QUITO.- El juicio político al presidente de Ecuador Guillermo Lasso comenzó este martes su etapa final, pero existe incertidumbre sobre si la Asamblea logrará reunir los votos necesarios para destituirlo o si el mandatario hará uso de un recurso constitucional para disolver al Legislativo.
Por segunda vez, el correísmo intenta destituir al presidente electo. El año pasado la Asamblea, de su mayoría de izquierda y fiel seguidora a Rafael Correa, quiso implementar la muerte cruzada tras las protestas civiles que duraron tres semanas. En junio de 2022, la oposición no alcanzó su objetivo al reunir 88 votos para destituir a Lasso. En esa ocasión el mandatario fue acusado de evitar que el país afronte una grave conmoción interna provocada por una huelga indígena que exigía la reducción del precio de los combustibles.
"Se supone que el dictador Correa está convencido de que algunos de sus pasasillas será elegido presidente de la República y que ese individuo se convertirá en un ejecutor de las órdenes que reciba de su jefe, de su amo, de su señor, de su patrón; en otras palabras, que él va a gobernar al Ecuador desde Bélgica", comentó el expresidente del país sudamericano Oswaldo Hurtado Larrea en días recientes en una entrevista con el diario local El Universo.
"Mire usted qué paradoja, un individuo que debe estar en la cárcel pagando sus delitos de corrupción, gobernando el Ecuador prófugo de la justicia desde Bélgica. Eso es lo que él cree, pero yo no estoy tan seguro de que su vasallo, su pasasillas, pueda ganar la elección", siguió. "Tenemos que estar claros, detrás de esta acometida irracional contraria al interés nacional está la ambición, el deseo, la necesidad del dictador Correa de lavar sus culpas y sus enormes responsabilidades en el tema de la corrupción".
Oswaldo Hurtado dice que Lasso no es un mal presidente
Los legisladores acusan al presidente de malversación de fondos públicos, lo que ha sido negado por Lasso y la oposición tampoco ha podido probar, a pesar de lo cual el proceso se ha mantenido y se espera que termine el próximo fin de semana cuando los asambleístas voten la moción de censura y destitución.
La ley dispone que sean al menos las dos terceras partes de los 137 asambleístas, es decir, por lo menos 92 votos.
"Lo mejor para el Ecuador y atender eficazmente los problemas, es que el presidente no sea destituido", afirma el exmandatario. "Es la alternativa que permitirá al Ecuador y no solo al Gobierno enfrentar esos desafíos. En el caso de que fuera destituido, a todos los problemas (que existen en la nación) habría que sumar la inestabilidad política y la aventura, el enigma de lo que vendrá después, al producirse la sucesión presidencial, y a corto plazo, según mi opinión, la destitución del nuevo presidente".