MIAMI.- Ariel es el segundo poemario que Sylvia Plath escribió, pero no pudo verlo publicado. La intensidad de sus poemas y sus confesiones han hecho que este libro se convierta en un clásico, incluso de culto entre sus admiradores, además de una especie de testamento. La edición bilingüe de Nórdica Libros, con traducción de Jordi Doce e ilustraciones de Sara Morante hace justo homenaje a la belleza de sus poemas, no solo por la cuidadosa transición del inglés al español, sino por lo que aportan las imágenes a la experiencia de lectura.
El último poemario de Sylvia Plath (1932–1963) fue escrito semanas antes de su muerte, en 1963, y salió a la luz en 1965 con una edición póstuma a cargo de Ted Hughes, quien fuera su marido. De ahí la intensa polémica que desató el hecho, porque este editó el manuscrito original. Según indica la nota editorial de Nórdica Libros, Hughes realizó dicha edición “suprimiendo o añadiendo algunos poemas”. Eso hizo que la crítica se dividiera “entre los que lo consideraban una intromisión y los que entendían que Hughes y Plath solían colaborar”.
No obstante, “en 2004, salió a la luz la edición íntegra de Ariel”, esta que publica Nórdica Libros, “con la selección y organización original de los poemas”. Se trata de “una brillante muestra del estilo poético de la gran escritora estadounidense, de versos alternativamente brutales y suaves, cortantes y acariciadores”.
1962. Estados Unidos estaba en vilo con la crisis de los misiles de Cuba. Ocurrió un golpe militar en Venezuela. En Perú, destituyeron al presidente Manuel Prado Ugarteche por un golpe de Estado. Mientras tanto, Sylvia Plath escribía unos poemas magistrales.
En efecto, encontramos aquí a una mujer con siete vidas y un solo intento, una poeta que acaba de cumplir 30 años y está cerca de la muerte, mira las posibilidades más rotundas desde sus poemas, se despoja, suelta todas sus criaturas en el papel, se despide. Como confiesa en uno de los poemas más punzantes del libro, Plath está habitada por un grito, horrorizada por “esto oscuro que duerme en mí”.
Su coqueteo con la muerte es constante a lo largo del poemario. “Tampoco es que este año me apetezca un regalo. Después de todo, si estoy viva es por casualidad”, dice en su poema “Regalo de cumpleaños”. Y en “Filo” apunta: “La mujer ha alcanzado la perfección. Su cuerpo muerto muestra la sonrisa de la realización”. Y en “39,5º de fiebre” escribe: “el humo me brota a ras de suelo como de los pañuelos de Isadora, y temo que uno de ellos se enganche y haga parar la rueda”.
Gracias a la edición bilingüe, se puede disfrutar en los originales en inglés la musicalidad de Plath, esos ecos de los que los críticos tanto han hablado, lo cual hace que este ejemplar sea ideal para absorber la esencia de un poemario tan especial.
Ariel, el poema que da título al libro, fue escrito en el día de su trigésimo cumpleaños, el 27 de octubre de 1962. En hebreo, Ariel significa ‘león de Dios’, lo que incluye en sus versos. Sylvia solía montar un caballo llamado Ariel. Pero Ariel también es un personaje de William Shakespeare, que lo incluyó en su pieza teatral La tempestad. Se trata de un espíritu que sirve al mago Próspero después de que este último lo rescatara del embrujo de Sycorax. Tiene el poder de confundir a los otros con sus canciones, pero sobre todo tiene el anhelo de ser libre algún día.
Aquí puede encontrar el libro.
Más sobre la autora
Sylvia Plath fue una de las poetas más dinámicas y admiradas del siglo XX. Nacida en 1932 en Boston, Plath era hija de un profesor universitario inmigrante alemán, Otto Plath, y de una de sus alumnas, Aurelia Schober. Los primeros años de la poeta transcurrieron cerca de la orilla del mar, pero su vida cambió abruptamente cuando su padre murió en 1940.
Algunos de sus poemas más vívidos, incluido el conocido "Papá", se refieren a su relación problemática con su padre autoritario y sus sentimientos de traición cuando murió. Las circunstancias financieras obligaron a la familia Plath a mudarse a Wellesley, Massachusetts, donde Aurelia Plath enseñó estudios avanzados de secretariado en la Universidad de Boston.
Sylvia Plath era una estudiante talentosa que había ganado numerosos premios y había publicado cuentos y poesía en revistas nacionales cuando aún era adolescente. Asistió al Smith College con una beca y continuó destacándose.
Fue durante sus años de estudiante cuando Plath comenzó a sufrir los síntomas de una depresión severa que finalmente la llevaría a la muerte. En una de las anotaciones de su diario, fechada el 20 de junio de 1958, escribió: “Es como si mi vida estuviera guiada mágicamente por dos corrientes eléctricas: una alegre positiva y una desesperante negativa; cualquiera que esté corriendo en ese momento domina mi vida, la inunda”. Esta es una descripción elocuente del trastorno bipolar, también conocido como depresión maníaca, una enfermedad muy grave para la cual no había medicamentos realmente efectivos disponibles durante la vida de Plath.
En agosto de 1953, a la edad de 20 años, Plath intentó suicidarse tomando pastillas para dormir. Sobrevivió al intento y fue hospitalizada, recibiendo tratamiento con terapia de electroshock. Sus experiencias de colapso y recuperación se convirtieron más tarde en ficción para su única novela publicada, The Bell Jar.
Después de recuperarse, Plath regresó a Smith para obtener su título. Obtuvo una beca Fulbright para estudiar en la Universidad de Cambridge en Inglaterra, y fue allí donde conoció al poeta Ted Hughes. Los dos se casaron en 1956. Plath publicó dos obras importantes durante su vida, The Bell Jar y un volumen de poesía titulado The Colossus. Ambos recibieron cálidas críticas. Sin embargo, el final de su matrimonio en 1962 dejó a Plath con dos niños pequeños que cuidar.
En el New York Times Book Review, Joyce Carol Oates la incluyó entre "los poetas de posguerra más célebres y controvertidos que escriben en inglés". Oates escribió que los poemas más conocidos de Plath, “muchos de ellos escritos durante las últimas y turbulentas semanas de su vida, se leen como si hubieran sido cincelados, con un fino instrumento quirúrgico, en hielo ártico”.
Intensamente autobiográficos, los poemas de Plath exploran su propia angustia mental, su problemático matrimonio con el también poeta Ted Hughes, sus conflictos no resueltos con sus padres y su propia visión de sí misma.
Cuando se quitó la vida en 1963, a la edad de 30 años, Plath ya tenía seguidores en la comunidad literaria. En los años siguientes su obra atrajo la atención de multitud de lectores, que vieron en sus singulares versos un intento de catalogar la desesperación, la emoción violenta y la obsesión por la muerte