urruchurtu son los nombres de los cinco opositores que, a pesar de las restricciones a su libertad, lograron movilizar a millones de votantes y organizar un vasto operativo de observadores electorales.
Estos esfuerzos, según reseña The New York Times, fueron fundamentales para que Estados Unidos reconociera la victoria del candidato opositor Edmundo González, aunque el dictador Nicolás Maduro aún se mantiene en el poder, y ellos siguen atrapados en la residencia diplomática, a la espera de un salvoconducto que les permita salir del país.
El comienzo de la huida
La pesadilla para estos dirigentes comenzó el 20 de marzo, cuando dos altos líderes del partido Vente Venezuela fueron arrestados y enviados al Helicoide, un notorio centro de detención y tortura en Caracas. La campaña ya estaba en alerta máxima debido a la represión del régimen de Maduro, quien, aunque accedió a celebrar elecciones libres en octubre como parte de un acuerdo con Estados Unidos para levantar sanciones, había estado obstaculizando el proceso y amedrentando a la oposición.
Urruchurtu, uno de los principales estrategas de la campaña, temiendo ser arrestado, contactó rápidamente a sus conocidos en el ámbito diplomático. Entre ellos estaba Gabriel Volpi, encargado de negocios de la misión argentina en Venezuela. "Nos están buscando", le dijo Urruchurtu a Volpi por teléfono, a lo que el diplomático respondió: "Dame 15 minutos". Urruchurtu replicó: "Si puedes, que sean 10". Y así, en cuestión de minutos, se orquestó su huida hacia la residencia del embajador argentino, donde han permanecido desde entonces.
La residencia, ubicada estratégicamente entre las misiones diplomáticas de Rusia y Corea del Norte, se convirtió en su refugio. Volpi, que vivía allí con su esposa y sus dos perros, los acogió y, rápidamente, los ocho se convirtieron en una familia. Compartieron comidas, celebraron cumpleaños y se apoyaron mutuamente en medio de la creciente tensión.
Dirigir una campaña desde el exilio
A pesar del confinamiento, la urgencia de la situación no les permitió descansar. Los días se llenaron de reuniones virtuales y planificación estratégica. González, de 74 años, director de la campaña en el estado de Anzoátegui, recuerda cómo tuvo que tomar decisiones en fracciones de segundo al enterarse de la orden de arresto en su contra mientras estaba en el aeropuerto. Decidió seguir con su viaje a Caracas, creyendo que sería menos reconocible allí. "Arranca", le dijo al conductor del taxi que tomó al llegar, sin saber que su destino final sería la residencia argentina.
Meda, mano derecha de Machado, acostumbrada a recorrer el país junto a la líder opositora, ahora se veía confinada a videollamadas desde su aislamiento. "A mí me gusta el contacto humano", confesó. "Estoy acostumbrada a trabajar con los equipos, a tocarlos, a ver cómo se sienten. Ahora paso el día entero con unos audífonos puestos, y a veces siento que me estoy quedando sorda. No es mi naturaleza", acotó.
A medida que se acercaba la fecha de las elecciones, el régimen de Maduro intensificó sus esfuerzos para socavar la campaña opositora, arrestando no solo a activistas y políticos, sino también a empresarios que ofrecían servicios a la campaña. La noche de las elecciones, mientras Maduro se autoproclamaba vencedor sin pruebas que respaldaran su afirmación, los observadores electorales de la oposición demostraron, con actas en mano, que González había ganado de manera contundente.
Represión y la incertidumbre
Después de las elecciones, la tensión se disparó cuando la policía venezolana rodeó la residencia argentina durante tres noches, una experiencia que Meda describió como que le "quitó años de vida". Finalmente, el 1 de agosto, Maduro ordenó la expulsión de los diplomáticos argentinos del país, y Brasil asumió la responsabilidad de la embajada y la protección de los solicitantes de asilo. Desde entonces, los cinco líderes opositores han vivido en un estado de constante incertidumbre, sabiendo que en cualquier momento sus circunstancias podrían cambiar.
Mientras tanto, la represión del régimen venezolano contra aquellos que cuestionan los resultados declarados de las elecciones se ha intensificado. Las organizaciones de derechos humanos afirman que la violencia y la persecución actual son más brutales que cualquier cosa que el país haya visto en décadas. "Son unas noches muy largas de mucho dolor", dijo Meda, al describir el clima de terror que ha envuelto a Venezuela.
Los cinco líderes de la oposición siguen atrapados en la residencia diplomática argentina, observando desde la distancia cómo su país se hunde más en la represión y el caos. "Es un paisaje con el que has crecido, un paisaje que sabes que de alguna manera te pertenece", dijo Urruchurtu, aludiendo a las colinas de Caracas que pueden ver desde su refugio. "Pero lo que cansa es saber que no puedes ir más allá".
FUENTE: Con información de The New York Times