lunes 20  de  enero 2025
Crisis económica

Navidad para los cubanos entre penurias y extensos apagones

Aunque tras la visita de Juan Pablo II en 1998, el régimen de la Habana comenzó a reconocer la fecha, en medio de la hambruna que padece la población, el festejo para los ‘de a pie’, que son mayoría, pasa inadvertido

Diario las Américas | IVÁN GARCÍA
Por IVÁN GARCÍA

LA HABANA / ESPECIAL.- Ya cuando el sol asoma en la serranía un grupo de mujeres lavan las ropas en un arroyo cercano al poblado de Cajobajo, municipio Imías, provincia Guantánamo, a más de mil kilómetros al este de La Habana. Mientras, los hijos adolescentes, descalzos y sin camisas, intentan pescar truchas y los padres cortan leña en el monte para cocinar.

Hace casi dos meses los vientos furiosos del huracán Oscar, con rachas de hasta 130 kilómetros por hora y lluvias macondianas, provocaron terribles inundaciones y la muerte de nueve personas. Esa oscura noche, recuerda Yaimari, 38 años y madre de dos hijos, se acostó sin saber que despertaría con los muebles flotando en su vivienda de ladrillos sin repellar y techo de tejas acanaladas, a medio construir.

“Desde enero sufrimos apagones de diez y veinte horas. Hemos tenido días de apagón total. En los tres cortes masivos en octubre y noviembre estuvimos dos semanas sin electricidad. Y después que pasó Oscar casi un mes. Imías, Yateras y San Antonio del Sur son municipios olvidados, dejados a la mano de Dios. La mayoría de los pobladores desconocían que iba a pasar un ciclón. La Defensa Civil brilló por su ausencia. El gobierno nos abandonó”, dice Yaimari.

Vivimos como aborígenes

Su esposo asegura que en esas regiones de la Cuba profunda muchas personas viven como los aborígenes. “Duermen en cuevas o en bajareques sin las condiciones adecuadas. Comen de lo que pescan en el río o cazan en el monte. Desde hace dos años la gente cocina con leña. Un saco de carbón ha llegado a costar dos mil pesos. El día a día de los hombres es forrajear un poco de 'jama', darte unos tragos de ‘bájate el blúmer’ (ron casero) y caer noqueados en la cama”.

Dos meses después del paso del huracán Oscar, más del 75 por ciento de las familias que sufrieron daños en sus precarias viviendas no han recibido créditos bancarios del Estado que les permita comprar los electrodomésticos que perdieron durante la tormenta y materiales de construcción para reparar sus casas.

Nos tratan como a animales

“Nagüe, nos tratan como animales. Imías y San Antonio del Sur estuvieron tomados un mes y pico por boinas rojas. Los militares estaban más preocupados por proteger las propiedades del partido comunista y que no robaran en establecimientos del Estado que en repartir a la gente las donaciones llegadas del extranjero”, explica un residente de San Antonio del Sur y añade:

“Lo único que han repartido son colchonetas. No son regaladas, por cada una hay que pagar 800 y pico de pesos. Una cantidad que es un dineral en lugares donde abunda la pobreza extrema. Las primeras tejas que llegaron se las entregaron a los ‘chivatones’ que apoyan al gobierno. El resto de los vecinos tenemos que hacer cola y esperar”.

Cuando usted le pregunta a Yaimari si va a celebrar la Nochebuena el martes 24 de diciembre, responde, “no tengo dinero ni deseo de celebrar nada, porque todavía tengo la mitad de la casa sin techo y con los muebles a la intemperie. Con apagones de veinte horas diarias y la nevera vacía. Como yo están la mayoría de las personas en la zona. 2024 ha sido un año durísimo. Pero 2025 viene peor”.

En la ciudad de Camagüey, a 500 kilómetros al este de la capital, el abrupto descenso en la producción agrícola y ganadera y el desabastecimiento general ha incidido en un drástico aumento de la pobreza. “Esta era una región rica. Cualquier familia desayunaba café con leche y el queso, blanco o amarillo, acompañaba las comidas. Se comía más carne de res que carne de puerco. Y de Nuevitas y Santa Cruz del Sur venían vendiendo pescado fresco y mariscos. Cuando uno se lo dice a los hijos creen que son mentiras”, cuenta Ibrahim, empleado bancario.

Pasamos hambre

“Ahora todo es escasez y apagón. El gobierno tiene al pueblo pasando hambre. Los cubanos estamos cansados de tanto abuso, tanta miseria y una vida sin esperanza. Muy pocas familias podrán festejar en Navidad y fin de año. La carne de puerco cuesta de 700 a 800 pesos la libra y es puro hueso con grasa. El arroz se vende a 220 pesos la libra. Y la libra de frijoles negros entre 350 y 500 pesos. Con esos precios es imposible festejar nada”, afirma Ibrahim.

Lidio, emprendedor en Caibarién, provincia Villa Clara, a poco más de 350 kilómetros al noroeste de La Habana, durante seis años se dedicó a criar cerdos.

“La culpa de esta hambruna es del gobierno que se ha dedicado a perseguir y castigar a los productores de alimentos. En 2018 se produjo en el país más de 190 mil toneladas de carne de cerdo, un récord nacional. Pero con esa manía que tiene está gente (el régimen) de encarcelar a los que generan riqueza, comenzaron una cacería contra los criadores de puercos”, recuerda.

“Encarcelaron a muchos productores. Decomisaron el dinero y las cochiqueras. ¿Y qué pasó?" Se pregunta y él mismo responde: "Que seis años después solo se producen 27 mil toneladas, que no alcanza para alimentar a los turistas ni a los obesos del gobierno. Excepto la yuca, el boniato, el plátano burro y alguna que otra vianda o fruta, la totalidad de los alimentos se importa. Y la importan los emprendedores privados. Aunque ellos venden a precios que no pueden pagar quienes le trabajan al Estado, por los sueldos miserables que les pagan, es la única opción para comprar alimentos por pesos, porque el Estado los vende en divisas y a precios más caros”.

Navidad para privilegiados

El empleado bancario Ibrahim asegura que “en Cuba solo pueden celebrar las navidades los que tienen negocios, legales o por la izquierda, los gobernantes, los militares de alta graduación y los cubanos que reciben dólares o 'combos' de alimentos del exterior. El resto, si acaso, comerá arroz, vianda hervida y picadillo de pollo importado de Estado Unidos, que cuesta 320 pesos la libra y se ha convertido en el plato nacional”.

Un día antes del 24 de diciembre, Magaly, especialista en medicina general, reconoce que “incluso los profesionales más connotados, si no están enchufados con instituciones del gobierno, trabajan en el sector privado, en una misión internacionalista o su familia le envía remesas, no podrán celebrar las navidades. El 80 por ciento de la población cubana está pasando hambre y necesidades. El déficit de proteínas está provocando desnutrición en un sector considerable de la infancia y las personas de la tercera edad. La tasa de mortalidad ha caído de 79 años a 72-73 años”.

En esta crisis multisistémica que nunca termina, niños, madres solteras, embarazadas, enfermos crónicos y ancianos son los que peor lo están pasando.

Trabajadores en pobreza total

Alianis, trabajadora social, lo confirma. “Los que trabajan para el Estado y no reciben remesas se encuentran en la pobreza. Debido a la inflación, sus salarios fluctúan, de acuerdo con las tasas del mercado informal, entre 7 y 50 dólares (mensuales), que es el salario más elevado, pero también es insuficiente".

Según la trabajadora social, "para sobrevivir en el actual escenario y tener una alimentación básica se necesitaría entre 30 y 40 mil pesos mensuales. Algo imposible para los casi cuatro millones de empleados del sector estatal y el millón de jubilados, aproximadamente, que reciben una pensión entre 1,500 y 2,400 pesos que no les alcanza ni para comprar un cartón de huevos”.

Menos proteínas que los esclavos

Luis Ernesto, historiador, asevera que “actualmente los cubanos consumen menor cantidad de proteínas que los esclavos durante la etapa colonial. Cuando el bloqueo a Leningrado, durante la Segunda Guerra Mundial, los soviéticos recibían más pan que los 60 gramos diarios que consume la población cubana”.

Yulexis, 29 años, dueña de una peluquería particular, se considera una privilegiada. “Con tiempo pude comprar un pavo, lomo de cerdo y carne de res”. En un bodegón privado, al sur de La Habana, en pesos se gastó el equivalente a 400 dólares en una factura que además de pavo, lomo de cerdo y carne de res incluyó manzanas y uvas, entre otras mercancías, todas con la etiqueta Made in USA. “Es evidente que si tienes dólares el 'bloqueo' no existe”, confiesa Yulexis.

Pero son los menos. La mayoría de los cubanos no tendrá Nochebuena. El 24 de diciembre será un día como otro cualquiera. Con grandes colas y largos apagones.

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