MIAMI.- Las inclemencias del tiempo vuelven a golpear con saña a la empobrecida Centroamérica, la cual ha sido testigo por décadas de los peores y más graves desastres naturales, que han dejado en la región una larga estela de muerte y daños materiales.
América Central parece destinada a lidiar con situaciones contrastantes: de riqueza extrema a pobreza indescriptible, pasando por sequías que cobran vidas y precipitaciones que acarrean deslaves y vienen acompañadas de destrucción y muerte.
Las fuertes lluvias de las últimas semanas han dejado un saldo de al menos 71 fallecidos y más de medio millón personas afectadas en el área, según los más recientes reportes de instituciones gubernamentales de emergencias. El desastre ocurre justo después de que la región se vio afectada por una de las más prolongadas sequías de las que se tenga estadísticas, y que fue ocasionada por el efecto climático denominado El Niño. El fenómeno arrasó con todo tipo de cultivos y ocasionó pérdidas de vidas y millones de dólares en varios países.
Nicaragua, Guatemala y Honduras han sido las naciones más golpeadas.
Las autoriades de Defensa Civil en la primera nación han reportado 32 muertes y cuantiosos daños a la economía. En Guatemala ya ascienden a 27 víctimas mortales, hay más de 6.000 viviendas destruidas y los desplazados llegan a 600.000. En Honduras la situación no es menos dramática y, además de seis muertes, se reporta que hay más de 6.000 damnificados.
Los recursos de las naciones centroamericanas son muy limitados. Es hora que desde todo el hemisferio se extienda una mano solidaria a estos países en esta hora difícil.
