SAO PAULO.- Sao Paulo, la mayor ciudad de Suramérica, registra un delito cada 30 segundos, pero las víctimas esta vez han sido diez miembros de una banda especializada en asaltos a residencias, quienes murieron la noche del domingo por disparos de la policía.
Los hechos ocurrieron en el barrio de Morumbí de la capital paulista, una de las zonas más nobles de la ciudad, cuando el grupo estaba intentando abrir el cofre de una residencia a la que habían entrado a robar, y en la que había tres adultos y un niño, según confirmó este lunes la Policía Civil.
Los ladrones pertenecen a una banda dedicada al robo de residencias en algunos de los barrios más exclusivos de la capital paulista y estaba siendo investigada desde hacía siete meses por la policía, que la víspera siguió sus pasos y frustró el asalto.
Los bandidos intentaron huir en dos vehículos, pero fueron interceptados por el Grupo Armado de Represión a Robos y Asaltos (Garra), un cuerpo de la Policía Civil, con lo que se inició un intenso tiroteo que acabó con la muerte de los diez asaltantes, tres de ellos mientras huían a pie.
Los bandidos tenían cuatro fusiles y usaban chalecos antibalas, pero ningún policía resultó herido durante la balacea, de acuerdo con las autoridades.
El grupo habría cometido alrededor de 20 asaltos a viviendas en los últimos años, principalmente en el barrio de Morumbi, una región de la zona sur de Sao Paulo con un gran número de viviendas de lujo que en los últimos años han sido uno de los principales objetivos de los ladrones.
La policía informó que ha reforzado la seguridad en el barrio con el fin de "cohibir las acciones delictivas" en la zona, donde se encuentra el palacio del gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin.
En lo que va de año, el barrio ha registrado 2.000 robos y seis homicidios, el doble de muertes que en 2016, según medios locales, lo que ha aumentado la sensación de inseguridad y el temor entre los vecinos de la zona.
El suceso de Sao Paulo sumó un nuevo capítulo a la violencia de Brasil, que tiene en el estado de Río de Janeiro uno de los principales frentes debido a la intensificación de la lucha entre narcotraficantes y policías.
En Río de Janeiro, un niño de ocho años se encuentra ingresado en estado grave después de recibir un tiro en la cabeza cuando se encontraba en el coche junto a su padre, que intentó huir de un asalto a vehículos en la localidad de Duques de Caxias, en la Baixada Fluminense, una de las zonas más violentas del estado.
De acuerdo con la policía, el padre del pequeño se percató del intento de robo y realizó una maniobra con el coche para intentar escapar del lugar, próximo a una favela, pero los bandidos dispararon contra el coche y alcanzaron al menor.
En lo que va de este año, según organismos de derechos humanos, en todo el estado de Río de Janeiro se han registrado unas 3.000 muertes en hechos de violencia, lo que supone un aumento del 15 % respecto al mismo período de 2016.
Entre las víctimas, hay 101 policías asesinados y alrededor de 630 personas que perdieron la vida por las llamadas balas perdidas, que surgen de los recurrentes tiroteos que se registran en la ciudad.
En el sur del país, el estado de Santa Catarina vive una ola de violencia desde el pasado jueves, periodo en el que una veintena de ciudades han sido sufrido diversos ataques contra edificios públicos, como comisarías, y casas de policías.
El Gobierno de Santa Catarina emitió un comunicado y aseguró que las fuerzas de seguridad están listas y "actuando permanentemente en el combate a aquellos que buscan quitar la tranquilidad" de los ciudadanos a través de la "violencia desmedida contra aparatos y agentes públicos".
FUENTE: EFE