MIAMI.-La gran mayoría de los seres humanos tienen un “qué hacer” con el que se desarrollan profesional y socialmente. Ese “qué hacer” puede ser un oficio u ocupacion, que día a día lo impulsa a cumplir una tarea con objetivos concretos, y con un tipo de remuneración económica o emocional.
El “qué hacer” entretiene, ocupa y obliga al cerebro a estar activo cumpliendo una misión, por lo que algunos adultos mayores cuando se jubilan o retiran de sus trabajos (es decir cuando lo abandonan voluntariamente o les prohíben ese “qué hacer”) comienzan a experimentar declive en sus capacidades cognitivas y observan a sí mismos cómo se deteriora poco a poco.
Hay que estar preparados para ese momento inexorable. Sin ánimo a sustituir la versión de los especialistas, ofrecemos ejercicios generales para ayudar a los adultos mayores a evitar no solo la pérdida de la calidad de vida, sino a prevenir enfermedades degenerativas como el Alzheimer.
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Dos adultos mayores caminan por un parque.
EUROPA PRESS
Infaltable el ejercicio
Siempre, por siempre y para siempre el ejercicio es por excelencia la recomendación para cuidar el cuerpo y la mente. Pero ésta no es una recomendación al azar, ya que según especialistas cuando un organismo se ejercita, libera irisina, que es una hormona secregada por los músculos y que muchos aseguran que entre otras bondades, previene de padecer de Alzheimer y cuida la memoria.
Es importante comenzar despacio, con caminatas cortas que se pueden ir incrementando a medida que mejora la capacidad pulmonar y cardíaca. Si la persona tiene alguna condición específica es mejor consultar al médico antes de iniciar una rutina de ejercicios. La natación es una excelente opción y el baile es una de las más divertidas.
Respiración
Muchas veces no le damos la verdadera importancia a la respiración, por lo que hay que tomar conciencia de lo necesario y saludable que es para el organismo hacerlo de forma adecauda. La recomendación es tomar cinco minutos al día (luego pueden ser 10).
Siéntese en una posición cómoda, dentro de un ambiente en calma. Inhale contando hasta cinco; llene sus pulmones de aire; mantenga el aire por 5 segundos y luego exale el aire contando cinco más. Si cinco minutos le resulta muy difícil pruebe con 4 o con 3. Si realiza este ejercicio con frecuencia, seguramente en poco tiempo podrá realizarlo sin ningún problema.
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La respiración debe hacerse profunda y relajada.
CORTESÍA/PIXABAY
Lectura de libros, periódicos o revistas
Bien sea en papel impreso u online siempre es recomendable leer. En voz alta o en voz baja, como le sea más fácil, pero la recomendación es leer mínimo 30 minutos al día. Puede ver noticias en los portales, como Diario Las Américas, y atrévase a comentar alguna noticia que sea de su agrado. Así, el esfuerzo en redactar un mensaje que saldrá publicado y leído por muchas personas, también le ayudará a ejercitar el cerebro.
Pasatiempos
Existen una amplia variedad de pasatiempos, tanto en línea como en físico. Busque alguno que le agrade, que le permita estar atento durante largos períodos de tiempo y diviértase mientras ejercita el cerebro. Puede ser el legendario sudoku, o juegos de letras. Los más avezados harán crucigrama, que es el pasatiempo por excelencia de todas las épocas.
Juegos de mesa
Si tiene con quien jugar hay varios juegos de mesa que lo obligan a prestar atención, a recordar algunas fichas, a contar y a armar piezas que son muy útiles para estimular su cerebro. El ajedrez por ejemplo, mantiene el cerebro en funcionamiento y oxigenado, pero si no sabe cómo se mueven las piezas de este tablero puede jugar dominó, rummy q, damas chinas, damas, ludo, bingo entre otros.
Ejercicios enfocados en la memoria
Haga memorizaciones de números y de secuencias numéricas. Memorice palabras o secuencias de palabras. Ambas actividades las puede ejercitar con otra persona.
Juego de memorias con fichas ayuda a enfocar para recordar, así como la construcción de rompecabezas.
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El baile es uan exzcelente opción para cuidar la salud
Image by Andrzej Rembowski from Pixabay
Atentos a la rutina
Muchas veces hacer las cosas habitualmente se convierte en una rutina ejecutada en la que no se le presta mucha atención, pero esto podría generar lagunas y crear dudas sobre por ejemplo, si “apagué la hornilla”, “cerré el gas”, “me cepillé los dientes”, “me eché desodorante”. A todas las personas les puede ocurrir que vayan olvidando esas pequeñas tareas diarias que se hacen sin pensar en ellas. Se recomienda elevar la voz para decir cada una de estas tareas y así va reafirmando lo que vaya haciendo.
Llame a sus familiares. Busque a sus amigos. Mantenga las relaciones sociales activas que siempre hacen bien. Si no tiene algún familiar cerca vaya a la iglesia cercana o cualquier institución comunitaria y participe en las actividades como voluntario (a) lo que le ayudará a sentirse mejor.