MIAMI.- El 'intercambio cultural' trae de vuelta un poco de teatro cubano. HIERRO, una obra escrita y dirigida por Carlos Celdrán, y dedicada a José Martí desde una dimensión apenas abordada ha logrado llenar de curiosidad y talento al Stage Black Box del Miami - Dade County Auditorium de la mano de ARCA Images.
El texto parte de dialogar con cuestionamientos martianos que se han vuelto eternos y hasta tema de comidilla entre admiradores y detractores del más universal de todos los cubanos. Se trata de un batido teatralizado que tiene tres ingredientes vitales: Marti el apóstol de Jorge Mañach (la más completa y humana biografía escrita hasta el momento sobre José Martí), Enfermedades de José Marti de Ricardo Hodelín Tablada (un resumen esencial de los archivos médicos martianos) y la capacidad incuestionable del dramaturgo para presentarlos de una manera fluida, acertada y a la vez muy demandante de los niveles actorales y la puesta en escena.
HIERRO consigue atrapar a un público ávido de momentos teatrales en la imperfecta selva del sainete perpetuo. En un entorno que se resiste al teatro serio y que se desgarra las vestiduras en busca de salas alternativas y de programaciones que hagan fluir al público, HIERRO consigue al menos, que lo artístico no tenga que subordinarse al vino en vaso plástico y las croquetas grasientas para amenizar los injustificados intermedios. Su presencia en cartelera es por demás algo que se agradece.
Pero Martí es un ánfora llena de exigencias. El Martí de yeso, yerto y frío que adorna la entrada de cada escuela en Cuba, salido del molde inhumano de la fábrica de bustos, obliga a percepciones indistintas. Martí es la confirmación absoluta de que ante cada mirada la sensación es individual.
Flyer obra HIERRO
Flyer de la obra "HIERRO" del director Carlos Celdrán.
Cortesía/Arca Images/Miami-Dade County Auditorium
El actor Caleb Casas al entregarse, en cuerpo y alma, nos devuelve el remanso diamantino que todos imaginamos. Es el Martí de Caleb un estado de gracia que respira desde la interpretación de un actor iluminado, sabe de sobra, qué le va la vida al encarnarlo. Su magistralidad actoral le permite intercambiar con desempeños menores, sin hacer mella en su despliegue. Nada le desafina, ni siquiera las catarsis entrecortadas que no tuvieron fluidez en los momentos más desgarradores. Permaneció tan centrado en su desempeño como el propio Martí en su causa.
Otras dos actuaciones conservaron el tono esperado al ser soportes de gran valía para colorear una obra sin abundancia de conflictos ni formas de paso demasiado visibles. Carlos Acosta - Milián, al interpretar el médico de Martí, y Ariel Texidó como asistente del Delegado, dotaron de un manejo convincente a sus desempeños. Acosta - Milián como el nexo que avisa con exactitud sobre un patriota muy enfermo y Texidó como la apoyatura del movimiento de exiliados, fueron baluartes efectivos para canalizar la fluidez de una puesta que por momentos parece heredera de la narración oral más básica.
Otros desempeños a pesar del peso de los personajes quedaron por debajo de lo que la letra les imponía en cuanto a conflictividad y emociones. Largos discursos desperdiciados sufrieron las consecuencias de males comunes. Desde los viejos vicios de confundir la coloquialidad de tiempos de la colonia con los bocadillos de las zarzuelas cubanas, hasta no entender la fuerza inquebrantable de lo que se dice y las emociones que ante el espectador debieron generarse.
La economía de recursos y de ensayos pasaron factura. Se percibe. Es muy difícil montar este tipo de obras con artistas que llegan desde diferentes latitudes aunque sean fieles al mismo suelo. Tampoco es nada fácil narrar teniendo como único conflicto una serie de asuntos intensos pero a la vez lineales. El riesgo asumido por el director Carlos Celdrán merece no pocos aplausos. Igualmente quienes apostaron por hacer posible HIERRO en Miami. A fin de cuentas, tanto química como teatralmente, para que el HIERRO se oxide basta con que los electrones no estén bien entrelazados.
Martí cómo ese diamante aun en bruto sigue esperando por esa obra mayor que lo resuma. Quizás no alcancemos a verla. El inventario de deudas es enorme y su grandeza es inabarcable. Ha sido HIERRO una notable contribución que merece más escenarios, bastos elencos y copiosas carteleras. A Martí le debemos todo. Que la deuda no sea eterna.
HIERRO de Carlos Celdrán se presentará el 3,4,5 y 6 de agosto en el Stage Black Box del Miami - Dade County Auditorium.