miércoles 9  de  octubre 2024
NICARAGUA

Ortega de cara a nuevas sanciones y al aislamiento internacional

"Creo que estamos viviendo el inicio del final de esa dictadura (la de Ortega), digo esto porque la gente que lo apoya sabe que con él no van a ningún lado", estima el exembajador de la OEA, Guillermo Cochez
Por JUDITH FLORES

MIAMI – Aislamiento internacional, sanciones, crisis económica y migración es lo que le deparan a Nicaragua las acciones del gobernante sandinista Daniel Ortega, que se “autoeligió” en los comicios presidenciales del 7 de noviembre, tras eliminar de la contienda y encarcelar a sus principales adversarios políticos en la oposición.

Ortega, que mantiene presos a siete de sus contendientes y que canceló tres partidos políticos opositores, se adjudicó el 75.92% de los resultados electorales, pese a que las evidencias muestran que el ganador fue el abstencionismo.

El rechazó ciudadano fue evidente, la oposición al régimen se quedó en sus casas, las calles y la mayoría de los centros de votación lucieron vacíos. El organismo de monitoreo Urnas Abiertas confirmó que el 82% no votó. Otra red nacional de voluntarios de la oposición Observación Ciudadana estima que la abstención fue del 85,3%.

La comunidad internacional ha desconocido los resultados de las cuestionadas elecciones y advirtió de nuevas sanciones para el régimen sandinista sino restaura la democracia.

Solo Cuba, Venezuela, Bolivia, Rusia, y las regiones separatistas de Georgia, Abjasia y Osetia del Sur - a las que Ortega reconoció la “independencia” de esos territorios con el apoyo de Rusia -, han reconocido los “resultados”.

Insultos

La respuesta de Ortega ha sido de insultos contra los países que desconocen los comicios y que exigen la restauración de la democracia, y contra los presos políticos a quienes llamó “apátridas” y “perros del imperio”.

“Esos que están presos son los hijos de perra de los imperialistas yanquis, se los deberían de llevar para allá, a los Estados Unidos, porque esos no son nicaragüenses hace rato, no tienen patria”, dijo el dictador sandinista durante un evento partidario, mientras su esposa aplaudía y el resto de los funcionarios de la dictadura sonreían.

Familiares de los presos políticos ven como una amenaza las declaraciones de Ortega.

“Consideramos que tales expresiones no son aceptables en boca de una autoridad política y manifestamos al pueblo de Nicaragua y a la comunidad internacional nuestra profunda preocupación por las eventuales consecuencias que este discurso pueda tener sobre la vida e integridad de nuestros familiares y sobre el clima sociopolítico del país”, expresan en un comunicado.

“Referirse a adversarios políticos como “hijos de perra” y apátridas parece tener el objetivo de profundizar en la deshumanización de personas que se encuentran encarceladas sin respeto de sus derechos y libertades fundamentales y sin la debida publicidad del proceso judicial”, denuncian.

Kitty Monterrey, presidenta del partido opositor Ciudadanos por la Libertad (CxL), calificó de desafortunados los insultos de Ortega, que se atribuye el derecho de decir quien no es nicaragüense por criticar a su régimen.

“No le bastó hacer un proceso de votación para mantenerse en el poder que no puede llamarse elecciones, que además está diciendo que los presos políticos son traidores y no son nicaragüenses, me siento personalmente afectada porque a mí me revocaron mi nacionalidad nicaragüense, cómo se sentirán los presos políticos que por luchar por una patria mejor están siendo tildados de traidores”, dijo.

La cifra de encarcelados en Nicaragua subió a 170, más de una decena de opositores fueron detenidos horas antes de las elecciones. Más de 50 corresponden a la última oleada de arrestos, entre ellos los siete aspirantes presidenciales, y 120 son los presos políticos de las protestas de abril de 2018.

Nuevas sanciones

El presidente Joe Biden calificó las elecciones en Nicaragua como una “pantomima” y advirtió que Estados Unidos en estrecha coordinación con otros países de la comunidad internacional empleará todas las herramientas diplomáticas y económicas a disposición contra el régimen Ortega-Murillo.

La Unión Europea (UE) dijo que los resultados electorales “carecen de legitimidad”. El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, afirmó que lo ocurrido en Nicaragua "no se puede llamar elecciones, han sido una burla al pueblo, a la UE, la comunidad internacional y la democracia”, al tiempo que exigió la liberación de los presos políticos.

Nuevo escenario

El exembajador de Panamá ante la Organización de Estados Americanos (OEA) Guillermo Cochez, estimó que tras la farsa electoral en Nicaragua se producirá para Ortega y su esposa un escenario muy distinto.

“Van a ser presidentes de qué, de un país donde no hubo elecciones, no permitió la participación de candidatos opositores, y no se permitió que los nicaragüenses pudieran escoger”, dijo el exembajador panameño.

“Creo que estamos viviendo el inicio del final de la dictadura de Ortega, digo esto porque la gente que lo apoya sabe que con él no van a ningún lado. Ortega sigue en el poder, pero eso no le dará un reconocimiento internacional, no va a interrumpir las sanciones”, subrayó Cochez.

De acuerdo con el experto, el proceso de la caída de Ortega del poder ya inició.

Para Monterrey, todo indica que Ortega va a aumentar la represión en el país, algo que afirma no es bueno para el país y para la región, debido a que Ortega lleva al país al aislamiento internacional.

Explicó que uno de los objetivos de la oposición es “continuar la denuncia para efectos que el mundo comprenda que Nicaragua es una cárcel donde todos están reprimidos, donde no se puede hablar en contra del régimen y donde están en riesgos de ser capturados y procesados por la menor cosa que el régimen considere que va en contra de sus intereses”, dijo la representante de uno de los tres partidos a quien Ortega eliminó de la competencia.

El nuevo escenario en Nicaragua podría estar propiciando un acercamiento en la oposición con el cambio de coyuntura. “Estamos cohesionados con los objetivos comunes de querer ver la presión de la comunidad internacional, que podamos tener elecciones libres y transparentes en Nicaragua y prioricemos la libertad de todos los presos políticos”, apuntó Monterrey.

Las elecciones en Nicaragua se celebraron a casi cuatro años del estallido social de abril de 2018, en las que la población exigió la salida de Ortega del poder. La respuesta de la dictadura fue a balas y sangre, cuya represión dejó al menos 328 personas asesinadas a manos del régimen y más de 100.000 exiliados.

@FloresJudith7
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