LA CRUZ Y SAN JOSÉ.-JOSUÉ BRAVO
Especial
A punto de resolver Costa Rica la crisis migratoria con migrantes de la isla, una autoridad local del cantón de La Cruz, fronterizo con Nicaragua, considera que la salida de cubanos disminuyó considerablemente en los últimos días
LA CRUZ Y SAN JOSÉ.-JOSUÉ BRAVO
Especial
Los migrantes cubanos varados en Costa Rica dejaron de salir con ayuda de coyotes por Nicaragua, rumbo hacia su sueño americano, debido a la fluidez de vuelos por El Salvador y México, que han permitido la salida de más de 700 de ellos en los últimos días.
La “estampida” ilegal que marcó los finales de enero e inicios de febrero, también cesó porque Honduras restringió el otorgamiento de documentos que les permitían el paso hacia Guatemala; además de que Costa Rica advirtió que aquellos que fueran devueltos por Nicaragua, perderían la visa extraordinaria de tránsito otorgada y renovada desde noviembre.
A punto de resolver Costa Rica la crisis migratoria con migrantes de la isla, una autoridad local del cantón de La Cruz, fronterizo con Nicaragua, considera que la salida de cubanos disminuyó considerablemente en los últimos días.
“Muchos lograron pasar (Nicaragua). La cantidad de cubanos bajó en un 50% en algunos albergues en la última semana de enero y principios de febrero cuando se fueron con coyotes. Ahora que los vuelos para ellos desde Costa Rica están saliendo con más frecuencia, ya no están saliendo con coyotes”, explicó Alonso Allen, vicealcalde de La Cruz.
Allen recuerda que aquella segunda oleada o estampida desde los albergues iniciada después del 20 de enero de este año, fue alentada por la permisibilidad de Nicaragua, dado que “bajó la guardia” probablemente por la imposibilidad de mantener tantos efectivos del Ejército en la frontera.
El Gobierno sandinista redujo la cantidad de oficiales, lo cual facilitó el “coyotaje” de cubanos por territorio nicaragüense, en las fechas mencionadas.
“El Gobierno de Nicaragua, el Ejército, también bajó la guardia. Imagino que el tema de recursos para mantener esa frontera cerrada como lo tenían al principio, era imposible sostenerlo por tanto tiempo. Entonces cuando bajó la guardia facilitó mucho el tráfico (de migrantes cubanos)”, declaró el vicealcalde de La Cruz y también coordinador local de la Comisión Nacional de Emergencias.
El pico más alto de cubanos que salieron desde los albergues donde estaba varados en Costa Rica, se dio posterior al 20 de enero, cuando El Salvador, Guatemala y México le indicaron a Costa Rica que solo podían transitar por sus territorios dos vuelos semanales con cubanos.
Esto generó desesperanza entre los migrantes cuando calcularon que su salida, más de 7 mil personas según registros oficiales, tardaría unos cinco meses. “En los albergues fue evidente que todas las mañanas se iban varios grupos”, añadió Allen.
Nicaragua despeja la frontera
Efectivamente, Nicaragua ha quitado a los oficiales del Ejército y policías antimotines que tenían frente a la aguja que divide su frontera con Costa Rica en Peñas Blancas; el mismo lugar por donde pasan vehículos de carga, autobuses de transporte, peatones y vehículos particulares; según verificaciones de este medio.
Los militares que hay son pocos, menos de 10 oficiales del Ejército y más de una decena de antimotines, los cuales se ubican a un costado del acceso principal de esa frontera. En Sapoá, unos dos kilómetros al norte de Peñas Blancas, en la carretera hacia Rivas, interior de Nicaragua, se mantiene un punto de control donde los uniformados exigen identificaciones a los viajeros, en busca de cubanos irregulares.
Al oeste de Peñas Blancas, en un punto no habilitado de la frontera, se mantiene otra decena de militares, quienes controlan el tránsito continuo de nicaragüenses entre un país y otro, y evitan el ingreso de costarricenses y migrantes cubanos.
Un comerciante nicaragüense de la zona, aseguró que de noche es fácil el tránsito de migrantes cubanos por ese punto ciego. “De día no pasan, pero de noche hay unos del Ejército que les cobran por dejarlos pasar, pero les advierten que no se responsabilizan si son detenidos por otros retenes en Nicaragua. Les piden unos 80 dólares por persona”, afirmó el comerciante, quien pidió identidad protegida.