CARACAS.- En medio de la dura crisis social que estremece a los habitantes de la frontera, la vida parece ser la única razón que no deja perder las esperanzas a miles de migrantes que a diario entran y salen del país.
CARACAS.- En medio de la dura crisis social que estremece a los habitantes de la frontera, la vida parece ser la única razón que no deja perder las esperanzas a miles de migrantes que a diario entran y salen del país.
Este miércoles en la mañana, mientras por el puente internacional Simón Bolívar partían con rumbo a San Antonio los féretros de un niño y un adulto que fallecieron en centros médicos de Cúcuta, en La Parada, la venezolana Mirianni Amarilis Mendoza traía a luz a una niña.
La mujer, de 22 años, había llegado la semana pasada con su esposo a Colombia, con la intención de prepararse para el parto de su hija, debido a que en San Felipe, zona central de Venezuela, no estaban dadas las garantías para traerla a este mundo, reseñó el diario La Opinión de Colombia.
El miércoles, mientras Mendoza hacía cola para recibir el almuerzo en el restaurante de la Divina Providencia, en La Parada, fuertes dolores la atacaron.
Socorristas de la Cruz Roja Colombiana que permanecían en el albergue cercano a este restaurante le prestaron los primeros auxilios y de inmediato empezaron con ella el trabajo de parto. Era inminente el alumbramiento.
La Opinión publica que Mendoza abordó por sus medios una ambulancia de las unidades de Operaciones en emergencias y desastres de la policía (Ponalsar), y una vez adentro nació su hija con la ayuda de los agentes y de un médico que por fortuna estaba en el lugar.
“Fueron momentos de alta tensión, por la misión que se nos puso al frente, pero al mismo tiempo de una gran responsabilidad, porque se trataba de una vida que venía en camino”, dijo el subintendente Manuel Arley Pineda, uno de los integrantes del equipo que asistió el parto.
Mendoza fue llevada primero al hospital de Villa del Rosario, pero luego trasladada al hospital Erasmo Meoz en horas de la tarde, donde permanece recluida en tratamiento médico especializado.
El único que aún no sabía del nacimiento de su hija era el papá, debido a que en el momento del parto él se encontraba vendiendo papas rellenas en los alrededores del puente internacional Simón Bolívar.