Estimado Secretario, querido amigo, a días de terminar tu mandato quería agradecerte públicamente por haber entendido que el rol del Secretario General de un organismo como la OEA no es ser aplaudido por todos los miembros sino ser fiel siempre a la misión del organismo.
Esa misión, en el caso de la OEA, está plasmada en su documento fundacional y en convenciones y tratados posteriores. Ser fiel a ellos requiere a veces, muchas veces, nadar en contra de la corriente de quienes los ignoran o mancillan.
Como es posible obviar que el 11 de septiembre del 2001, mientras la barbarie hacía de las suyas en EE.UU., en Lima las democracias del hemisferio se comprometían a vivir en democracia y, casi que más importante, a defenderla poniendo de un lado el tan manipulado principio de la no injerencia. Los países acordaron intervenir cuando la democracia estuviese en riesgo en cualquier país signatario de la Carta Democrática.
Con el pase de los años ese tan celebrado compromiso quedó en puras palabras. Hoy Venezuela y Nicaragua están bajo el yugo de tiranos corruptos que se sostienen violentando la Convención Universal y Americana sobre Derechos Humanos. Lamentablemente, estos abusos tienen cómplices entre quienes se dicen demócratas, por ejemplo: @LulaOficial @Claudiashein @petrogustavo y unos innombrables capos de microestados caribeños.
Tu querido Luis has asumido una postura inflexible e inusual en el mundo escurridizo de la diplomacia multilateral. Tu defensa de valores y principios que explican la existencia misma de la OEA se agradece. Jamás te dejaste intimidar por criminales y mucho menos por cobardes. Jamás pensaste en el costo de hacer lo correcto y eso al final es tu legado, y por ello puedes salir con la cabeza en alto - aunque los violadores y sus apaciguadores despotriquen.
Quizás no lograste la democratización de Venezuela, Nicaragua y Cuba. Tampoco lograste que cesaran los crímenes de lesa humanidad en esos países. Pero nadie podrá decir que no desnudaste a esos regímenes y le subiste el costo a pagar por lo que hacen a diario desde el poder usurpado y malversado.
Mil gracias y si, ‘We Keep Walking’
Nota: Quienes crean que Luis Almagro fue muy estridente e inflexible deberían leer (o releer) estos documentos, que están todos en el sitio de la OEA.
Carta de la OEA (1948)
Carta Democrática Interamericana (2001)
Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José, 1969)
Estatuto de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Convención Interamericana contra la Corrupción (1996)
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR, 1947)
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (1994)
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