Resulta interesante que desde pequeño, además de ruso, hablaba inglés y francés. De hecho, se refería a la transición de un idioma al otro como “un lento viaje nocturno de un pueblo a otro con tan solo una vela para iluminarse”.
Nabokov (San Petersburgo, 1899 - Montreux, 1977) conoció muy pronto el peligro de la censura con la incipiente Unión Soviética, por lo que en 1919 optó por exiliarse. Su padre fue asesinado en 1922. Años más tarde, en 1945, su hermano Serguéi murió en un campo de concentración alemán.
En la introducción el propio autor, hecha para la edición en inglés, y ya viviendo en Estados Unidos, recordó: “escribí el original ruso en Berlín, hace exactamente un cuarto de siglo, unos quince años después de haber huido del régimen bolchevique, y justo antes de que el régimen nazi alcanzara su mayor popularidad”.
La nota editorial describe el libro como un “retrato despiadado de la estupidez humana” donde el personaje Cincinnatus C. espera su ejecución en la cárcel tras ser “acusado de un difuso pero terrible crimen”.
Su mirada es caleidoscópica y el lector pronto se verá inducido a viajar y desvariar con las distintas capas de imaginación y de visiones del acusado. “A su alrededor, como en una escenificación teatral previa al gran espectáculo de la decapitación, se mueven una serie de singulares personajes: un carcelero, el director de la prisión, la hija de este, un vecino de celda, la joven esposa del reo y su absurda familia…”, amplía la editorial.
Su línea grotesca y plagada de absurdos que plantean la condición humana desde ángulos inusuales, llevó a que varios críticos describieran el libro como kafkiano. Nabokov lo repitió en incontables ocasiones, no había leído a Kafka antes de escribir este libro.
¿Qué hizo este sujeto para recibir semejante condena? ¿Por qué hasta lo que sueña es censurado? El lector no lo sabrá, y más allá de algunas vagas referencias a las razones del castigo, quedará flotando como una duda a lo largo de toda la novela, otro punto que sumamos al tono inquietante y laberíntico del libro. En una críptica descripción de su “culpa”, el autor la describe como “depravación gnóstica, algo tan extraño e inenarrable que era necesario usar circunloquios tales como «impenetrabilidad», «opacidad», «oclusión»”.
Nabokov usa una descripción caótica y obsesiva que acerca el lente a inesperados detalles, así como la gota de agua amplía las letras de un libro yendo de brevier a pica. Todo esto lleva al lector a una espiral de situaciones y espacios que nacen de la imaginación del condenado.
Los acontecimientos que rodean, o más bien ahogan al personaje, son de una enorme crueldad. Sobre todo porque nacen de actos que serían bondadosos per se, como invitarlo a una cena o limpiarle su celda, pero que entrañan una maldad planificada, justo como la obra de teatro que es. Y el autor no duda en mostrarnos el atrezzo, las costuras, los postizos y los vestuarios de las figuras —muñecos, se lee varias veces— que atormentan a Cincinnatus C.
Así describe Nabokov, en el capítulo VIII, la desdichada vida del personaje: “en mis sueños el mundo cobraba vida, llegando a ser tan seductoramente majestuoso, libre y etéreo que más tarde resultaba opresivo respirar el polvo de esta vida pintada”.
La araña que le hace compañía en su celda viene a jugar un papel importantísimo, en tanto representa una verdad, una pequeñísima verdad dentro de la gran farsa en la que está inmerso. Aunque se trata de otro elemento decorativo, Cincinnatus C. logra establecer con la araña, y más tarde con una polilla, una relación real.
Aquí podría verse también un guiño del autor, que además de dedicarse a las letras, de ser traductor, profesor y apasionado del ajedrez, fue entomólogo y tenía una especial inclinación por la lepidopterología. Coleccionaba mariposas, de hecho descubrió varias especies, trabajó para el Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard y formuló una teoría sobre la evolución de las mariposas que fue descartada en su momento, pero comprobada más tarde. En su honor Arthur Francis Hemming llamó Nabokovia a un género neotropical de mariposas. En su biografía destaca además el hecho de que cuando su padre estuvo preso en Rusia por razones políticas, este le llevó a la cárcel una mariposa.
Más sobre el autor
Vladimir Vladímirovich Nabokov, uno de los más extraordinarios escritores del siglo XX, nació en el seno de una acomodada familia aristocrática. En 1919, a consecuencia de la Revolución Rusa, abandonó su país para siempre. Tras estudiar en Cambridge, se instaló en Berlín, donde empezó a publicar sus novelas en ruso con el seudónimo de V. Sirin.
En 1937 se trasladó a París, y en 1940 a los Estados Unidos, donde fue profesor de literatura en varias universidades. En 1960, gracias al gran éxito comercial de Lolita, pudo abandonar la docencia, y poco después se trasladó a Montreux, donde residió, junto con su esposa Véra, hasta su muerte.
En Anagrama se le ha dedicado una «Biblioteca Nabokov» que recoge una amplísima muestra de su talento narrativo. En «Compactos» se han publicado los siguientes títulos: Mashenka, Rey, Dama, Valet, La defensa, El ojo, Risa en la oscuridad, Desesperación, El hechicero, La verdadera vida de Sebastian Knight, Lolita, Pnin, Pálido fuego, Habla, memoria, Ada o el ardor, Invitado a una decapitación y Barra siniestra; La dádiva, Cosas transparentes, Una belleza rusa, El original de Laura y Gloria pueden encontrarse en «Panorama de narrativas», mientras que sus Cuentos completos están incluidos en la colección «Compendium». Opiniones contundentes, por su parte, ha aparecido en «Argumentos».