Hoy les quiero compartir a mis queridos amigos algo que me sucedió en Helsinki, Finlandia, en el verano de 1983.
Hoy les quiero compartir a mis queridos amigos algo que me sucedió en Helsinki, Finlandia, en el verano de 1983.
Yo estaba tocando en un club de jazz todas las noches con mi grupo de Cuba. Una de esas noches vino mi ídolo John Birks "Dizzy" Gillespie a escucharnos. Se sentó en una mesa el solo, escuchó los dos sets, cuando terminamos ya era pasada la medianoche.
Me senté junto a él y me dijo: "quiero grabar un disco contigo". Por supuesto, brinqué de la emoción y le respondí: "maestro, será un grandísimo honor y un placer enorme para mí, cuando lo haríamos?" Y me respondió: "ya tengo el estudio preparado y nos están esperando". En ese momento por poco me desmayo, y después pensé: "¡ay, Dios mío, mis labios están muy agotados después de dos largos sets!"
De seguido nos montamos en un taxi, llegamos al estudio los dos solos y le dije: "maestro, ¿cómo lo vamos a hacer solos los dos?" Y el me respondió: "tú no te preocupes, sígueme".
En el estudio había un piano, drums, un sintetizador y algunos instrumentos de percusión.
Él se sentó al piano y empezó a tocar unos acordes de una de sus composiciones, entonces me dijo: "ahora tú graba el bajo con el teclado". Grabamos después algo de percusión y entonces los dos grabamos con las arpas judías, y al final las dos trompetas. Como imaginarán eso nos tomó toda la madrugada, y después me dijo: "ahora quiero que crees una nueva canción". Bueno, pues en ese momento compuse algo y lo grabamos de la misma forma que la anterior.
Cuando terminamos ya eran las 5:30 de la mañana, ahí le dije: "maestro, ya no puedo tocar una nota más, los labios ya no me responden". Y me contestó: "OK, vamos a descansar y continuamos mañana, (o sea, hoy en la tarde)".
Cuando regresamos al estudio esa tarde, ya él había contratado a tres músicos fineses, el pianista Esko Linnavalli, el baterista Esko Rosnell y el bajista Pekka Sarmanto.
Grabamos tres canciones más con esa sección rítmica y cuando acabamos me dijo: "ya tenemos el disco, ahora se lo voy a enviar a Norman Granz, el dueño de Pablo Records, yo sé que a él le va a interesar y creo que pagará por el disco. Si no desea publicarlo, lo pago yo".
Ustedes se imaginarán cuán emocionado yo estaba y extremadamente agradecido por el gran honor de haber grabado con mi ídolo. Y después le pregunté: "¿y cómo usted le va a llamar al disco?". Él me dijo: "To a Finland Station". El título me pareció algo extraño, y más tarde descubrí que era el título de un famoso libro que fue escrito por Edmund Wilson.
Hasta el sol de hoy es el disco más rápido y divertido en que haya participado en mi vida.
Gracias, Papa Dizzy.