SAO PAULO.- DPA
Indignados por los escándalos de corrupción y afectados por la crisis económica, un millón y medio de brasileños, según la policía militarizada, salieron este domingo a las calles en más de 60 ciudades del país para pedir la salida del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y su Partido de los Trabajadores (PT).
"Por robar en las urnas, por tanta corrupción, por mentirle a una nación, fuera Dilma", era uno de los carteles portados por los manifestantes
La consigna resume el descontento de la población para con la mandataria, que asumió su segundo gobierno -el cuarto consecutivo del PT- el 1 de enero.
Las multitudinarias manifestaciones fueron convocadas a través de las redes sociales y se desarrollaron en forma pacífica, con el registro de un par de pequeños incidentes en Sao Paulo y Brasilia.
Los cánticos y carteles de "Fuera Dilma" y "Fuera PT" fueron alternados con pedidos del fin de lo que parecen ser las grandes preocupaciones de los brasileños: "¡Basta de corrupción!", "¡Basta de mentiras!", "¡Basta de impunidad".
Columnas verde-amarilla
Los cientos de miles de "indignados" formaron verdaderas columnas humanas casi uniformadas con camisetas verdes y amarillas -los colores de la bandera de Brasil- de la selección nacional de fútbol, y alternaron los gritos de ira con emotivas entonaciones del himno nacional.
La gigantesca movilización, que coincidió con la conmemoración de los 30 años de democracia que vive el país tras 21 años de dictadura militar, superó en número a las protestas realizadas en junio de 2013, cuando el día de mayor participación popular se contabilizaron cerca de un millón de personas en las calles en todo el país.
El enfado ciudadano tiene que ver, básicamente, con las denuncias de que decenas de políticos y partidos oficialistas, entre ellos el PT, se beneficiaron con los desvíos de fondos en la estatal Petrobras, y con el radical ajuste que Rousseff se ve obligada a implementar para recomponer las cuentas públicas y estimular una estancada economía.
Respecto a este último punto, existe una sensación de que la presidenta y su partido "estafaron" a la población, al no haber mencionado durante la campaña electoral la dimensión de las nuevas políticas económicas, que se traducen en aumento de precios e impuestos, recorte de gastos y disminución de beneficios fiscales y laborales.
"Yo prometo no aumentar la inflación (y las tarifas de), luz, gas, gasolina", ironizaba las promesas de campaña un cartel de una manifestante en Brasilia, donde la protesta llevó a unas 45.000 personas a la Explanada de los Ministerios, el corazón del poder en el país.
No más corrupción
"¡Fuera corruPTos del gobierno!", clamaban varios de los carteles, haciendo un juego de palabras con la sigla del partido de gobierno y sus implicancias con los dos mayores escándalos de corrupción de la historia del país: el ahora llamado "petrolao" y el "mensalao", nombre que se le dio al pago de sobornos mensuales a legisladores, a cambio de apoyo, durante el gobierno de Lula.
La demanda por la salida de Rousseff, que no es unánime entre los tres grupos que organizaron la movilización de hoy pero sí lo fue entre el público asistente, marca una diferencia sustancial respecto a las marchas de 2013, que coincidieron con la realización de la Copa Confederaciones.
En aquella oportunidad, la población protestó en contra de los gastos excesivos del gobierno con ese evento deportivo y el Mundial de fútbol y por mejores servicios públicos, pero no se reivindicó un cambio anticipado de gobierno.
Además de la metrópolis de Sao Paulo, otras 65 ciudades fueron escenario de sendas protestas, entre ellas Río de Janeiro, donde unas 20.000 personas recorrieron la avenida Atlántica, que corre paralela a la mítica playa de Copacabana.
En la capital federal, Brasilia, cerca de 45.000 manifestantes se concentraron en la Explanada de los Ministerios, el centro del poder del país.
Además, hubo actos masivos en Fortaleza, Recife, Goiás, Pará y Porto Alegre, entre otras.
Los actos fueron convocados, principalmente, por tres grupos que se autodefinen como apartidarios: Revoltados Online, Movimento Brasil Libre (MBL) y Vem Pra Rua (VPR).
Los dos primeros defienden la destitución inmediata de la presidenta, mientras que el MBL considera que no es el momento "por ahora" de iniciar un juicio político en su contra.
En al menos dos ciudades, Belo Horizonte y Río de Janeiro, pequeños grupos participaron en las marchas pidiendo la intervención de los militares y el regreso de la dictadura para "salvar a Brasil".
Las marchas fueron apoyadas además por el principal opositor del gobierno, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), cuyo presidente, el derrotado candidato a la Presidencia, Aécio Neves, emitió hoy un comunicado en el que expresa que los brasileños salieron a las calles para "reencontrarse con sus virtudes, sus valores, sus sueños".
"Después de reflexionar mucho opté por no estar en las calles este domingo, para dejar claro quién es el gran protagonista de estas manifestaciones", añadió el senador socialdemócrata.
Otros partidos opositores menores también manifestaron apoyo a los actos de hoy. La mayoría de las fuerzas políticas de oposición se distanciaron de los pedidos de destitución de Rousseff.