domingo 5  de  octubre 2025
NICARAGUA

Testimonio de opositor lo confirma: Daniel Ortega exporta el terrorismo de Estado

Un informe de la ONU corrobora múltiples denuncias: la represión de la dictadura sandinista ya no se limita a Managua, sino que persigue a los nicaragüenses en el exilio

Por Estefani Brito

MANAGUA.- Con una “extensa red de inteligencia” que busca expiar y, en algunos casos, silenciar a los miles de nicaragüenses forzados ala exilio, el régimen de Daniel Ortega exporta el terrorismo de Estado.

Esa táctica, que se asemeja al modelo de “espionaje chino”, enciende las alarmas y coloca en una postura de indefensión a opositores, víctimas de los “brazos largos” del sandinismo.

Un nuevo informe del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), publicado el 23 de septiembre, expuso una radiografía sin precedentes de la magnitud y sofisticación del aparato represivo encabezado por el binomio Ortega - Murillo.

El documento confirma lo que múltiples denuncias venían advirtiendo: la represión ya no se limita al territorio nacional, sino que persigue a los nicaragüenses en el exilio. Uno de ellos es el activista Joao Maldonado, uno de los fundadores de la Unidad de Exiliados Nicaragüenses (UEN), que ha sobrevivido a 13 impactos de bala tras dos atentados perpetrados en su contra, en Costa Rica.

En entrevista con DIARIO LAS AMÉRICAS, Maldonado asegura que lo descrito por la ONU es una realidad que viven miles de exiliados, quienes hoy no encuentran seguridad ni siquiera en el exterior. “El régimen ha exportado su método de vigilancia y control. Varias redes de informantes, mecanismos de ciberespionaje, hasta operaciones encubiertas. En el exilio, que debería ser un espacio y un respiro de protección, se ha convertido en otro campo de persecución”, asevera.

Represión transnacional

Para Maldonado, lo que ocurre no es nuevo, sino parte de un patrón que se ha intensificado en los últimos años. “No garantiza la seguridad y cualquiera que levante la voz por la democracia, por justicia, por libertad, sigue siendo un objetivo para la dictadura”, señala.

Menciona que comunidades específicas, como las de Carazo (centro) —su departamento natal— han sido blanco de ataques en el extranjero. “Está implementando modelos de persecución y asedio. En países donde se esté solicitando refugio y haya una embajada en Nicaragua, el exilio no va a estar seguro”, sostiene.

Los casos documentados en Costa Rica y Honduras muestran que el régimen de Ortega no se limita a controlar a la población dentro del país. Maldonado fue víctima de dos atentados en San José, la capital costarricense, uno en septiembre de 2021 y otro en enero de 2024. En el segundo, su esposa Nadia Robleto, sufrió heridas que hoy la mantienen en silla de ruedas.

Su caso, sumado a otros como el del opositor Rodolfo Rojas, cuyo cuerpo fue hallado sin vida en un municipio fronterizo de Honduras con Nicaragua en junio de 2022, tras ser secuestrado en la ciudad costarricense de La Cruz; y el del mayor en retiro del Ejército nicaragüense, Roberto Samcam, que fue asesinado a tiros el 19 de junio a la salida de su casa en Costa Rica, donde vivía como refugiado, son la mayor evidencia de la “exportación del terrorismo de Estado”.

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El activista Joao Maldonado, uno de los fundadores de la Unidad de Exiliados Nicaragüenses.

El activista Joao Maldonado, uno de los fundadores de la Unidad de Exiliados Nicaragüenses.

“Existe una estrategia clara de represión transnacional: perseguir, intimidar e intentar eliminar físicamente a los opositores que estén en el extranjero. Es una exportación del terrorismo de Estado que viola la soberanía de los países de acogida”, señala.

Para Maldonado, lo que ocurre en Nicaragua no es un caso aislado. “Definitivamente creo que estamos frente a una red regional de cooperación entre regímenes autoritarios. Nicaragua, Venezuela, Cuba y otros gobiernos han demostrado una relación estrecha, no solo ideológica, sino cooperativa y operativa también”, explica.

El asesinato del teniente venezolano Ronald Ojeda en Chile es, en su opinión, una muestra de que se trata de un modelo compartido. “Estamos hablando de una alianza represiva que busca demostrar que nadie que se oponga a ellos, sin importar dónde se encuentre, está a salvo. Es la exportación del terrorismo político lo que están haciendo estos regímenes”, subraya.

Subestiman el peligro

Aunque Costa Rica ha sido refugio para miles de nicaragüenses, Maldonado considera que las autoridades subestiman la magnitud de la represión transnacional de Ortega. Especialmente, cuando el gobierno costarricense califica su caso como "puntual" y no como parte de un patrón de violencia política.

“En Costa Rica no se reconoció en el primer atentado la magnitud del problema. Mi caso fue tratado de una forma reducida sin darle la magnitud que ameritaba, cuando en realidad forma parte de un patrón sistemático de represión transnacional”, indica.

A su juicio, esta falta de reconocimiento permitió que la impunidad se consolidara y que los ataques se repitieran. “Después del primer atentado mío vino el asesinato a Rodolfo Roja y, nuevamente, el segundo atentado hacia mi persona, en el cual mi esposa quedó en silla de ruedas. Minimizar estos hechos como puntuales no solo es un error, sino que deja expuestos a miles de nicaragüenses”, apunta.

El activista resalta la importancia de que países donde se han cometido delitos en contra de nicaragüenses y organismos internacionales tengan una reacción más firme en contra del régimen sandinista. “La ONU, la CIDH y la Corte Penal Internacional tienen la obligación de investigar, sancionar y prevenir. No basta con declaraciones. La inacción internacional alimenta la impunidad. Una acción firme puede salvar vidas”, asevera.

La denuncia debilita al régimen

El precio personal que Maldonado y su familia han pagado es enorme. “Sobrevivir a dos atentados, cargar con 13 disparos en mi cuerpo y ver a mi esposa Nadia caer en una silla de ruedas ha sido un dolor inmenso”, asegura.

A esto se suma la separación de los hijos de su esposa, a quienes se les arrebató la posibilidad de permanecer con su madre mientras ella se recuperaba del atentado por decisiones arbitrarias en Costa Rica, que beneficiaron al padre biológico, un simpatizante del sandinismo que terminó llevándose secuestrado a los niños a Nicaragua.

“Lo único que ellos dijeron (autoridades costarricense) fue que realmente habían cometido un error y que iban a poner una denuncia al Interpol, pero todavía es la fecha y estamos esperando esa acción”, precisa.

Pese al dolor, Maldonado insiste en que su sobrevivencia tiene un propósito: “Para mí cada día es un milagro, una responsabilidad también para con los que ya no están. Es una bendición seguir denunciando, alzar la voz es parte de la responsabilidad de estar con vida”.

Aunque estima que el objetivo último del régimen es perpetuarse en el poder como una dinastía, se muestra convencido de que Nicaragua va a alcanzar la libertad. “El principal motivo de la dictadura es silenciar las voces críticas y pensantes que son una amenaza para que ellos se constituyan como un Estado oligárquico, una tiranía de generaciones. Pero la libertad de Nicaragua se va a alcanzar. La historia misma de Nicaragua es una historia de lucha y ellos lo saben”, señala.

En este sentido, el activista envía un mensaje de resistencia a los exiliados nicaragüenses. “Sé que el exilio es doloroso, sé que la persecución no termina en la frontera, pero también sé que no estamos solos. Cada testimonio, cada denuncia, cada voz que se levanta debilita la dictadura. A mis hermanos nicaragüenses en el exilio les digo que no se rindan. El sacrificio que hoy vivimos será la semilla de la Nicaragua libre y democrática que construiremos”, enfatiza.

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@ebrtop22

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