lunes 25  de  marzo 2024
ACUERDOS ENERGÉTICOS

Argentina y la integración energética regional

El embajador argentino en Bolivia afirma que su país no comprará más gas boliviano pero el analista energético Gómez Úzqueda asegura que los planes del nuevo gobierno de Macri son otros y que no cortará la relación con la nación vecina

Por BORIS SANTOS GÓMEZ UZQUEDA

BORIS GÓMEZ UZQUEDA
@bguzqueda 

Días atrás el embajador de Argentina en Bolivia, Ariel Basteiro, indicó que “la política del Gobierno de Mauricio Macri será de no comprar gas a Bolivia” para reemplazarlo por gas importado de ultramar. Según recoge la agencia noticiosa ANF, Basteiro habría indicado que los acuerdos energéticos bilaterales podrían “quedar truncos con la nueva Administración”.

Remató –antes de marcharse de Bolivia- que “por más que uno intente y pida tener buena relación, van a haber encontronazos y mucha diferencia”. El embajador no entiende que entre Bolivia y Argentina hay más de 40 años de vínculo comercial a través de la venta de gas boliviano.

Y parece que tampoco entiende la dinámica del mundo de los negocios en energía en donde los proyectos no se “truncan” ni quedan sin ejecutar de la noche a la mañana. Todos los proyectos, llámense gasoductos, contratos de venta de gas, interconexión eléctrica, etc., están plenamente respaldados por la fe de los estados argentino y boliviano, respectivamente; y han surgido de análisis y estudios en los que se privilegiaron escenarios a mediano y largo alcance.

Planta de gas en Bolivia. (EFE)

Finalmente parece que el embajador no leyó –o no entendió- al nuevo ministro de energía del gabinete del presidente Macri –presidente a quien por cierto saludo con respeto y veo como un líder la nueva Latinoamérica sedienta de libertad y democracia-, que tiene la tarea de reconstruir la política energética argentina, si es que existió alguna.

El embajador representa a una Administración que permitió cortes permanentes de electricidad en principales ciudades argentinas, miles de millones de dólares despilfarrados en subsidios y la ausencia de capitales nuevos para explorar y promocionar sus nuevos reservorios (como por ejemplo el llamado “Vaca Muerta”, entre otros).

Todo esto bajo el mando del actual ministro de política energética argentino, Julio De Vido, criticado hasta el cansancio por la opinión pública especializada argentina, y quien conoce tanto de energía como yo de medicina.

Juan José Aranguren es el  nuevo ministro de Energía de Argentina. (CORTESÍA)

Conciencia social

En contraste con De Vido, el nuevo ministro de Energía, Juan José Aranguren, experto en hidrocarburos, indicó que habrá reordenamiento de marcos regulatorios y reasignación de subsidios. Exacto, esa es la clave: nueva política energética con legislación clara, moderna y transparente.

Inclusive, Aranguren afirmó: “Pensamos que las familias carenciadas que los necesiten van a tener un block de consumo de 150 kilowatts por hora por mes que va a ser gratuito"; de manera que ya empieza a mostrar su vocación de llevar electricidad a bajo costo a sectores más necesitados, por supuesto modificando y reordenando los subsidios actuales.

Reorganización

El nuevo ministro fijó su plan en varias áreas de trabajo: petróleo y gas; electricidad; energías renovables; nuclear; planeamiento y ahorro; eficiencia y por supuesto la renovación y nuevo gerenciamiento para la compañía estatal YPF.

Lo que indica el embajador Ariel Basteiro no es tan fácil de hacer ni es tan inmediato. Tampoco estamos “mancos”, faltaba más. Los bolivianos tenemos dos brazos y una cabeza para ver y buscar mercados, nuevos socios; exportar valor agregado, etc. De manera que las predicciones del diplomático no están bien sustentadas.

El embajador cree que amedrentando nos dará miedo. A Macri no le dio miedo y ganó la Presidencia. Debe creer que es “cerrar la llave” y decir esto se acabó. Los negocios en energía, aunque no lo crea el embajador, son complejos, requieren cabeza fría y cero amenazas. Además, reitero, la integración argentino-boliviana es tan grande e irreversible que en materia energética siempre hemos tenido relaciones contractuales.

Un plan bien orientado

Los nuevos responsables de la Administración Macri ya indicaron que las medidas "importantes" apuntan al largo plazo: buscarán fomentar el desarrollo de una matriz energética donde sus distintas versiones no compitan, sino que se complementen, de manera que le abran la puerta al desarrollo de recursos como la hidroelectricidad y la energía nuclear, pero más aún a los recursos renovables.

Por eso mismo el presidente Macri jerarquizó la simplona Secretaría de Energía y la denominó Ministerio de Energía. Los mensajes son claros.

José Aranguren impulsará seguramente planes de estímulo a la producción de petróleo y gas (teniendo en cuenta que el barril/petróleo está a 40 dólares), y las energías renovables, pero siempre teniendo en cuenta que el gas boliviano está a mano; que podemos construir una agenda energética conjunta; que se pueden desarrollar y continuar implementando proyectos bilaterales y todo lo necesario para acelerar la integración y la interconexión donde ganen Bolivia y Argentina.

Años de mal manejo

2013/2014 fueron años horribles para Argentina: baja producción de petróleo/gas; “apagones” de luz; miles de millones de dólares despilfarrados en subsidios y en aplicación de incorrectas políticas tarifarias eléctricas (generadas a partir del gas, principalmente) por “ineficiencia y falta de visión estratégica estatal de los últimos lustros para alentar la inversión de riesgo en nuevas exploraciones”, según un exministro aseguró públicamente.

En ese escenario se presentó como alternativa el gas boliviano. En Argentina están en el proyecto del segundo trayecto del Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA 172 kilómetros de 24 pulgadas) para abastecer de gas natural a provincias del norte argentino: Chaco, Formosa, Corrientes y Misiones que no tienen gas natural por redes.

"Vaca Muerta", reservorio petrolero/gasífero. (CORTESÍA)

Creo que el país prefiere el gas que tiene a mano, de Bolivia, que poner -de momento- miles de millones de dólares que no dispone en ese gran reservorio petrolero/gasífero denominado “Vaca Muerta”. Tampoco tiene tanto dinero para recurrir a ultramar. Los costos juegan en contra y lo que más necesita Argentina es evitar costos y contar con suministro constante.

Naturalmente en Bolivia y en Argentina se deben rediseñar políticas del sector, se debe impulsar la integración a partir de proyectos, no de “parches”, y principalmente buscar mejores días para los ciudadanos con energía a bajo costo. La renovada Argentina será un nuevo aire fresco al cono sur latinoamericano.

¡Recibe las últimas noticias en tus propias manos!

Descarga LA APP

Deja tu comentario

Te puede interesar