CIUDAD DE MÉXICO. - Claudia Sheinbaum, de 62 años e ingeniera de profesión, comenzó el 2 de octubre su sexenio como presidenta de México.
El analista José Antonio Crespo cree que está por verse qué tan autónoma es la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, respecto a la influencia de AMLO
CIUDAD DE MÉXICO. - Claudia Sheinbaum, de 62 años e ingeniera de profesión, comenzó el 2 de octubre su sexenio como presidenta de México.
Es la primera mujer en llegar a la jefatura de Estado de su país, luego de resultar electa en los comicios federales de junio con un récord de 35,9 millones de votos (59,7%). Fue la abanderada de la coalición que encabeza el partido Morena, mismo del ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Los retos que enfrenta en el cargo son muchos, tal como lo dejó ver en la toma de posesión, frente a representantes de 105 países. Sheinbaum gobernará México con el Congreso a favor y 24 de 32 entidades federativas ganadas por su organización política.
“Es el tiempo de mujeres. Durante mucho tiempo las mujeres fuimos anuladas, a muchas de nosotros nos contaron de niñas una visión de la historia que nos hacía hacer creer que el curso de la humanidad era solo protagonizado por hombres”, dijo la mandataria.
La presidenta se suma al grupo de mujeres que han llegado al poder por votación popular. En América Latina están la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, y las expresidentas Michelle Bachelet (Chile), Cristina Fernández (Argentina); Dilma Roussef (Brasil), Laura Chinchilla (Costa Rica); Mireya Moscoso (Panamá) y Violeta Barrios Chamorro (Nicaragua).
La nueva presidenta prometió que su gobierno garantizará las libertades: de expresión, prensa, reunión, movilización.
“La libertad es un principio democrático. Se respetarán los derechos humanos y nunca usaremos la fuerza del Estado para reprimir al pueblo de México”, sostuvo.
Sobre las perspectivas del rumbo del gobierno de Sheinbaum, hay varias lecturas. Muchas se derivan de sus vínculos con AMLO, hacia quien tuvo palabras de reconocimiento en su discurso inaugural.
“La historia y el pueblo han juzgado a AMLO, uno de los grandes, el dirigente y luchador social más importante de la historia moderna, el presidente más querido, el mejor presidente de México, que inició la revolución pacífica de la vida pública”, expresó.
José Antonio Crespo, analista político e historiador mexicano, sostiene que los problemas a encarar en este sexenio son varios. Asevera que el país tiene muchos sectores que fueron complicados por López Obrador: salud, economía, inversiones, seguridad y educación.
“Aquí, la primera incógnita que no se ha despejado en México es si va Sheinbaum va poder gobernar ella por sí misma, con autonomía”, indica.
Crespo añade que muchos piensan que AMLO seguirá tratando de ejercer influencia con toda la fuerza que todavía tiene. Refiere que el exmandatario dejó varias personas alrededor de Sheinbaum, incluido su hijo en el partido, y mucha de la gente del gabinete.
“No sabemos si ella tenga la fuerza propia para tomar las decisiones que considere necesarias para enfrentar los problemas Por lo pronto, la presidenta intentará tener esa autonomía. Quien busca poder es para ejercerlo. No sabemos si lo va a lograr y cuánto tiempo se llevaría”, dice.
Angélica Casares Alvarado, investigadora de Políticas Públicas de la Universidad de Guadalajara, destaca que hay una brecha generacional entre la nueva mandataria mexicana y su antecesor. Sheinbaum fue formada como científica, incluso en el extranjero, y es mujer.
Añade que, cuando estuvo al frente de la Ciudad de México, Sheinbaum tuvo un gobierno más ejecutivo que político.
“¿Qué distingue a la presidenta de las políticas del sexenio pasado? Me parece que hay dos aspectos: la incorporación y el reconocimiento a las mujeres, lo que viene siendo la puesta en marcha de hacia dónde va su modelo económico, que tiene que ver con la economía circular”, puntualiza.
Añade que, este último aspecto, cobra relevancia en las políticas del medio ambiente: ciudad limpia, derecho del agua, de la sustentabilidad. “Esto no le es ajeno porque vemos allí la principal fortaleza de la presidenta Sheinbaum, dice que irá al frente y de eso va su tesis doctoral. Es la deuda de los gobiernos de México”.
Asimismo, Casares Alvarado refiere que, el día antes de la toma de posesión, la presidenta habló de una evaluación del primer gabinete en diciembre de este año: de acuerdo a la ejecución, hará ajustes.
Llamó la atención sobre el hecho de que, en el discurso inaugural, la mandataria hizo un reconocimiento a la comunidad internacional y pasó a autodenominarse como demócrata: “Por lo tanto marca una clara distancia con decir si es derecha o de izquierda. Presenta las condiciones en las que gobernará, además del reconocimiento a las mujeres”.
De su lado, José Antonio Crespo afirma que México va rumbo al autoritarismo, “al estilo del viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI), pero también con algunos rasgos bolivarianos”.
Por otra parte, Casares Alvarado enfatiza que la mandataria mexicana hizo una mención somera a temas de seguridad: solo cuando señaló que no será un sexenio violento. En este punto, indica, tampoco hizo foco sobre el enorme problema de los desaparecidos y la violencia contra las mujeres o feminicidios.
En esta lectura, la investigadora considera importante la mención sobre las garantías a la educación media superior y la ratificación del apoyo y financiamiento a los programas sociales.
En su primer discurso, Sheinbaum defendió el “humanismo mexicano”, el cual representa la columna vertebral de la ideología de la Cuarta Transformación. Aseveró: “Por el bien de todos, primero los pobres”.
“Lo que se ha dicho sobre esos programas para los pobres, y yo lo creo, es que esos programas no están bien sustentados, se mantienen quitándole dinero a otros aspectos, como por ejemplo ocurrió con el fondo para los desastres naturales que se hicieron en los gobiernos anteriores y lo gastaron con otros fines. Por eso cada vez que hay una catástrofe, como la que estamos viendo ahora en Guerrero, no hay dinero para ayudar a las víctimas”, señala Crespo.
Agrega que los planes para los pobres no son solamente motivados por humanismo, se traducen en votos. Dice que el mismo AMLO ha señalado que los pobres los ayudan y desde su partido se ha dicho que, cuando los pobres dejan de serlo, se olvidan de quienes lo ayudó.
Angélica Casares Alvarado asevera que EEUU es importante para México, pero el país azteca también representa mucho para Estados Unidos. En este sentido, se refiere a la cantidad de mexicanos en territorio estadounidense, por la relación con Centroamérica y Suramérica, además de la geopolítica y las economías emergentes.
En relación con la migración, la investigadora señala que hubo mucha contención durante el sexenio de López Obrador. Agrega que México jugó un papel clave en relaciones exteriores y migración.
México y EEUU comparten una frontera terrestre de 3.200 kilómetros. Parte de los problemas que enfrentan es el cruce de migrantes sin papeles.
A juicio de Casares Alvarado, la presidenta mexicana esperará el rumbo de las elecciones estadounidenses del próximo noviembre para evaluar la relación bilateral.
Por su parte, José Antonio Crespo cree que Sheinbaum podría marcar diferencia respecto a la política seguida por AMLO.
“Estados Unidos puede generar una presión sobre el nuevo gobierno en materia comercial, en materia de democratización, porque eso indirectamente afecta intereses comerciales. En la cuestión de las drogas no se diga. También Sheinbaum puede ser presionada para que haya un trabajo más coordinado de lo que hubo con López Obrador”, afirma.
@snederr
FUENTE: Redacción Diario Las Américas /El Economista / Infobae