Los baños del cuerpo de guardia son un asco. El olor a orina y vómitos producen náuseas. Las personas que esperan ser atendidas se quejan. “Es lo que trajo el barco, el país se cae a pedazos y Díaz-Canel ni se entera”, dice un señor.
“Todos esos sinvergüenzas saben cómo está el país. Simplemente no les importa. Reciben cajas repletas de comida. No pagan la gasolina ni la electricidad. Viven a todo trapo. Mientras la gente solo se queje en voz baja, nos van a tener metido en el cepo. Ya ni pollo están dando por la libreta”, expresa un joven.
En el cuerpo de guardia de uno de los hospitales más importantes de la isla, sólo está funcionando una consulta. La doctora, una estudiante boliviana, salió a “comer algo a la calle, pues lleva muchas horas trabajando”, indica la enfermera.
La debacle de los servicios sanitarios en Cuba es evidente. Faltan medicamentos esenciales, material quirúrgico, no hay agujas desechables, ni algodón, esparadrapo o gasa. “He tenido que enyesar a un paciente con un trozo de cartón. Las tijeras y el estetoscopio tienes que cuidarlo como si fuese oro, si te descuidas, te lo roban en la consulta. Por falta de papel no tenemos ni recetas”, confiesa un especialista en ortopedia.
Niorvis, pediatra, cuenta que un amigo le regala hojas impresas de la empresa donde trabaja. “Yo las reciclo: en el reverso en blanco hago las historias clínicas. El Ministerio de Salud Pública (MINSAP) no nos da ni un bolígrafo. Por mucha vocación que sientas por la profesión, la realidad que estamos viviendo en Cuba nos obliga a pedir la baja y tratar de emigrar. Estamos atendiendo a los pacientes a pulmón. Sin recursos, sin medicamentos y rotos la mayoría de los equipos en los hospitales. El culpable de este desastre sanitario es el gobierno”.
Roberto, oftalmólogo, dice que “de lunes a viernes tengo que ir a la consulta en una guagua repleta de pasajeros desde Alamar. Si no he pedido la baja es porque no he conseguido un mejor trabajo. Y porque tengo algunos pacientes que me regalan tarjetas de recargas telefónicas, alimentos y hasta dinero. Muchos médicos viven de la indulgencia de nuestros pacientes. Mi salario de 5.000 pesos no me alcanza ni para comprar media caja de pollo”.
En los últimos dos años, el personal del MINSAP está en pie de guerra contra el régimen. La pandemia del COVID-19 marcó un antes y un después. Nidia, doctora, recuerda aquellos días donde por falta de oxígeno y ventiladores respiratorios debían escoger a quiénes mantendrían con vida. “Vi morir mucha gente por falta de oxígeno. La fábrica de oxígeno estuvo parada dos años”.
“Lo que se vivió en la llamada zona roja fue terrible. Ahora el gobierno quiere acusar a un grupo de médicos de Bayamo por negligencia. ¿Cómo se puede culpar a un galeno del mal trabajo si ni siquiera tenemos hilo para suturas? Tengo suficientes testimonios para acusar al Salud Pública, no solo de negligencia, también de homicidio culposo. Durante el COVID, de las más de 200 ambulancias que debían de haber en La Habana, solo funcionaban 40 o 50. Los funcionarios del gobierno local lo justificaban con el 'bloqueo' y la falta de divisas. Pero tenían dólares para comprar patrullas y autos de alquiler para el turismo. Por eso cada día piden la baja y emigran montones de médicos, por culpa de los bajos salarios y las condiciones infrahumanas con las cuales tenemos que trabajar”, afirma Nidia.
La feroz crisis sanitaria en Cuba va más allá de hospitales arruinados con salas de ingresos empercudidas y baños hediondos donde los pacientes de sus casas deben llevar sábanas, toallas y cubos entre otros enseres. Según cifras oficiales, en 2022 en Cuba había 12.065 médicos menos que en 2021. Los datos del Anuario Estadístico de 2022, publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), indican que de 312.406 profesionales que había en 2021, el personal facultativo pasó a 281.098 en 2022.
En doce meses, 31.308 personas renunciaron a su puesto de trabajo en Salud Pública o emigraron del país. En el caso de los especialistas, pasó de 106.131 en 2021 a 94.066 en 2022. De 20.903 estomatólogos que prestaban servicio en 2021, en 2022 se contabilizaban 17.657.
La disminución de personal es asimismo notable en el número de enfermeros, que se redujo de 86.983 en 2021 a 79.569 en 2022. Una de las razones, entre tantas, para pedir la baja o emigrar es la estrategia del régimen de pretender inculpar a los médicos de la debacle del sistema sanitario y de malas praxis.
El 10 de agosto de 2021, desbordado por la pandemia, el primer ministro Manuel Marrero, durante una reunión en la provincia de Cienfuegos, unos 300 kilómetros al sureste de La Habana, responsabilizó al personal de salud por “la cantidad de quejas, denuncias por maltrato y dejadez”, intentando camuflar la gravedad de la crisis sanitaria a nivel nacional.
Dos años después, el 28 de noviembre de 2023, la dirección de salud de la provincia Granma, a 700 kilómetros de la capital, emitió una nota informativa sobre un proceso penal efectuado a seis doctores del Hospital General Carlos Manuel de Céspedes, en la ciudad de Bayamo.
Aunque la nota intentaba ser neutral, la mayoría del personal sanitario ha condenado “la actitud hipócrita del gobierno queriéndose lavar las manos como Poncio Pilatos y desconociendo el calamitoso estado de la salud pública en Cuba. Estamos a punto de hacer una huelga. Es una falta de respeto a nuestra profesión querer imputar por negligencia a seis doctores que intentaban salvar la vida de un paciente sin tener siquiera los instrumentos necesarios para realizar la intervención quirúrgica”, comenta un especialista de una provincia oriental.
Los médicos Rafael José Sánchez, Yoandra Quesada, Elizabeth Silvera, William Pérez, Henry Rosales y Ristian Solano han sido imputados por la fiscalía a penas de dos y tres años por presunta negligencia cuando trataron de salvar la vida de un accidentado en 2021.
Esta semana, la cirujana Yoandra Quesada, una de las profesionales enjuiciadas, contó algunos detalles del caso en un audio en el que terminó llorando. Ella explicó detalles médicos de la situación del paciente de solo 23 años, para cuya atención tuvo que movilizar recursos propios, como suturas, y utilizar otros que no eran los más adecuados.
“No había levín, no había sondas. En el hospital no había nada. Estaba estallando el riñón izquierdo (del paciente), estallando también el vaso. Pusimos drenaje, adecuado o no, el que teníamos. Los fiscales no saben ni pinga (…) No hay servicio de cirugía, todo el mundo se quiere ir, no hay medicina interna, no hay otorrinos, no hay nadie. Todos tus compañeros se van y estás trabajando sola y sin materiales, expuesta a que te mate un día un familiar desesperado. Nadie ve eso y son capaces de imputarte impericia, acción negligente. ¿Qué saben ellos? ¿Cómo se llenan el corazón para hacernos estos?”, dice Quesada en el audio entre sollozos.
La mayor parte del personal sanitario en Cuba coincide que es el régimen el que debería sentarse en el banquillo de los acusados.