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El mar ofrece una variedad importante de alimentos, no se trata solo de peces y crustáceos, sino de un vegetal marino que es considerado un producto completo, sano, y capaz de aportar infinidad de sustancias beneficiosas para el organismo humano. Se trata de las algas, consumidas por el hombre desde hace miles de años, aunque ciertamente, no por todos los países del mundo.
Shen Nung, un famoso médico oriental, fue el primero en detallar algunas de las bondades de estas algas marinas como alimento en el año 3000 a. C., aunque también se han encontrado referencias escritas sobre su valor alimentario en textos provenientes de Grecia y Roma.
A pesar de que no tienen tallo, hojas, raíces, ni semillas, como la mayoría de las plantas, algunas variedades de algas marinas se clasifican dentro del reino vegetal, dada su capacidad de producir su propio alimento usando energía solar y a partir de minerales, moléculas de aire y agua.
Como cualquier planta, las algas marinas están dotadas de pigmentos que le dan color, y que su vez permiten una clasificación cromática en cuatro grandes grupos: las azules se conocen como cianofíceas; las verdes como clorofíceas; las amarillas como xantofíceas, y las cafés o de tonos rojizos como feofíceas.
Existe una enorme variedad de algas que pueden encontrarse en diversidad de tamaños y a distintas profundidades, unas 27.000 especies han sido registradas por los biólogos, aunque no todas son comestibles para el ser humano.
Propiedades nutritivas
Se trata de un alimento rico en proteínas, que contiene altas cantidades de aminoácidos esenciales básicos en la formación de tejidos y en la producción de hormonas; además no contienen colesterol ni grasas saturadas, tienen un bajo contenido de azúcar, y por ende, un bajo contenido calórico.
La mayoría de las algas marinas comestibles poseen ácidos grasos Omega 3 y 6, indicados para regular la presión sanguínea y proporcionar alivio al dolor y rigidez propios de la artritis reumatoide. Poseen importantes cantidades de vitaminas A, C, E y del complejo B pero, sobre todo, de minerales como el yodo, que garantiza el equilibrio glandular; el hierro y el cobalto, encargados de evitar la aparición de la anemia; el silicio y el calcio, que fortifican huesos, uñas, y mejoran la piel; y el zinc, un elemento básico para la secreción y asimilación de insulina.
Este producto marino tiene un alto contenido del hidrato de carbono llamado manitol, un excelente estimulante para el hígado, tiene propiedades laxantes y se digieren con mayor facilidad y rapidez que las proteínas de origen animal.
En las civilizaciones orientales tradicionalmente se ha reconocido la importancia de las algas como alimento para fortalecer la sangre, el corazón y el sistema circulatorio, pero además la ciencia ha confirmado sus propiedades antibacteriales, antivirales y anticancerosos.
Así mismo, se ha descubierto que algunas variedades reducen los niveles de colesterol, previniendo la hipertensión y la arteriosclerosis, ayudan a mejorar el metabolismo de grasas, y tienen efectos anticoagulantes.
Variedad
Existen unas 200 especies de algas marinas aptas para el consumo humano, aunque las más conocidas y consumidas son: el nori, phorphyra según su nombre científico; el kombu o laminaria; y el wakame identificado como undaria.
El nori, conocida por formar parte de la mayoría de los roles típicos de la comida japonesa, se vende en láminas secas que tostadas adquieren color verdoso, esta se añade troceada a salsas, estofados y sopas, aunque algunas personas las consumen sola una vez rehidratada. Se trata de un alimento muy completo con un alto contenido de proteínas, sales minerales, y vitaminas, de hecho tiene 1.5 veces más vitamina C que las naranjas.
La que conocemos como kombu, cuyo consumo data de Japón, el antiguo imperio del Sol Naciente, en el siglo V, se utiliza especialmente mezclada con pescas y carnes, en sopas y en platos elaborados con arroz. Pulverizada forma parte de la preparación de varias salsas, e incluso, se consume como infusión.
Esta variedad de alga marina elimina toxinas del organismo y contiene ácido glutámico, el cual ayuda a ablandar las fibras de las legumbres y otros alimentos, reduciendo su tiempo de cocción, a la vez que facilita la transportación de oxígeno en la sangre, y disminuye los niveles de azúcar.
El Wakame, usual en la mesa japonesa, se consume fundamentalmente crudo como ensalada, pero también se emplea en la elaboración de sopas, arroces, y hasta confitada como postre. Se le considera un regenerador natural de la sangre, estimula la producción hormonal, contribuye a la recuperación postparto y mejora las secreciones de riñones e hígado.
Muchos desconocen que las algas marinas forman parte de una infinidad de productos alimentarios, y de allí que su consumo sea mucho mayor del que imaginamos. Con ellas se fabrican espesantes y aglutinantes como por ejemplo, el agar, que permite dar consistencia cremosa a la leche con sabor, así como a las golosinas rellenas de jalea, a pudines, y salsas.
Otros extractos de algas marinas empleados por la industria de alimentos son los alginatos, la goma carragenina y furcelano, que ayudan a dar textura a determinados productos lácteos y harinas sin modificar su color ni sabor.
Despiece
Especialmente recomendadas en caso de: