MIAMI.- Se cumplen “40 años desde que un ómnibus irrumpiera en la Embajada del Perú en La Habana y se desatara la crisis migratoria de los años 1980 en Cuba, algunos de sus protagonistas permanecen exiliados en Lima donde reviven aquella experiencia”.
Así comienza el reportaje Los muertos de Soledad en Villa Salvador, escrito por la periodista cubana Darcy Borrero Batista y publicado en el medio independiente cubano Tremenda nota en Internet.
Borrero Batista relata cómo Pupy, un cubano que llegó a Perú en 1980, luego de ser uno de los 10.800 que protagonizaron el mayor fenómeno de asilo y refugio bajo protección diplomática que recuerde la historia, ha vivido en el país andino 39 años “mirando al cielo gris de Lima y, poco menos, pisando un terreno desértico al extremo oeste de la ciudad”.
Desde entonces, el cubano “no ha regresado jamás” a Cuba. “No ha visto más a su madre ni a su padre ni a sus hermanos ni primos. Solo uno de esos hijos llegó hace poco a Lima. Un hijo que ya no es hijo porque el tiempo y la distancia se han encargado de que sea así”.
También narra la historia de Soledad, una peruana que se casó con el cubano Andrés Padrón López, a quien visitaba primero en el campo de refugiados que el Gobierno peruano habilitó para los cubanos: “Soledad se travestía con ropas diseñadas para hombres: camisa y pantalón y gorra. Así pasaba inadvertida. Por entonces era una veinteañera”.
“El Pupy que salió de Cuba en 1980 para buscar lo desconocido no se fue a Estados Unidos aunque oportunidades tuvo”, relata la periodista. “Se aplatanó al conocer (más tarde) a Mercedes y eso de no asentarse ya le estaba poniendo la cabeza mala”.
“De Cuba para La Videna; de La Videna para Villa Salvador; ¿de Villa Salvador pa’ Estados Unidos cruzando cuántas fronteras? ¿O esperando cuántos papeles…? No. Ya me quedé aquí y punto”.