MIAMI. - El cáncer de mama sigue siendo uno de los principales focos de atención de investigaciones científicas en todo el mundo, por lo que los avances científicos han marcado la diferencia en las estadísticas de las personas enfermas y fallecidas.
MIAMI. - El cáncer de mama sigue siendo uno de los principales focos de atención de investigaciones científicas en todo el mundo, por lo que los avances científicos han marcado la diferencia en las estadísticas de las personas enfermas y fallecidas.
Según la Organización Mundial de la Salud, durante 2020, en todo el mundo se diagnosticaron a 2.3 millones de mujeres con cáncer de mama y en el mismo año se registraron 685.000 fallecimientos por esta misma enfermedad.
A fines del mismo año, 7.8 millones de mujeres a las que en los anteriores cinco años se les había diagnosticado cáncer de mama seguían con vida, lo que hace que este cáncer sea el de mayor prevalencia en el mundo.
El objetivo de la Iniciativa Mundial contra el Cáncer de Mama, de la OMS, es reducir en un 2.5% anual la mortalidad mundial por esa enfermedad, con lo cual entre 2020 y 2040 se evitarían 2.5 millones de muertes a nivel mundial. En caso de cumplirse ese objetivo, para 2030 se evitaría el 25% de las muertes por cáncer de mama entre las mujeres menores de 70 años, y para 2040 esa cifra sería del 40%. Los tres pilares para alcanzar dicha meta son: la promoción de la salud para una detección precoz; el diagnóstico oportuno; y la gestión integral del cáncer de mama.
Aunque los estudios sobre las vacunas cada día aportan más avances hacia logros comprobados, la detección temprana sigue siendo el mejor antídoto para la enfermedad, ya que los tratamientos médicos son más efectivos cuando se aplican de manera oportuna.
Las vacunas de tratamiento contra el cáncer son un tipo de inmunoterapia que trata esta enfermedad al fortalecer las defensas naturales del cuerpo contra el cáncer. A diferencia de las vacunas de prevención del cáncer (vacunas preventivas), las vacunas de tratamiento contra el cáncer (vacunas terapéuticas) se diseñan para usarlas en las personas que ya tienen cáncer; funciona contra las células cancerosas y no contra algo que causa cáncer.
Según explica el Instituto Nacional de Cáncer de España la idea en la que se basan las vacunas de tratamiento es que las células cancerosas contienen sustancias llamadas antígenos asociados con tumores; este tipo de antígenos no están presentes en las células normales o, si lo están, se encuentran en concentraciones menores. Las vacunas de tratamiento ayudan al sistema inmunitario a aprender a reconocer y a reaccionar a estos antígenos, y a destruir las células cancerosas que los contienen.
Las vacunas contra el cáncer de mama siguen siendo objeto de estudio en todas partes del mundo, por diversos conglomerados científicos. En México, un grupo de especialistas presentó uno de los más recientes estudios sobre la vacunación autóloga con células dendríticas. Se trata de una inmunoterapia que induce respuestas inmunológicas antitumorales; sin embargo, solo unos pocos ensayos clínicos han tenido buenos resultados.
Mientras que, en Argentina, recientemente se conoció que tres equipos de científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y Cáncer con Ciencia, de la Fundación Sales, trabajan en torno a la inmunoterapia para la cura del cáncer a través de una vacuna, en nuevas terapias para el cáncer de mama y en el estudio del rol de una proteína.
Uno de estos avances es una vacuna terapéutica que "demostró activar una fuerte respuesta inmune contra el melanoma", luego de décadas de investigación, sostuvo el doctor José Mordoh, líder del equipo de científicos según lo publicado en el portal argentino https://www.rosario3.com/.
La vacuna obtuvo la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica de ese país (Anmat) para comenzar la última etapa del ensayo clínico, y se espera que para fin de este año 2022 ya esté disponible para tratar el melanoma, el más grave cáncer de piel.
Otro equipo de investigación, gira en torno al estudio de la Galectina-1, una proteína que se encuentra en un gran número de tumores, entre ellos el melanoma, cáncer de pulmón y cáncer de mama, y es la responsable de evadir el ataque a la enfermedad a partir del propio sistema inmunológico.
Este trabajo permitirá, en el mediano plazo, profundizar "la incorporación de nuevas herramientas para que el sistema inmune se active en enfermedades en las que su acción está reducida, tales como el cáncer y otras", explicaron sus promotores.
El último estudio publicado en Francia, reseñado por la agencia AFP, determina que se puede frenar la progresión de ciertos cánceres de mama detectado a tiempo una mutación genética en el corazón de los tumores y adaptando en consecuencia el tratamiento.
El estudio publicado este mes en el Lancet Oncology -una de las principales revistas sobre el cáncer-, es el primero de su nivel "en mostrar un beneficio clínico significativo después de haber dirigido previamente la mutación bESR1", resumen sus autores.
En un cáncer de seno, las células tumorales evolucionan con el tiempo y, dependiendo de ciertas mutaciones, pueden volverse resistentes a los tratamientos utilizados.
Los autores de este estudio, realizado por el oncólogo François Clément Bidard en varias decenas de hospitales franceses, evaluaron que sí es importante detectar a tiempo una de estas mutaciones -bESR1- y actuar en consecuencia. Lo que abre más posibilidades de frenar esta enfermedad y alcanzar las metas pautadas por la OMS, mencionadas anteriormente.
Aunque recuerde, la mamografía anual, el autoexamen permanente y la vigilancia siguen siendo los mejores aliados para evitar el avance de la enfermedad.