lunes 28  de  octubre 2024
BARRANQUILLA

Los peligrosos arroyos de la ciudad de Shakira

Barranquilla crece a pasos agigantados, sin que haya podido parar la fuerza de sus “ríos urbanos"

La ciudad donde nació la cantante Shakira no es solo carnaval, licor y calor humano. Barranquilla, la principal ciudad del Caribe colombiano, también tiene su lado nocivo para residentes y visitantes: peligrosos arroyos que cobran vidas humanas y la convierten en una urbe intransitable cuando llueve.

Los ‘ríos urbanos’ que forman las corrientes de aguas pluviales hacen de la capital del departamento del Atlántico, una localidad a merced del azar. Una investigación arroja que desde 1933 hasta julio de 2015, unas 94 personas han muerto por causa de los arroyos, pero las emergencias causadas por los mismos han sido innumerables y nadie lleva estadísticas conocidas.

Según documentos públicos, desde principios del siglo XX, el problema de los arroyos ya inquietaba a la floreciente Puerta de Oro de Colombia, pero debido a la falta de recursos económicos y, principalmente, voluntad política las soluciones se fueron aplazando, permitiendo que el fenómeno se hiciera más grave con el paso de los años.

No obstante, y en la búsqueda de soluciones, un poco tardías para algunas personas, en 1987 una Misión Japonesa estableció que Barranquilla necesitaba un alcantarillado pluvial, conclusión que no fue novedosa en su momento. Sin embargo, los expertos del Oriente plantearon una serie de recomendaciones, en paralelo con la proyección urbanística, que solo hasta ahora se están aplicando.

Algunos cálculos permiten conocer que en Barranquilla hay unos 120 kilómetros lineales (unas 75 millas) por donde drenan las aguas de las lluvias y, entre tanto, unos 50 arroyos corren por sus cauces naturales, vías y canales pluviales. Al menos 15 de estos caudales se convierten en peligrosos ‘ríos’ que paralizan algunos sectores de la ciudad y causan serios problemas a la comunidad.

Un estudio de una institución pública de Barranquilla asegura que la formación de arroyos en la ciudad seguirá siendo inevitable, en virtud de los elevados índices de crecimiento de la población urbana que han reducido, de manera significativa, las áreas de superficie permeable. En otras palabras, no hay suficiente capa vegetal que absorba el agua y evite que se formen los torrentes.

De igual forma, la Sociedad Colombiana de Arquitectos considera que no deben pavimentarse los jardines frontales y patios porque ese procedimiento recurrente de los propietarios de viviendas ha aumentado el volumen de los arroyos “por la no filtración del agua en la tierra”.

Héroes comunes

El fenómeno que apenas empiezan a solucionar las autoridades ha convertido en héroes, en muchos casos, a quienes residen cerca de los arroyos. Por tanto, es común que decenas de personas sean hoy ‘especialistas en rescate extremo’ cuando arriesgan sus vidas tratando de salvar a otros ciudadanos que son arrastrados por las peligrosas corrientes.

En su intento por recuperar objetos o personas, nueve rescatistas improvisados han muerto, de acuerdo con cifras oficiales. No obstante, la gran mayoría de estas personas que desafían el peligro logra su cometido, dándoles una nueva oportunidad de vida a aquellos que se atreven a retar el brío de los arroyos.

La solidaridad de quienes arriesgan ‘todo’ por los demás queda demostrado en acciones como la ocurrida a mediados de octubre del año pasado, cuando 17 vecinos de un populoso sector residencial lograron salvar a tres personas que se movilizaban en un vehículo y eran arrastradas por el arroyo La Felicidad, el más peligroso de la ciudad. En un trabajo en equipo, los rescatistas se repartieron funciones y mientras unos aseguraban el auto con cuerdas a postes del alumbrado público, otros sacaron ilesos a los ocupantes del automotor.

Las soluciones

El exalcalde Alejandro Char, hoy nuevamente mandatario de la ciudad, inició el plan de recuperación de 20 kilómetros (13 millas en promedio) de canales para mitigar el impacto de algunos de esos ‘ríos urbanos’.

Actualmente, el municipio canaliza el arroyo de la calle 84, que tiene un caudal de 80 metros cúbicos por segundo y una velocidad de 4 metros por segundo, y es otro de los más peligrosos de la ciudad portuaria. También realiza labores similares en el arroyo de La María.

En tanto, la prestigiosa Universidad del Norte y algunos expertos en sistemas hidráulicos estiman pertinente que, a la par del encausamiento de los arroyos, se establezcan alarmas con sensores que generen mensajes de texto que puedan ser recibidos en los teléfonos celulares de los residentes de la denominada “ciudad de Shakira”, cuando se presenten emergencias.

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