Un artículo de Emilio Morales para DIARIO DE CUBA describe la desfachatez del régimen castrista en las negociaciones con empresarios de EEUU. Reproducimos el texto:
Un artículo de Emilio Morales para DIARIO DE CUBA describe la desfachatez del régimen castrista en las negociaciones con empresarios de EEUU. Reproducimos el texto:
La reciente celebración en el hotel Nacional de la capital cubana de un foro comercial entre empresarios norteamericanos afines al régimen de la Habana con directivos de empresas estatales cubanas y funcionarios del Gobierno muestra públicamente el desespero que tiene el régimen por tratar de encontrar nuevas vías de financiamiento. El encuentro, a primera vista, luce como un intento de obtener una bocanada de oxígeno que mantenga vivo al régimen de la Habana en su ya insalvable lecho de muerte y un intento oportunista de ciertos personajes que tratan de hacer fortuna a costa de la miseria que hoy sufre el pueblo cubano.
Sin embargo, una gran interrogante viene a la mente de los cubanos ante tan desconcertante y decepcionante acontecimiento: ¿Este encuentro organizado a la carrera tiene como objetivo agitar la propaganda para incentivar un nuevo deshielo? ¿O es el resurgimiento de la estrategia de estabilización que por muchos años la espía Ana Belén Montes inoculó en el establishment norteamericano de tender una alfombra roja al régimen cubano como una "barrera de contención" ante una posible caótica crisis del sistema que generara una repentina avalancha de cientos de miles de migrantes cubanos hacia EEUU? ¿En realidad que hay detrás de todo esto?
Para entrar en materia y poder desentrañar esta madeja es preciso recordar que la Administración Biden en su anuncio de su cambio de política hacia Cuba dejó bien claro —o al menos así fue como lo expresó— que su nueva política hacia Cuba estaba dirigida a empoderar al pueblo cubano en tres líneas fundamentales: 1. Estudiar como proveer a acceso a internet a los cubanos; 2. Encontrar vías para hacer llegar las remesas a los cubanos sin que estas pasaron por las empresas que pertenecen a la estructura empresarial de las Fuerzas Armadas; y 3. Permitir la inversión de empresas norteamericanas junto a empresas privadas en la Isla.
De estas tres líneas solamente se ha cumplido la relativa a las remesas. La de internet no se ha tocado, quedando en la mesa el tema de permitir a empresas norteamericanas hacer inversiones con el sector privado cubano. Sin embargo, para todos está claro que en Cuba no existe un sector privado, sería muy ingenuo pensar que realmente existe. Entonces la primera variable que tiene que resolver esta ecuación es cómo se van a crear las condiciones para que exista un sector privado en la Isla.
Muy sencillo, para que exista un sector privado en Cuba tiene que existir un mercado de libre empresa, bajo un Estado de derecho con separación de poderes. Eso hoy no existe. Hoy lo que existe es una mafia en el poder que controla y decide quién, dónde, cómo y en qué condiciones se puede tener una PYME o hacer una inversión en el país.
Precisamente esta mafia es la que ha organizado este foro en contubernio con estos empresarios afines al régimen de la Habana. Los cuentapropistas cubanos no tienen una organización jurídica que los ampare y represente para poder realizar un foro como este. Muy simple, no existe un marco legal en la Isla que lo permita y lo promueva, Al régimen cubano no le conviene, no le interesa.
Es obvio que para los cubanos de la Isla es imposible abrir empresas de manera espontánea. El sistema no está diseñado para ellos, sino para la mafia oligarca. Dichas empresas deben ser aprobadas por varias instancias gubernamentales, y es el Estado el que decide a quién se le otorga el favor, en qué sector y en qué condiciones. Los que finalmente resultan autorizados, suelen ser personas afines al Gobierno. Aun así, estas empresas no pueden importar ni exportar productos y servicios de forma directa; para ello deben utilizar empresas estatales que cobran un 20% por la gestión. Más allá, estas entidades "privadas" pueden tener cuentas en dólares, pero solo pueden disponer de ellos para hacer los pagos de los procesos de importación y exportación.
¿Bajo qué contexto se organiza este encuentro con empresarios norteamericanos?
Este encuentro se produce en el escenario más vulnerable que ha tenido el régimen cubano en los últimos 63 años. Escenario que es el resultado de la decadencia del régimen y las medidas implementadas por el equipo de Gobierno que encabeza Miguel Díaz-Canel en el sector financiero y el sector minorista, las cuales han sido totalmente desastrosas. Primero las tiendas MLC después la implementación de la Tarea Ordenamiento y ahora el mercado cambiario. Las tres medidas se han convertido en un mortífero coctel que han dado la estocada de muerte a la moribunda economía cubana.
Hoy el país está ahogado en la bancarrota, con la industria del turismo estancada, con el declive de las exportaciones y la muerte de la industria azucarera. La población vive agobiada por la escasez de alimentos, medicamentos, la inflación galopante que parece no tener fin (devora un salario en un par del almuerzos), y el impacto constante de los apagones debido al colapso del sistema electroenergético nacional. La deuda externa crece aceleradamente por la mala práctica del régimen de no pagar, lo cual lo ha llevado a perder sus principales líneas de créditos. Incluso sus socios políticos China y Rusia ya no les otorgan créditos.
Esta situación de crisis ha generado cientos de protestas de miles de ciudadanos en todo el país, las cuales han sido fuertemente reprimidas. Por otra parte, hace tres años las inversiones parecen haber desaparecido del radar comercial del mercado cubano. El ambiente empresarial para las empresas extranjeras radicadas en el país es más que lúgubre. El régimen cubano les debe cientos de millones de dólares. En estos momentos Cuba es un mercado de muy alto riesgo. La situación actual de los inversionistas extranjeros en la Isla es caótica y tensa. Muchos no saben qué hacer ante el corralito financiero que les impide repatriar capital. Los que ya tienen un contrato no se deciden a invertir ante la magnitud de la crisis multisistémica. Y los que ya están en el mercado, operan con pérdidas y tratan de producir lo mínimo posible para justificar mantenerse y no perder la inversión, esperando que ocurra un milagro o que finalmente colapse el sistema y de paso a un sistema de economía de libre mercado y de libertad ciudadana.
En este contexto, el régimen cubano trata de exacerbar el falso sueño americano de invertir en Cuba, incentivados por los anuncios hechos semanas atrás de forma independiente por parte de los gobiernos de Cuba y EEUU. Dichos anuncios sugerían que un nuevo deshielo podría estar tramitándose tras bambalinas. Si así fuera, sería una política errada de EEUU. Sobre todo, a la luz de la experiencia del deshielo anterior implementado por la Administración Obama y que tuvo el infeliz final del freno que puso el régimen a las reformas, el cerco al movimiento de emprendedores y los ataques sónicos a diplomáticos norteamericanos.
En su nuevo intento de atraer empresarios norteamericanos el régimen ha entregado dádivas a aliados que por años han amansado fortunas a costa de la miseria del pueblo cubano para que cabildeen en EEUU. Tanto el régimen como estos genuflexos personajes tratan de sembrar el cliché de que ciertos sectores de la economía cubana —el turismo, la energía, la agroindustria, la producción de alimentos, el sector inmobiliario, la minería, la biotecnología…— presentan atractivas posibilidades de inversión. A su vez ese cliché es inflado con el falso argumento de que las empresas de Canadá, España, Gran Bretaña y, otros países de Europa y de Asia disfrutan de ventajas por "ser los primeros", por conocer el terreno, tener las verdaderas relaciones con el poder y dominar las invisibles reglas del juego que mueven los negocios en la Isla —argumento sembrado por el lobby antiembargo—.
Sin embargo, por mucha propaganda que se utilice para agitar un nuevo intento de deshielo al final se convertirá en un ejercicio espurio e inútil, pues no va a llegar a ninguna parte. Por solo citar un aspecto significativo, basta conocer que el mercado cubano comienza con una gran desventaja en términos de libertad financiera: la Isla ocupa el lugar 172 de un listado de 184 naciones. Entre las categorías que se utilizan para evaluar a los países y conformar este ranking internacional están el derecho de propiedad, la libertad financiera, el Estado de derecho, la libertad laboral y la salud fiscal.
¿Qué viene después de este circo?
Por el momento no se ha informado en detalle qué resultados se alcanzaron en dicho encuentro entre oligarcas y testaferros. Lo único que ha trascendido es el anuncio de una segunda puesta en escena de este circo para el próximo mes de noviembre, al anunciarse que empresarios cubanoamericanos asistirán a la Feria Internacional de La Habana, que se celebrará del 14 al 18 de noviembre, en la cual por primera vez en 38 ediciones de este evento tendrán un panel propio. También participarán empresas norteamericanas.
Es obvio que este primer encuentro celebrado en La Habana hace unos pocos días sirvió para cocinar lo que se va a presentar en noviembre en la ya mencionada Feria de La Habana. Sin embargo, este ficticio panorama que se trata de construir choca con la realidad pura y cruda del aumento de las protestas ciudadanas, como refleja el reciente informe publicado por el Observatorio Cubano de Conflictos (OCC), el cual muestra que se produjeron 589 protestas ciudadanas en el mes de octubre, un numero similar a las ocurridas en julio del 20211.
En la medida en que la situación de crisis continue escalando y la represión e intimidación sean las únicas respuestas del Gobierno al creciente número de protestas, las cosas se pueden salir de control. En este contexto, la irracionalidad y la brutalidad represiva oficiales enardecen la sensibilidad ciudadana y abren la puerta a una escalada de violencia entre el pueblo reprimido y las fuerzas represivas de régimen que pudieran llevar a un levantamiento popular sin precedentes en la historia del país en los últimos 63 años.
Empresarios norteamericanos y cubanos-americanos afines al régimen de La Habana han escogido el peor momento para mostrar sus vínculos e intenciones en una fatídica luna de miel celebrada recientemente en el hotel Nacional de la capital cubana. Dicho acontecimiento sucede mientras el país se cae a pedazos y la población desesperada trata de escapar de la miseria y la represión desatada por el régimen, que ya no puede satisfacer sus necesidades básicas de alimentación y salud.
La patética escena de ver a Díaz-Canel reunido con estos empresarios me hace recordar la escena de la película El Padrino, cuando Batista se reunía con empresarios norteamericanos para dar entender que estaba en control y que había muchas oportunidades de inversión en la Isla. El protagonista Michael Corleone vio, en su trayecto a la reunión, cómo un militante del Movimiento 26 de julio se inmolaba y hacía explotar un auto de policía. Michale entendió que las posibilidades de inversión no eran posibles, que el país pronto terminaría en la anarquía. Días después de asegurar que Cuba era un destino ideal para invertir, Batista huía del país con sus familiares y cargados de maletas llenas de dinero.
Una escena como esta podría suceder en la Habana en los próximos meses. Las condiciones están dadas, solo basta que un evento cualquiera desencadene este posible escenario. Sucesos abominables como el que ocurrió hace unos días con el hundimiento de una lancha en las costas de Bahía Honda por parte de un barco guardafronteras podrían ser la chispa que haga arder la Isla por los cuatro puntos cardinales. La Administración Biden debería estar atenta a estos sucesos y estas circunstancias antes de dar pasos equivocados en su nueva política hacia Cuba. Creo que es prudente y sabio recordar que su nueva política de empoderamiento es hacia el pueblo cubano, no para salvar al régimen de la Habana.
FUENTE: Diario de Cuba