LA HABANA — Días después que la policía desalojara a un grupo de artistas atrincherados en una casa para exigir la excarcelación del rapero Denis Solís, condenado por supuestamente "insultar" a un policía, y otros cientos salieran a la calle para exigir tolerancia, el régimen comunista de Cuba ha comenzado una ofensiva de reafirmación ideológica.
El lunes por la noche, el régimen acusó a Estados Unidos de montar una “provocación” para desprestigiar a la revolución al apoyar a miembros del Movimiento San Isidro, quienes fueron sacados de su sede por los uniformados el jueves y se convirtieron en el puntapié de una inusual concentración de artistas frente al Ministerio de Cultura el fin de semana. La sexagenaria dictadura castrista no permite las manifestaciones de voces disidentes en la isla, los reprime y encarcela.
Luego simpatizantes del Partido Comunista realizaron un concierto al que asistió el designado gobernante Miguel Díaz-Canel, se desató campaña en medios de prensa oficiales, mientras la Cancillería convocó al nuevo encargado de negocios estadounidense Timothy Zúñiga-Brown para una queja formal.
“Creo que aquí se han polarizado las opiniones en dos temas distintos, aunque están relacionados. Uno es todo lo que tiene que ver con el Movimiento San Isidro”, mientras otros “creen que hay que pasar a temas que tienen más que ver con las libertades creativas, artísticas y ciudadanas”, explicó a la AP el dramaturgo Yunior García.
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Jóvenes artistas protestan frente a las puertas del Ministerio de Cultura, en La Habana, Cuba, el viernes 27 de noviembre de 2020. Decenas de artistas cubanos se manifestaron contra la policía que desalojó a un grupo que participaba en una huelga de hambre.
AP/Ismael Francisco
García formó parte de la delegación que finalmente fue recibida por el viceministro de Cultura, Fernando Rojas, tras ser obligado por los manifestantes. Esto es inusual en Cuba con un régimen autoritario y donde los artistas suelen canalizar sus inquietudes a través de los gremios afines al gobierno.
“Mi opinión sobre esto es que nunca ha ocurrido en Cuba (este diálogo) y el hecho de que pase es algo inédito. Quisiera apostar por esa posibilidad”, comentó García, quien sin embargo reconoció que “hubo un rompimiento” de puntos prometidos en esa reunión, como disminuir la retórica oficial que los tilda de “mercenarios” al servicio de intereses extranjeros, unargumentó empleado contra los que se atreven a reclamar sus derechos y libertades públicas.
Ahora, tras los conciertos en apoyo al régimen castrista y las campañas oficiales, la televisión estatal mostró a Zúñiga-Brown tratando de rebasar el control policial que se instaló en la esquina de la sede del Movimiento San Isidro durante la protesta.
“Estas personas son producto de la actividad subversiva de los Estados Unidos”, dijo el lunes por la noche Carlos Fernández de Cossío, funcionario de la cancillería a la televisión estatal. “Reciben instrucciones de Estados Unidos, algunos de ellos reciben financiamiento y orientaciones”, según dijo sin presentar evidencias de sus acusaciones.
Fernández de Cossío dijo que el sábado por la noche se convocó al diplomático para presentarle una queja al Departamento de Estado.
También el canciller Bruno Rodríguez y el designado Miguel Díaz-Canel habían expresado su rechazo a lo que llaman “injerencia” en los asuntos internos de la isla.
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Jóvenes artistas protestan afuera del Ministerio de Cultura, en La Habana, Cuba, el viernes 27 de noviembre de 2020.
AP/Ismael Francisco
Un tuit publicado en la página de la embajada de Estados Unidos en Cuba la semana pasada dijo que era “indignante” que no se dejara al encargado de negocios visitar al Movimiento San Isidro. Un pedido de reacción a la sede diplomática no fue respondido.
La situación, al ser poco común en la isla, ha desatado diversas reacciones.
“Lo inusual (de la concentración frente al Ministerio) es que se trata de personas con influencia social reclamando el fin de las prácticas de censura y se respete la Constitución recientemente aprobada”, explicó a la AP el politólogo cubanoestadounidense, Luis Carlos Battista. “El gobierno, con estos actos apoyados por el propio presidente, aparentemente da a entender que no está interesado en compromisos políticos con los artistas”.