Los cubanos sobreviven un día más en medio de la zozobra y la desesperación tras el devastador paso del huracán Irma por la isla, donde según datos preliminares se cobró al menos 10 vidas, deterioró el sistema eléctrico, derrumbó propiedades estatales y privadas, y tiene sin agua potable a buena parte de su población.
El turismo y la agricultura están entre los sectores más dañados, una muy mala noticia para un país que depende de las divisas que dejan los visitantes extranjeros, y de la producción agrícola para garantizar la alimentación básica.
El Consejo de Defensa Nacional informó a medios locales que los fallecimientos ocurrieron a causa de la caída de objetos, derrumbes y un ahogamiento. La cifra de muertos es una de las más altas reportadas desde el 2005, cuando perdieron la vida 16 personas a causa del huracán Denis.
El embate de Irma a Cuba dejó a miles de afectados por derrumbes parciales y totales en todo el país. Muchos perdieron bajo el agua sus pertenencias, una desgracia más para la mayoría que subsiste con salarios estatales que no alcanzan para cubrir las necesidades más elementales.
Viviendo en el infierno
Su paso por toda la costa norte de Cuba durante unas 72 horas afectó a los cubanos desde el extremo oriental hasta La Habana, donde desapareció el muro del malecón debido a las penetraciones del mar y muchos debieron ser rescatados bajo la tormenta.
DIARIO LAS AMÉRICAS recibió el testimonio de cubanos de varias partes del país, que narraron este martes las desgracias que encaran sin apenas recursos.
“Es un infierno esto, no tenemos agua, no tenemos electricidad, llevamos por lo menos tres noches sin dormir por el calor, los mosquitos no nos dejan vivir, es insoportable”, dijo Esperanza Melo, residente en Playa, La Habana.
En todo el país cuadrillas retiraban árboles caídos, mientras no dan abasto las brigadas de la empresa eléctrica dispersas por toda la isla para restablecer el servicio, del que también depende el abastecimiento de agua.
El gobierno describió de "severos" los daños ocasionados por los vientos de Irma a las termoeléctricas cubanas, especialmente a la "Antonio Guiteras" de Matanzas.
"No podemos estimar cuánto tiempo tomará la recuperación y habilitación total de la energía eléctrica", dijo a los medios Yuri Villamonte, viceministro de Energía y Minas.
El funcionario gubernamental dijo que han ido restableciendo el servicio en las provincias orientales y que en este momento “la prioridad es la capital”.
Muchos cubanos han advertido que el gobierno parece priorizar el sector turístico, una hipótesis que corroboró Chapman cuando dijo: "los principales esfuerzos se han destinado a los polos turísticos, como es el caso de Varadero y sobre la capital”.
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Varias personas realizan labores de limpieza después del paso del huracán Irma por La Habana, Cuba.
EFE
Otra problemática ha sido la interrupción del curso escolar, cuya fecha de reanudación no es clara hasta el momento. Según cifras oficiales más de 1.400 instalaciones educacionales han sido afectadas, 500 de ellas en La Habana. Esta situación agrava la crisis en el sector, que comenzó el actual curso con un importante déficit de maestros.
"Ahora a inventar, como siempre, esto ha sido un retroceso de 10, una vez más", dijo Margarita Díaz, que perdió camas, colchones y muebles de un pequeño apartamento que alquilaba a turistas extranjeros cerca del Hospital Hermanos Ameijeiras, que también quedó inundado por las penetraciones del mar.
El huracán Irma golpeó fuertemente a la embajada estadounidense en La Habana, situada en el malecón habanero. La sede diplomática publicó un mensaje de emergencia en su sitio oficial en Internet, en el que pide a los ciudadanos que no visiten el edificio visiblemente dañado por las inundaciones costeras.
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Algunos cubanos caminan por una calle inundada tras el paso del huracán Irma por La Habana.
EFE
“No intenten acercarse a la Embajada para solicitar asistencia”, dijo el texto. “Los ciudadanos estadounidenses en Cuba que necesiten asistencia deben contactarse con la embajada en forma telefónica llamando al (+53) 5280-5791”, informó el mensaje.
El texto dijo a las personas a las que les preocupa la situación de ciudadanos estadounidenses en Cuba deberían comunicarse telefónicamente con el Departamento de Estado a través del número 1-888-407-4747 (desde los Estados Unidos y Canadá), +1-202-501-4444 (desde el extranjero) o por mensaje de correo electrónico a [email protected] y brindar la mayor cantidad de información posible sobre sus seres queridos (como mínimo, indicar su nombre completo, género y última ubicación conocida en el país, si se sabe cuál es).
El documento también indicó que los viajeros deberían informar a sus familiares y amigos en los Estados Unidos sobre su paradero, y mantenerse en contacto con su agencia de viaje, personal del hotel donde se alojen y funcionarios locales.