La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) tiene la palabra. Luego de consultar a distintos representantes de la sociedad civil y analizar las condiciones que impuso el Consejo Nacional Electoral (CNE) para la recolección del 20% de las firmas del padrón de votantes, la coalición opositora anuncia este lunes la estrategia que desarrollará para alcanzar que el referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro se celebre este mismo año.
Para activar la convocatoria de la consulta popular, la MUD debe reunir el equivalente a 3,9 millones de rúbricas, tal como lo estipula el artículo 72 de la Constitución bolivariana. El CNE fijó el miércoles 21 de septiembre que la búsqueda se desarrollará del 26 al 28 de octubre y, además, precisó los requisitos del proceso, que desde un principio fueron rechazados y tildados de inconstitucionales por los detractores del Gobierno.
Aunque el cargo de Presidente de la República surge de la circunscripción nacional, el Poder Electoral resolvió que la oposición debe conseguir el apoyo del 20% de los votantes de cada uno de los 23 estados y el Distrito Capital. Este criterio contradice el aplicado en 2004, cuando el difunto comandante Hugo Chávez enfrentó un revocatorio del cual salió airoso. Igualmente, solo desplegarán 5.392 máquinas captahuellas, pese a que fueron solicitadas 19.500 para facilitar que los ciudadanos expresen su voluntad.
Cinco días después de que el CNE dictara sus reglas, la MUD se dispone a ofrecer una respuesta que marcará el rumbo de la lucha política por el referendo. “El día lunes, a las 10:00 de la mañana, habrá un acto de masas, habrá un acto de calle en el cual la Unidad Democrática va a informar exactamente cuál es el camino a seguir, cuál es el desarrollo que va a tener la lucha del pueblo venezolano por el cambio de Gobierno, en el marco de nuestra estrategia constitucional, democrática, electoral y pacífica”, indicó el secretario ejecutivo de la alianza, Jesús Torrealba, el jueves 22 de septiembre.
El profesor Luis Gómez Calcaño subraya que “la más reciente decisión del CNE sobre las condiciones y la fecha del referéndum revocatorio no tiene por qué haber sorprendido a nadie. Ella adoptó sin muchos cambios la propuesta de la Junta Nacional Electoral, que se conocía desde al menos una semana antes”.
“No había razón alguna para esperar que el CNE cediera a las peticiones de la MUD, simplemente porque ésta no tiene la capacidad de formular amenazas creíbles; ni siquiera una marcha como la del primero de septiembre (la llamada “toma de Caracas”, que congregó a decenas de miles de personas en la capital), que pudo tener un gran valor simbólico, pudo afectar el funcionamiento rutinario del aparato burocrático ni, en especial, del CNE”, sostiene el investigador del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la Universidad Central de Venezuela.
Gómez Calcaño destaca que “las condiciones para el 20% representan otro ejemplo de la ambigüedad como estilo de los autoritarismos electorales: no se niega el derecho al revocatorio, pero se le rodea de tantos obstáculos que en la práctica depende de la ‘buena voluntad’ del CNE que ese derecho sea ejercido o no. Nos tienen haciendo cálculos de firmas por hora, horas por días, días por estado, sin tomar en cuenta que basta cualquier excusa por parte del CNE para obstaculizar la recolección de firmas”.
En el propio boletín que divulgó el Poder Electoral sobre esta fase, recuerda que en la etapa del 1% de las firmas –que debió consignar la MUD para que le permitieran solicitar el revocatorio– “fueron denunciadas, ante instancias judiciales, irregularidades y hechos de presunto fraude”. Más adelante, el ente comicial asoma la posibilidad de que “decisiones judiciales” liquiden el proceso.
Cartas echadas
“Aunque todavía la MUD no ha emitido su respuesta formal, ya varios de sus voceros dan a entender, directa o indirectamente, que se someterán, así sea bajo protesta, a las condiciones de recolección de las firmas y a la posposición del referendo para el primer trimestre de 2017. Habrá movilizaciones y protestas, pero como en otras ocasiones, la oposición terminará ‘entrando por el aro’ que le pone el CNE. Es verdad que esta actitud ha tenido resultados relativamente positivos, como en las parlamentarias de 2015, pero también llevó a tener que resignarse al evidente fraude de 2013, que no sólo entregó la Presidencia a Maduro, sino que impidió cualquier posibilidad de investigar y mucho menos demostrar dicho fraude”, comenta Gómez Calcaño.
El Poder Electoral ha dicho que el revocatorio “pudiera efectuarse a mediados del primer trimestre de 2017”. El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) afirmó desde un principio que la consulta no se llevaría a cabo en 2016 y hasta ha comenzado a negar también que se produzca en 2017. Sin embargo, la oposición asevera que sí puede ocurrir este año. “El referendo va a ser en 2016 y va a ser en 2016 por la lucha del pueblo venezolano”, declaró Torrealba el 22 de septiembre.
Gómez Calcaño observa que “la oposición no tiene opciones porque, mientras no demuestre una capacidad de movilización que pueda afectar las rutinas ciudadanas o el funcionamiento del aparato del Estado, la participación en procesos electorales en las condiciones que dicta el régimen es la única vía que tiene. Es una apuesta que no puede evitar, en la que unas veces se gana (2015) y otras se pierde estrepitosamente (2013)”.
“¿Es posible esperar que de aquí a fines de octubre la oposición pueda imponer un cambio en las condiciones o en la fecha del referéndum? No, si no cambian las formas de movilización; las marchas como forma de protesta están agotadas. Esperemos que la MUD nos presente una hoja de ruta con propuestas más creativas”, concluye el académico.