Contra todo pronóstico, Sound of Freedom ha recaudado más de 180 millones de dólares, pero lo que más ilusiona a Verástegui es el impacto social que ha causado y que la espera de más de ocho años ha valido la pena para ver su sueño realidad: hacer un llamado de conciencia a los gobiernos a través de esta obra cinematográfica, con la que dio inicio a un movimiento global que aboga por el rescate de víctimas del tráfico sexual infantil.
Protagonizada por Jim Caviezel, Mira Sorvino y Bill Camp, la historia, basada en hechos reales, cuenta cómo un exagente del gobierno se embarca en una peligrosa misión para rescatar a cientos de niños esclavizados por una mafia internacional de tráfico humano. Además de producir la película, el actor de 49 años encarna a Paul, quien ayuda a financiar la operación de rescate que lidera el personaje de Tim Ballard, que interpreta Caviezel.
DIARIO LAS AMÉRICAS conversó con Eduardo Verástegui sobre cómo surge la idea de contar esta historia y los obstáculos que enfrentó para concretizar la película, que se ha convertido en un proyecto social con el que el actor y productor se siente muy comprometido.
- ¿Por qué quisiste contar esta historia?
Estaba en Los Ángeles en un evento donde conocí a un grupo de expertos en rescate de niños. Ahí conocí a Tim Ballard, un exagente del Departamento de Seguridad Interna de EEUU, y me contaron a detalle lo que hacen en todo el mundo, cómo viajan encubiertos visitando los rincones más oscuros del planeta para rescatar niños secuestrados para la explotación sexual.
Y cuando nos cuentan a Alejandro Monteverde y a mí lo que les hacen a tantos niños en el mundo, a millones de niños, cómo los violan de 10 a 15 veces al día, niños de 5 a 10 años, cómo los explotan sexualmente por muchos años. Y después, cuando ya no los quieren porque no son carne fresca (ese es el vocabulario que esos pedófilos utilizan), pasan al segundo negocio, al mercado negro de tráfico de órganos, los abren y los venden en partes.
Cuando escuchas estas cosas, ya no te puedes quedar de brazos cruzados. De hecho, el mal triunfa cuando la gente buena se queda callada. Y si te quedas callado después de saber esto, ya eres parte del problema. Yo no quería estar en esa categoría de persona, porque el silencio estimula al pedófilo. Ahí fue cuando Alejandro y yo decidimos hacer esta película.
Después de varias conversaciones con Tim Ballard, le hacíamos preguntas como, si esto es un problema global, sucede en todo el mundo, principalmente en EEUU y México, a ver Tim, yo soy de México, tú vives en el país más poderoso del mundo, tiene ejército, policía, tecnología, ¿por qué no acaban con este problema?
Y me contestó: porque no es prioridad para el gobierno. Le dije: pero eres la solución. Me dijo: somos la solución para un niño o miles, pero no para los millones de niños secuestrados que están esclavizados.
Le dijimos: ¿cómo le hacemos para una solución? Nos dijo: necesitamos un movimiento global, con soluciones reales para un problema global. Le dijimos: nosotros somos cineastas, tenemos un arma muy poderosa de instrucción e inspiración masiva, que es el cine, hagamos una película.
- ¿Cómo fue el proceso de realizar la película y conseguir respaldo?
Empezamos este proyecto hace ocho años. Alejandro Monteverde empezó a escribir el guion. Una vez que la película estaba escrita, fuimos con Fox Latinoamérica y firmamos un contrato, en el que había un apoyo a la película en distribución, la posibilidad de hacer un documental, una serie de televisión. No contábamos con que más adelante Disney compraría Fox. Todos mis amigos de Fox se fueron, y Disney vio la película y dijo que no era para ellos. Ahí estuvimos un año y medio para rescatar los derechos de la película y nuevamente a tocar puertas en Netflix, Amazon. Los expertos nos decían que esa película no iba a funcionar y que lo sentían mucho. Y así estuvimos tres años y medio hasta que llegó Angel Studios, la distribuidora más pequeña de EEUU, en un pueblo llamado Provo, en Utah. Y gracias a ellos, cuando me dijeron somos tu única opción, pues cerramos el contrato hace cuatro meses y medio. Y nunca imaginé que saldría el 4 de julio, día en que se celebra la libertad de EEUU, y nosotros sacudiendo la conciencia, diciendo de qué libertad hablan.
- Háblanos un poco del impacto de Sound of Freedom
Se volvió un fenómeno. Fue la película número uno en EEUU el 4 de julio, ganándole a Indiana Jones. Y eso no es piso parejo, porque ellos tenían 2000 salas más que nosotros, más presupuesto, una película de 300 millones de dólares, con más de 100 millones de publicidad, humanamente no hay posibilidad alguna, es como subir a un niño de cinco años a pelear con el Canelo al ring. Pues de alguna manera algo pasó y sigue pasando, porque seguimos en los cines, la película le ganó a Misión Imposible. Estamos muy contentos porque la gente respondió y es la película de la audiencia, no la han dejado morir. Este movimiento ya empezó y no lo para nadie, es demasiado tarde.
- ¿Qué dirías que es lo que más necesita el mundo hoy en día?
A Dios. Para mí ese es el secreto de la felicidad y del éxito verdadero, dejar que Dios sea el centro de tu vida, de tus decisiones, de tu hogar, de tu corazón. Y para mí el secreto del fracaso es sacar a Dios de la jugada. Saca a Dios de tu vida, de tu corazón, de tus decisiones, de tu trabajo, de tu misión, y verás que pasa. Y para eso la historia nos enseña. Ya hemos visto lo que pasa cuando Dios sale de la jugada, se colapsa la sociedad. Venimos de una naturaleza caída, somos pecadores, unos más, otros menos. Hay tendencias hacia lo negativo.
Y lo único que te hace enderezarte, que te conviertas en tu mejor versión, que vayas al lado de la virtud, es Dios.
Porque no puedes dar lo que no tienes, entonces hay que arreglar el corazón y pedirle a Dios que sea el centro. Una vez le escuche a mi papá decirle a mi mamá que había que inculcarnos la religión, que aun si fuera ateo, nos inculcaría esta religión, porque sería un freno de mano para todo el mal que hay en el mundo, y para que seamos hombres de bien.