BARCELONA.-Rosa Martorell nació y vive en Palma de Mallorca, una ciudad bañada por el Mediterráneo que pareciera muy distante de Cuba. Sin embargo, esta mallorquina de solo 29 años ha puesto su voz a favor del pueblo cubano desde que visitó la isla caribeña y dejó testimonio de sus vivencias allí. En poco más de una semana recorrió La Habana, Viñales, Trinidad y Camagüey, hasta llegar, atravesando en automóvil la autopista nacional, a pesar de sus baches, a la oriental Santiago de Cuba.
Unas pocas escenas fueron suficientes para suscitar la indignación de los usuarios de TikTok y para que este contenido se compartiera continuamente. A fecha de hoy, este es el video de Rosa (iamrousmary) de más alcance, con 578.3 mil vistas, métrica muy por encima de las que previamente había obtenido. No solo vistas ganó la mallorquina, también el aplauso de la comunidad cubana en el exilio e incluso al interior de la isla.
Desde entonces, recibe cientos de mensajes, likes y corazones de “me encanta” en redes sociales y ha sido invitada a espacios de debate liderados por cubanos. El sábado 7 de mayo viajó a Barcelona para acompañar a emigrados en una manifestación que pedía la liberación de los presos políticos, derechos fundamentales y cese de la represión.
En ese espacio Rosa Martorell conversó, en exclusiva, con DIARIO LAS AMÉRICAS: “de verdad os agradezco un montón todo el cariño que me estáis dando, porque además os repito que no me esperaba tener tanta acogida entre esta comunidad; estoy muy contenta con tantos mensajes que recibo y aunque no puedo contestar a todos, desde aquí quiero decir que tenéis mucho apoyo por mi parte”, dijo.
Además de tener una voz potente que complementa con su belleza física, Rosa es ingeniera aeronáutica y se dedica al diseño de rutas.
“La ingeniería es mi profesión, es lo que he estudiado y ejerzo. Pero sí que es verdad que es un tema un poco frío, por así decirlo. No tiene tanto contacto humano ni tanto contacto social. Y al final lo de las redes sociales o lo de los vídeos que hago es como una vía de escape a esa carencia que a lo mejor hay en mi profesión. Por eso lo hago, por gusto personal aunque duerma menos para dedicarle tiempo a los videos”, explicó. “Al final tengo que invertir bastante tiempo en los videos y lo que quiero decir es que no gano nada con ello. Lo que quiero transmitir es que si realmente lo hago porque me gusta, porque disfruto hacerlo y al final es lo que digo, mi profesión no me aporta esa parte y por eso me apetece hacerlo”.
La devenida ‘influencer’ contó que ha estado trabajando en el aeropuerto: “y ahora recientemente empezaba en una aerolínea y al final sí que es verdad que es un trabajo muy de normativa, muy burocrático, hay mucho papeleo y es lo que digo, es muy de indagar, de pedir papeles, de investigar si la normativa se sigue dentro de las aerolíneas, por ejemplo, que es lo que ahora estoy haciendo, inspeccionar si se cumplen los requisitos que se tienen que cumplir determinados por la autoridad, y bajo qué criterios. Es un poco burocrático, y al final se echa en falta un poco del contacto humano”.
Como sentía que “algo” le faltaba, se inició en el ámbito de la creación digital y acumula 39.3K seguidores en TikTok, 14.3K en Instagram y otros miles en Twitter y Facebook.
Para entender la trayectoria de Rosa en las redes hay que remitirse no tanto a su primera aparición en TikTok, cuando hacía doblajes de textos humorísticos, sino cuando empezó a introducir comentarios políticos contra el gobierno de Pedro Sánchez y a definirse como una mujer de derechas. Desde el asiento de un auto o caminando por las calles, hablaba sobre el aumento del precio de la gasolina o las razones por las cuales no cree en el socialismo.
A la pregunta de por qué decidió ir a Cuba, que según dijo se la hace mucha gente, responde de una vez: “la verdad es que fue totalmente improvisado porque mi amiga me propuso este viaje, era la Semana Santa en Mallorca y había vacaciones. Aparte, me tenía que coger unos cuantos días de vacaciones de trabajo, pero bueno, buscamos un destino donde hubiese calor, que tampoco fuese muy caro, porque al final la economía está como está y somos gente joven. Tampoco disponemos de mucho dinero. Así que surgió un poco buscando billetes y tal. Y mi amiga me dijo:¿Por qué no vamos a Cuba? Y le dije: Pues vale, me parece estupendo y de hecho compramos los billetes un mes antes”.
“Luego voy indagando un poco porque al final teníamos que planificar un poco el viaje, adonde íbamos y tal, y al final me pareció un destino interesante, tanto por ver un poco la parte bonita de Cuba —las cascadas las playas— como también adentrarme en la sociedad y en lo que realmente no se enseña de Cuba y que a lo mejor podría descubrir de algún modo, porque ya sabemos que es un país con represión y opresión, aunque no imaginaba que hubiese tanta. Fue una sorpresa para mí encontrarme eso, pero también pude adentrarme un poco a la sociedad y ver cómo vive la gente”.
En su visita, Rosa proyectó una mirada antropológica a lo que podría llamarse el homo cubanus, si se trazara un paralelismo con el homo sovieticus, esa especie que crea el totalitarismo y que, en no pocos casos, termina repeliendo cualquier variante de "socialismo". Su punto de vista, el del extranjero que descubre lo que los locales han naturalizado, generó una respuesta inmediata de parte del público, sobre todo de las personas exiliadas, que sí se identifican mucho con el mensaje de esta joven.
De cómo se sintió ella, en particular cuando empezaron a llamarla ‘influencer’, nos compartió: “La verdad es que lo publiqué para que lo conociese la gente, como hago siempre en mis redes sociales, donde ya llevo unos meses protestando en contra del gobierno de España, que es ‘socialcomunista’. Entonces lo vi también como una forma de protesta frente al socialismo pero en Cuba, y vi acertado enseñárselo al mundo para que vean realmente lo que hay y lo que no quiere la dictadura cubana que se sepa de la vida allí”.
“No me esperaba que tuviese tanta repercusión porque al final sí que es verdad que yo hacía vídeos, pero no me esperaba todo lo que se ha montado alrededor del tema de Cuba por la represión que hay, del reclamo de libertad que tiene la gente ahí. Mucha gente de Miami contactó conmigo y al final es como que me vino de sorpresa completamente porque no me lo esperaba. La verdad es que esto también me da a entender que realmente necesitan que se vean este tipo de cosas de ese país, porque el hecho de que se reciba así mi discurso por parte de la comunidad cubana es como que parece que están necesitados de gente que enseñe el país como realmente es”.
Aunque Rosa es entusiasta del turismo profundo y la interacción directa con los locales, acaba de publicar un video en el que desincentiva los viajes a Cuba. “Que no te engañen, Cuba se desmorona, no viajes a Cuba”, promulga, mientras muestra la precariedad de las construcciones y de la vida allá, si bien considera que hay similitudes entre su lugar de origen y Cuba. Sobre todo, comenta que las playas se parecen: “no diré que se parecen bastante, pero hay algunas buenas playas que he visto en Cuba y Mallorca tiene también muy buenas playas. También invito a la gente a que vengan a visitar Mallorca porque es muy bonito, igual que Cuba, aunque las cascadas que hay en Cuba, por ejemplo, no las tenemos en Mallorca”.
Allí donde ella nació y se crio, dice, ha encontrado nuevas oportunidades de trabajo: “me crie en Palma, en Palma de Mallorca. Luego me fui a Madrid a estudiar Ingeniería Aeronáutica y también cursé un máster en transporte aéreo y empecé a trabajar en Madrid. Más tarde, me surgió un trabajo en Mallorca y dije: ‘creo que es la oportunidad para volver a mi tierra’, porque al final la tierra tira (hala) bastante y nosotros afortunadamente sí que podemos volver a nuestra tierra, no como muchos cubanos, lo cual es una pena”.
Darcy Borrero Batista
@cabezamestiza