Parece un chiste, pero no lo es. Las croquetas en Cuba sí explotan. Y lo peor de todo, es que el gobierno no las retira del mercado y culpa directamente a las víctimas de su efecto “dinamita”. No es la primera vez. El cubano conoce los riesgos y, aun así, en medio de una paupérrima situación económica, muchas veces, no puede prescindir de estos embutidos, si quiere llevar algo a la mesa (eso contando que pueda acceder a los exorbitantes precios del aceite en la isla).
Uno de los primeros casos de denuncia fue el de Anselmo López Galves, residente en La Habana.
"Al llegar a mi vivienda en La Lisa me dispongo a freírlas (las croquetas) y para sorpresa mía empezaron a explotarme en la cara produciéndome quemaduras por todo el cuerpo y desfigurándome el rostro", dijo y añadió: "Me dirijo al cuerpo de guardia del hospital General Calixto García y la doctora solo de verme me dice: '¿Usted viene quemado por croquetas? Me informó ella que varios casos se produjeron ese mismo día”.
El realizador audiovisual independiente Abel Yadiel Arrieta Valdespino escribió: "Entonces esta historia de daños físicos a una o varias personas se quedará impune. Nadie pagará por esto. Nadie de la fábrica se pronunciará por lo menos ofreciendo una disculpa. Nadie de nuestros dirigentes hablará al respecto. No expondrán estos sucesos catastróficos en nuestro noticiero. O lo pondrán en primera plana en el periódico cubano… ¡CROQUETAS EXPLOSIVAS!", denunció por su parte Arrieta Valdespino.
La empresa oficialista “Prodal”, que fabrica las "explosiva masa” hizo un intento por responder las quejas de los clientes afectados, pero echándoles la culpa: "Es un error común al freírlas. El aceite debe estar a unos 180°, la croqueta debe de estar a temperatura ambiente y no freír muchas a la vez. En el caso de la Croqueta Criolla, al tener una masa más densa, se abren con más 'violencia'. Gracias por comunicar sus preocupaciones", comentó la empresa en un mensaje de Twitter.
DIARIO LAS AMERICAS conversó con Ramón Fleites, conocido como “El Chef Ramoncito” para conocer, desde su experiencia, cual podría ser la causa de los ‘estallidos’ de esas croquetas: “Es comprensible que una croqueta pueda abrirse en el proceso de cocción, o bien porque la grasa no esté bien caliente o al entrar en contacto agua (si están congeladas) con el aceite. Hasta ahí todo sería normal, ahora bien, las explosiones como se ven en las redes sociales, la magnitud de las lesiones y el hecho de que exploten después de fritas es por lo menos, alarmante. O sea, nunca se está seguro de en qué momento se originará la explosión”.
“Yo trabajé como cocinero en Cuba, y muchos productos elaborados allá no cuentan con las normas de calidad ni tienen un control riguroso de los ingredientes”, subrayó.
De hecho, en las redes sociales, varios cibernautas opinan que los estallidos podrían estar directamente relacionados a la utilización de cartílagos o tripas de animal en la elaboración de las unidades.
“Las croquetas gozan de fama mundial, dicen que este aperitivo surgió en Francia alrededor del siglo XVII, y muchos atribuyen su creación a Louis de Bechamel, que era el encargado de la cocina del rey Luis XIV, si es un error al freírlas ¿Por qué explotan solo las de Cuba?, no debería pasar y desgraciadamente está pasando”, destaca Fleites.
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Si es un error al freírlas ¿Por qué explotan solo las de Cuba?, no debería pasar y desgraciadamente está pasando”, subraya el Chef Ramoncito
Cortesía del entrevistado
Por su parte, Mayvis Pérez, residente en Kendall recuerda: “Cuando yo vivía en Cuba había unas croquetas que vendía el estado, creo que se llamaban Encocar, que también explotaban, muchas veces se abrían y solo quedaba el cascarón, pero a este nivel y con esas quemaduras es algo que se debería tener en cuenta”.
La periodista independiente cubana Mónica Baró, criticó duramente a la empresa fabricante de estas “Bombas caseras”: “A ver, genias y genios de Prodal: si la explosión de una croqueta que provoca quemaduras graves a los consumidores sucede por “un error común al freírlas”, lo correcto es dejar de vender esas croquetas y hacer otras de forma diferente. Yo no sé si le echan pólvora a la harina o qué…Un error común es que a mí la chapita de un refresco se me caiga adentro. Un error común es echar papas en aceite frío porque quedan encharcadas en grasa y blandas. Un error común es no escurrir el aceite de una lata de atún y usarlo todo para cocinar. Esos son errores comunes que provocan que los alimentos te queden malos. Ahora, un error común no debería provocar tu hospitalización”.
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La empresa cubana PRODAL es la que elabora las croquetas explosivas
Baró continuó en su página de Facebook: “Lo que debió haber hecho Prodal, lo que debe hacer, si quienes toman las decisiones ahí tienen un mínimo de respeto a los ciudadanos y de vergüenza, es, primero, pedir disculpas; segundo, publicar un informe que explique por qué hay croquetas que explotan y determinar responsables con nombres y apellidos; tercero, ofrecer alguna indemnización a las víctimas; y cuarto, aunque esto debería ser el 1.1, retirar esa producción del mercado. ¿Es tan difícil eso? ¿Va a tumbar el gobierno eso? ¿Va a dar armas al enemigo? Hasta que Prodal no actúe con responsabilidad, nadie debería volver a comprar esas croquetas.
En Cuba no existe una cultura de protección al consumidor, y menos de indemnización. El régimen y sus estructuras se limitan a mirar por encima del hombro el descalabro de su propio desgobierno. Mientras, el cubano continuará su debate entre mantenerse a salvo, construir escudos caseros, dejar de comprarlas y fajarse como se dice popularmente con el arroz “al pegao” o arriesgarse a ser víctima de la explosión de una croqueta.
