CARACAS.- Las esperanzas de vida se van agotando, así como las fuerzas para seguir luchando cuando el presupuesto no alcanza y las atenciones desde el sistema de salud público no tienen cuidado especial en los pacientes crónicos. Aquellos arriesgados “mueven cielo y tierra” para conseguir viáticos y estadía en otro país, con tal de regresar con las medicinas o asegurar la atención gratuita en tratamientos que llegan a superar los $3.000 en Venezuela. Los sacrificios continúan y pocos tienen la dicha de instalarse con familiares para ganarle la batalla a la muerte, mientras defensores de derechos humanos lamentan la desinversión del régimen de Maduro, en el sistema de salud que olvida las complicaciones que terminan acabando progresivamente con los pacientes crónicos.
La carrera es contrarreloj entre quienes padecen de insuficiencia renal, cualquier tipo de cáncer, alguna enfermedad hematológica, entre otras que deben tener el seguimiento con especialistas y tratamientos de alto costo que han dejado de ser regulares en el Seguro Social. Ellos no pueden tener un receso y debe ser tan puntual, como la calidad de las sesiones de diálisis para los renales que dejaron de ser de 4 horas y hasta se ven afectadas por problemas en las máquinas o en el suministro de agua. Otro caso de especial atención son los oncológicos, que luego del diagnóstico deben cumplir con sus exámenes y sin descuidar ese proceso de quimioterapias, intervención quirúrgica, radioterapia y algunos de braquiterapia, de acuerdo a la evolución clínica. Equipos que no están garantizados en todos los centros asistenciales públicos y recurrir al privado les implica “parir” hasta $3.700 en la cancelación completa de todas las sesiones de radioterapias, reseña el portal de noticias La Patilla.
Al momento de acudir a un centro hospitalario, los pacientes empiezan con las suplicas de ser atendidos por los especialistas que se encuentran colapsados por la falta de personal, luego de ser evaluados, son enviados a comprar medicinas acorde a la patología, que muchas veces no tienen la capacidad económica de adquirir, haciendo que a los médicos se le dificulte su atención.
Muchos pacientes duermen en cajas de cartón a las afueras de los hospitales, esperando ser atendidos por los especialistas al día siguiente, algunas veces hasta aguantando las necesidad fisiológica de ir a baños públicos porque el centro hospitalario carece del servicio de agua, como es el caso del Hospital Central de Maracay.
Luego de ser atendidos, "empieza la carrera", ya que los hospitales tienen los equipos especializados sin mantenimiento, obligando a los pacientes a realizarse estudios especiales, por ejemplo una resonancia magnética puede costar hasta $500, monto que no está acorde con el salario base del venezolano, haciendo que los enfermos busquen apoyo en la adquisición de medicamentos en el extranjero.
Si la patología requiere intervención médica, debe someterse a una lista de espera para el uso del quirófano, comprar hasta el macrogotero y el kit de laparoscopia, entre otros, situación que juega con la salud del venezolano.
Van al tanteo
Las emociones de Gloribeth Marín son encontradas, porque su felicidad por conseguir las radioterapias le suman esa fe por la vida. Pero, ¿Cuál fue el precio que debió pagar? Allí se nubla de tristeza, al admitir que tuvo que “rematar” la venta de la casa por $600. “La regalé, pero tuve la confirmación de ser atendida en Colombia y debía tener los reales a la mano”, señala esta señora de 52 años y residente de la urbanización La Caldera, al oeste de Barquisimeto.
Recibió sus 17 sesiones de radioterapia gratuitas en un hospital de Cúcuta, donde fue admitida al poco tiempo para lo cual ameritó presentar un documento de tutela con la presentación de su caso, el trámite en Migración Colombia y reunir para tener el presupuesto para sus pasajes, arrendar una habitación por un mes y los gastos de alimentación, los cuales sobrepasaron los $300. Suspira al mencionar ese monto, que puede ser inalcanzable para estos pacientes que buscan terminar con la terapia médica a tiempo.
FUENTE: con información de La Patilla/ REDACCIÓN