Desde junio pasado, los precios de las viviendas en Estados Unidos superaron los máximos alcanzados antes de la crisis inmobiliaria. Puede que no se aplique a su caso específico, pero el fenómeno está afectando gran parte de la nación.
Desde junio pasado, los precios de las viviendas en Estados Unidos superaron los máximos alcanzados antes de la crisis inmobiliaria. Puede que no se aplique a su caso específico, pero el fenómeno está afectando gran parte de la nación.
Desde junio pasado, los precios de las viviendas en Estados Unidos superaron los máximos alcanzados antes de la crisis inmobiliaria. Puede que no se aplique a su caso específico, pero el fenómeno está afectando gran parte de la nación.
Según la Asociación Nacional de Realtors, el precio promedio de un inmueble durante el mes de junio del año 2015 fue de 236.400 dólares mientras en julio de 2006, cuando se alcanzó el punto más alto previo a la burbuja, esta cifra era de apenas 230.400.
Súmele a eso el escaso inventario de viviendas que existe hoy, así como la disminución de las ofertas en efectivo que han disminuido al 22% a nivel nacional.
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Por si fuera poco, un estudio reciente de la Universidad de Harvard asegura que la tasa de propietarios estadounidenses (63,4%) en el segundo trimestre de 2015 es la más baja desde 1967.
El número de propietarios entre los 35 y los 44 años de edad descendió 5,4% comparado con 1993, un nivel nunca visto desde la década de los 60.
También hay que considerar que la tasa de rentas vacantes disminuyó al 6,8%, lo que quiere decir que cada vez son más los inquilinos, quienes en muchos casos, ya perdieron el sueño de comprarse su propio techo y están comprando en otros países.
Unidos todos estos elementos, no hay que ser muy entendido en los números ni en bienes raíces como para ver que estamos viviendo una de las crisis más grandes de la vivienda de los últimos años en Estados Unidos y que si no se toman medidas a nivel nacional y local, todo podría desembocar en una situación peor.
Si me preguntan qué debería hacerse, les diría que habría que implementar medidas como las tomadas en Nueva York y otros estados para ponerle límites a las subidas de precio de las rentas de un año al otro. También, ser muy precavidos a la hora de comprar cualquier inmueble y chequear el precio anterior de compra, en especial si fue adquirido durante los años de la crisis.
Para los vendedores es, sin duda, un buen tiempo, pero quién sabe hasta cuándo durará…